El acto fue en el Centro Cultural Esquina América de la ciudad de La Plata. La participación fue escasa de conjunto para un acto sin ninguna gran novedad y con figuras habituales del entorno de Kicillof y un sector del peronismo provincial. Se juntaron distintos funcionarios y referentes mezclados con algunas decenas de militantes para hacer la noticia y circularla por las redes. Entre los participantes buscaron destacar a los ministros Andrés “Cuervo” Larroque y Carlos Bianco, a quienes el gobernador les tiene mayor estima y confianza, el intendente platense Julio Alak, el de Ensenada Mario Secco y los ministros Javier Rodríguez de Agricultura y Walter Correa de Trabajo entre otros.
Tanto Julio Alak como Larroque tomaron la palabra y reconocieron a Bianco como parte central de todo el “armado” político de esta flamante corriente. El ministro de Gobierno entre los elogios y el empuje de los oradores previos se dispuso a hablar, iniciando lo que sería el discurso central del acto. Bianco además compartió lo que definió como los “tres pedidos del gobernador”. La sorpresa fue el sincericidio.
En su discurso hizo una dura autocrítica sobre el Frente de Todos y el anterior gobierno de Alberto (del que todos los funcionarios presentes fueron parte) disparando con que “el gobierno anterior fracasó” y el punto principal fue “no haber mejorado la distribución del ingreso”, seguido de un lapidario “todos somos culpables” y que “a cualquier gobierno se le puede perdonar eso, pero no a un gobierno peronista y del campo popular”. La liviandad de semejantes afirmaciones cuyas consecuencias padecimos y padecemos aún hoy millones de trabajadores, fue presentada en las redes y medios afines como una “necesaria autocrítica” dando cuenta de un vano intento mediático de este funcionario de dialogar con el enorme malestar con el peronismo.
Pero no paró ahí. Dentro de los tres pedidos del gobernador se destacó y un poco sorprendió a los oyentes la supuesta necesidad de “gestionar y sobre todo sostener los territorios, los barrios” y que “ningún militante se puede desentender de eso” para resaltar y concluir que “no nos podemos permitir que en la provincia de Buenos Aires haya ningún tipo de estallido. Los garantes de esa situación no es el Gobierno nacional; somos nosotros y no nos conviene. Cualquier cosa que pase en el conurbano la vamos a tener nosotros por acción u omisión. Nosotros tenemos que asegurar la paz, el bienestar y la prosperidad relativa con los recursos que tengamos”.
Simples oraciones con un contenido muy profundo. Es Buenos Aires una de las provincias con mayores índices de pobreza y déficit habitacional crítico, que en su momento el anterior gobierno de Kicillof enfrentó con el símbolo de la represión y el desalojo de Guernica comandado por Berni. Las frases de Bianco reflejan la preocupación de una serie de funcionarios y el gobierno de la provincia que saben dónde están parados, el aumento acelerado del malestar y las posibles luchas que se vienen frente a la situación que se vive. Esto igual no le impide igualmente que en su discurso se le pida a los militantes que sean quienes no se hagan los desentendidos. La política de la flamante corriente está atravesada por que no se note la decisión de no enfrentar seriamente los planes de Milei y el FMI y conformarse con “los recursos que tengamos”.
Llamó la atención también entre tantos oradores la nula referencia a los empresarios, a las grandes multinacionales y terratenientes, que en la provincia hacen enormes negocios pese al ajuste. Otro de los ausentes en todas las intervenciones fue el FMI.
El acto dentro de la obra
Algunos periodistas interpretaron este acto como parte de lo que definen como el desarrollo del “axelismo”, un intento de ponerle un nombre a las maniobras de Axel que las últimas semanas se esforzó en ganar notoriedad en medio de la operación mediática de propios y ajenos que le dan manija a las supuestas rispideces entre la Cámpora y el gobernador bonaerense. Kicillof con esto busca posicionarse como un ala crítica al interior del peronismo que ya empieza a hablar de los armados para el 2027. De ahí su reunión con la CGT, el apoyo al paro del 9, las polémicas elípticas con Cristina y distintas medidas del gobierno provincial.
No por casualidad esta obra se desarrolla con más dinámica en torno al tratamiento de la Ley Bases en diputados, que despertó un enorme rechazo popular que obligó al peronismo a hacer cálculos sobre sus planes y dentro de estos el juego del “axelismo”. Más allá que Milei contó para su objetivo con la colaboración de algunos diputados de Unión por la Patria como ya todos y todas sabemos, Kicillof en esta obra afinó su papel amenazando con alentar una movilización para cuando se trate esta ley en el Senado.
El lanzamiento del Frente Popular Patria y Futuro, sus discursos y las maniobras del gobernador buscan desviar la atención de una corriente política en donde todos sus sectores tienen como objetivo real mantener la gestión de un capitalismo en crisis, un régimen político enormemente cuestionado, y jamás romper con el FMI ni los grandes grupos de los empresarios que son los grandes beneficiados de esta obra. Es por esto que el acto no trajo ni atrajo nada nuevo. Y lejos de ser un llamado a construir una verdadera alternativa política a Milei y los planes del FMI fue una reafirmación de que en el peronismo no hay ninguna alternativa para los y las explotados y oprimidos. |