El 26 de marzo comenzó un paro en el Puerto de Coronel que se extendió por casi 2 meses. Esto luego del fallecimiento de una compañera de trabajo producto de las nuevas condiciones laborales que la empresa quiere imponer en el Puerto, a las que se suma el despido de trabajadores, que podría significar la desvinculación de cerca de 800 trabajadores portuarios eventuales, el aumento de los ritmos productivos, la introducción de polifuncionalidad y el fin del derecho a nombrada por parte del sindicato.
Sin embargo, a pesar de su extensión la movilización quedó aislada del resto de los puertos, incluyendo de aquellos que vienen sufriendo situaciones similares, como en Tocopilla y Huasco en relación al cierre de diversas termoeléctricas, cierres que implicaron despidos que la Unión Portuaria asumió sin ninguna lucha seria.
Así, tras 51 días de paralización, con la mediación del gobierno, los portuarios y la patronal, acordaron el fin del paro, la apertura del puerto y el inicio de una mesa de trabajo, esto sin ninguna garantía para los trabajadores, a quienes les queda la palabra de un gobierno que no cumple sus promesas (ni su programa, ni sus ideas), y que deberán volver a trabajar luego de 56 días sin paga y con una querella por parte de la empresa en contra de 10 trabajadores, y que ya informó no va a retirar.
El problema de este movimiento es que sin un plan para pensar un contragolpe sólo queda ceder en todo, con lo que malamente se puede encarar esta crisis social que se abre en los puertos, mostrando el problema de la adaptación de la Unión Portuaria a las negociaciones en las alturas.
La forma de enfrentar los despidos, especialmente a propósito de los diversos cierres en terminales carboníferos, no será mediante esta estrategia de reformas y negociaciones parlamentarias a las que la Unión Portuaria se acomodó, limitándose a realizar dos paros de advertencia (y ni qué decir de otras centrales sindicales como la CUT que derechamente brilló por su ausencia). Sino que mediante la más amplia unidad, la organización y la lucha de los trabajadores y el pueblo en defensa de los puestos de trabajo y rechazando las medidas de precarización laboral, retomando la estrategia histórica que caracterizó por muchos años a la Unión Portuaria, sintetizada en la consigna “nunca más solos”, que contemplaba el paro solidario y la movilización escalonada. |