Fotografía:EFE/Ernesto Arias
El ministro de Economía, Axel Kicillof, arribó ayer a Lima junto al titular del Banco Central, Alejandro Vanoli, para participar de la cumbre conjunta del FMI-Banco Mundial. En ese marco, el ministro se reunió con la directora gerente y oficial Principal de Operaciones del Banco Mundial, Sri Mulyani Indrawati, con quien analizaron la situación actual de la cartera de créditos de esa entidad. El Palacio de Hacienda informó que en el encuentro se confirmó la aprobación de créditos por 1.500 millones de dólares.
Tras el encuentro con la directiva del organismo multilateral, Kicillof participó del encuentro de ministros de Economía y presidentes de Bancos Centrales de los países que integran el G-24, en el marco previo al inicio de la Asamblea Anual del FMI y el BM.
Ayer más temprano el ministro había criticado las proyecciones macroeconómicas que realizó el organismo para la Argentina, que incluían un menor ritmo de crecimiento al estimado por el Gobierno y una aceleración de la inflación. “Son una vergüenza (porque) subestiman a los países que no aplican las políticas que ellos recomiendan”, había afirmado el funcionario en declaraciones radiales momentos antes de abordar el avión hacia la capital peruana.
En sus informes sobre perspectivas para América Latina, el FMI plantea que la Argentina tendrá un moderado crecimiento de 0,4 por ciento en 2015, caerá 0,7 por ciento en 2016 y la inflación se acelerará a casi un 26 por ciento anual. Kicillof afirmó que el FMI “siempre sobreestima el crecimiento de los países centrales y subestima a los países que aplican políticas que no son las de ellos”, a la vez que subrayó que al organismo multilateral “siempre le va mal” en sus pronósticos.
Por su parte Alejandro Vanoli, expuso en la asamblea de gobernadores de bancos centrales del Centro de Estudios Monetarios Latinoamericanos donde subrayó que “la falta de crecimiento a nivel global exige respuestas que pongan el acento en el estímulo a la demanda”. Al mismo tiempo opinó que “hay que dejar de insistir con los ajustes tradicionales en el plano monetario y fiscal, que han demostrado un fracaso inapelable”. Curiosamente sostiene esto cuando la política que viene aplicando el gobierno, de sobrevaluación cambiaria e impulso a las bicicletas financieras para contener el dólar, tiene bastante de “tradicional”. |