El 15 de mayo desde temprano por la mañana, decenas de maestros y maestras de la Prepa Mazatlán y otras unidades académicas de la UAS en municipios de la región del Évora ─en el centro-norte de Sinaloa-, fueron obligados a movilizarse para realizar activismo en favor de Héctor Melesio Cuén Ojeda, magnate y cacique universitario que desde hace 20 años controla a dicha universidad y actualmente es candidato a una diputación federal pluri por el PRI y la coalición Fuerza y Corazón por México, así como de otros candidatos del Partido Sinaloense a distintos puestos de elección popular.
Conforme se va llegando el 2 de junio, día en que se desarrollará el que ha sido llamado el más grande proceso electoral en la historia de México, la presión que el cacicazgo universitario de cuenista deja caer en la gran mayoría de las y los trabajadores y docentes de la UAS es cada vez mayor.
Desde que este cacique terminó su periodo como rector de la UAS en 2009 logró consolidar una red fáctica de connivencias y colaboradores tanto al interior como al exterior de esta universidad del noroeste del país, que le ha permitido controlarla totalmente, poniéndola al servicio de sus recurrentes caprichos políticos. Gracias a ello en agosto del 2012, a través de métodos clientelares y coercitivos sumamente violentos, logró el registro de su partido personal, el Partido Sinaloense.
En la actual contienda electoral los afectados por esta presión que se deja caer en docentes y trabajadores de la universidad también son las familias de estos. La amplia mayoría de los laborantes de la universidad deben involucrar a más personas en el activismo político del “proyecto externo”, eufemismo que se utiliza para referirse a las ocurrencias políticas en las que se involucra Cuén.
En estos meses de campaña el trabajo se ha duplicado para el personal universitario cuyo empleo se encuentra condicionado al cumplimiento de las actividades políticas cuenistas ─hoy puestas al servicio del la oposición de derecha, pero que en 2021 se puso a las ordenes del Morena, PT y Verde Ecologista- debido a que también tienen que salir a las calles a defender a Cuén Ojeda y distintos funcionarios universitarios ─entre los que se encuentra el hijo del cacique- que enfrentan distintos procesos por presuntos hechos de enriquecimiento inexplicable y ejercicio irregular de la función pública que han desfalcado a la UAS por 700 millones de pesos.
En comunicación anónima que trabajadores, docentes y estudiantes de la UAS han realizado a este medio en distintas ocasiones se ha mencionado siempre el clima de terror que ha impuesto el cacicazgo cuenista, que tiene a su servicio a porros universitarios y personajes externos a la universidad que agreden, difaman y criminalizan a quienes denuncian lo que está sucediendo.
Estos desplantes represivos se han agudizado en estos meses ante el temor del Partido Sinaloense por perder el registro, lo cual distintos medios locales han vaticinado tomando en cuenta que, a pesar de contar con un padrón de más de 160 mil militantes, solo la mitad vota, cuando mucho, por este partido en las jornadas electorales. Históricamente el apoyo efectivo al PAS ha sido bastante inconsistente. El miedo a perder el registro y la diputación pluri del cacique Cuén está exacerbado por el temor a que el proceso contra él por enriquecimiento inexplicable avance sin que consiga fuero como congresista federal.
En este contexto el pasado día del maestro y la maestra los docentes de la UAS en el sur y el centro-norte de Sinaloa fueron obligados a ir a mítines de Cuén y Cinthya América Carrasco Valenzuela ─funcionaria UAS y actual candidata a diputación local por el PAS- así como de Chayito Osuna, en el distrito 20 y 21 respectivamente, ubicados en el puerto mazatleco, mientras que en la región del Évora, en los municipios de Angostura y Mocorito, para apoyar a Alberto, “El Capy” Rivera Camacho candidato a la alcaldía angosturense y a Silvano Higuera y Aglae Higuera, candidato y candidata a la alcaldía y a diputación local por el distrito 06 mocoritense.
Por su parte la dirigencia del Sindicato Único de Trabajadores de la UAS, en ambas secciones, de académicos y administrativos e intendencia, encabezadas por José Carlos Aceves Tamayo y Maricela Guadalupe Pérez Carrillo respectivamente, han actuado de manera charril en todo momento, colaborando estrechamente con el cacicazgo. Aceves Tamayo ha sido tan descarado que incluso ha fungido como titular del Instituto de Educación y Capacitación Política del Partido Sinaloense anteriormente.
Que en pleno día del maestro y la maestra, docentes de la UAS hayan sido obligados por Melesio Cuén y gente como América Carrasco así como los secretarios de las secciones del SUNTUAS a participar en estas actividades indignas en medio de las difíciles condiciones climáticas que el calor extremo y la sequía están imponiendo en Sinaloa, aportando de sus propios recursos económicos y materiales so pena de perder su empleo, evidencia el lado más miserable de este cacicazgo.
¡Hay que pasar de la denuncia a la acción y el combate contra el cacicazgo cuenista!
Es necesario que la comunidad universitaria democrática avance en la organización de un gran movimiento con independencia política de todos los partidos del régimen electoral burgués mexicano, impulsando un proceso asambleario de representación horizontal para lograr la acumulación de fuerzas políticas necesario para derribar a este cacique y su estructura.
Los cacicazgos universitarios, tal cual los conocemos hoy en día en México ─con las universidades partido como la UAS/PAS en Sinaloa o como Hagamos/UdeG en Jalisco- son fenómenos burocráticos nacidos en el marco del capitalismo en su fase neoliberal y representan un gran mal para la educación pública. Combatirlos requiere cuestionar profundamente a las universidades y al modo de producción capitalista, así como desacralizar despiadadamente al academicismo.
Estos cacicazgos solo podrán ser destruidos a través de la organización y fuertes acciones colectivas que consigan crear nuevas formas de gobierno universitarios, donde sea anulada la figura del rector y sean implementados gobiernos colegiados tripartitos, con mayoría estudiantil y participación de docentes y trabajadores que decidan el rumbo de las universidades en función de las necesidades de las mayorías pobres y trabajadoras.
Es verdad que para eso se requieren nuevas leyes orgánicas, pero ellas deben emanar de procesos de discusión democrático/asamblearios. Una Ley Orgánica que carezca de ese proceso y se dé “por arriba” o por propuesta por una cúpula de funcionarios será inútil o muy limitada en términos de lograr democracia y justicia laboral dentro de las universidades.