Frente a algunos de los empresarios y CEOs norteamericanos más importantes, el presidente volvió a elogiar al liberalismo capitalista extremo agregando una defensa cínica de sus primeros meses de gestión y un ataque a los estudiantes que acampan en las universidades en contra del asesinato masivo de palestinos por parte del Estado de Israel. Dijo que espera que Marx se haya equivocado al afirmar que el capitalismo puede crear el origen de su propia destrucción.
Con la economía argentina en una depresión pocas veces vista que está haciendo pegar un salto a la pobreza, a pocos días de un nuevo para nacional y en medio de la incertidumbre por el debate de la Ley Bases en el Senado, este lunes Javier Milei decidió participar en el Foro del Instituto Milken, una conferencia global de inversores en la que participan CEOs de las principales empresas norteamericanas. A miles de kilómetros del país y como parte de su discurso que tituló "Oda al capitalismo", el presidente afirmó: “Estoy convencido, sin la más mínima duda, que Argentina tiene todas las condiciones para ser la nueva Meca de Occidente”. Llevó así a nuevos extremos la política de vender épica para intentar tapar la falta de resultados.
En sólo cinco meses de gobierno La Libertad Avanza recortó los haberes a millones de jubilados, hizo caer los salarios y llevó a la economía de conjunto a hundirse a un punto tal que la OCDE (Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económicos) espera que la Argentina sea el país con mayor retroceso de su PBI en el mundo este año. Sin embargo, Milei en Los Ángeles (ciudad sede del Foro Milken) le dirigió una súplica a su auditorio al expresar: “Ayúdenme ustedes, que son el progreso humano encarnado, a hacer de la Argentina la nueva Roma del siglo 21”.
Ese es el objetivo detrás de los elogios y fuegos artificiales, conseguir que los grandes empresarios traigan dólares al país. El presidente incluso ensayó una justificación de las oportunidades de inversión basándose en la “teoría de la convergencia” según la cual los países en “desarrollo” crecerían más rápido que los “desarrollados” y por lo tanto tenderían a alcanzarlos, redistribuyendo la producción mundial. Una visión incomprobable si tenemos en cuenta que Estados Unidos, con el 4 % de la población mundial, concentra el 25 % del PBI global, luego de siglos de existencia del capitalismo.
Previo a rogar por nuevas inversiones para el país, el libertario había vuelto a defender el genocidio llevado adelante por el Estado de Israel en la Franja de Gaza y cargado contra la valiente juventud estadounidense que viene tomando los campus de decenas de universidades para solidarizarse con el pueblo palestino: “Como civilización [...] estamos eligiendo desconfiar de nuestra propia capacidad, negar nuestra propia virtud, nuestra propia identidad y cometer lo que es, a todas luces, un suicidio colectivo. Hoy, ya demasiado tarde en algunos lugares, vemos con horror los frutos que empiezan a dar estas ideas. Por ejemplo, esta semana aquí mismo, en Estados Unidos, con las decenas de miles de jóvenes a lo largo y a lo ancho de los campus universitarios, reivindicando el terrorismo islámico y promoviendo el antisemitismo. O sea, literalmente, la futura elite de Occidente enemistada con su propia cultura.”
La mención de Milei da cuenta de la importante crisis política desatada en ese país ante la determinación de una juventud que rechaza la alianza estratégica de Estados Unidos e Israel, no se deja engañar por la operación que intenta equiparar antisemitismo y antisionismo, y rechaza la terrible matanza.
Destilando odio liberal, Milei también atacó a Carlos Marx, el día posterior a cumplirse 206 años de su nacimiento: “Marx decía, en ese panfleto detestable que escribió con Engels, que el capitalismo llevaba en sí el germen de su propia destrucción. Esperemos que, como con el resto de las cosas que escribió, haya estado equivocado". La bronca (y el miedo) que sigue generando en derechistas como el Presidente da cuenta de que sus ideas están más vivas que nunca, frente a un sistema que solo tiene para ofrecer hambre, guerras y genocidios.
Al salir del hotel Hilton en Beverly Hills, el mandatario argentino fue a reunirse con Elon Musk, a quien había definido como su “amigo”, para “celebrar su esfuerzo por pisar Marte”. Para los capitalistas, en su afán expansionista, la importancia está puesta en llegar a otro planeta, quizás allí puedan despejarse de los malos presagios. Pero mientras Trump, Bolsonaro o Milei atacan al comunismo, y ven su fantasma en todas partes, la juventud y los trabajadores avanzan en organizarse para cambiar al sistema desde su raíz.