Gastón Remy
| Economista, docente en la Facultad de Cs. Económicas de la UNJu. Diputado provincial del PTS - FITU en Jujuy, Argentina.
En junio del año pasado las calles, plazas y rutas de Jujuy fueron ocupadas por guardapolvos y wiphalas. Con fuerte protagonismo de la docencia y las comunidades originarias, apoyado por amplios sectores de masas, se abría paso un levantamiento provincial que duraría semanas. “Abajo la Reforma. Arriba los salarios y los derechos” fue la consigna que sintetizó el rechazo a la reaccionaria Reforma constitucional impulsada por la UCR y el PJ, con la pelea por derechos postergados. Constituyendo una lucha política de masas contra el régimen autoritario que pusieron en pie radicales y peronistas durante 8 años, y a través del cual se garantizó el saqueo y superexplotación capitalistas convirtiendo a Jujuy en una provincia rica, con trabajadores y trabajadoras pobres. Con la lucha de la docencia y el pueblo trabajador misionero de fondo como respuesta a la degradación de la vida que impone la motosierra de Milei y los gobernadores, mientras desde el Senado se preparan para aprobar la reaccionaria Ley Bases, retomamos las lecciones del junio jujeño, indispensables para preparar el porvenir.
En este artículo queremos retomar las lecciones de la lucha contra la Reforma planteadas aquí [1]. Dado que, como decíamos entonces, aunque no se logró tirar abajo la Reforma y derrotar al régimen de conjunto, como resultado del levantamiento de junio cambió la relación de fuerzas en la provincia, dejando un gobierno radical cuasi fantasmagórico y un peronismo que ya no puede jugar el rol de socio como antes de acompañar como su sombra a la UCR. En ese marco, los ataques del plan de guerra contra la clase trabajadora lanzado por Milei (con apoyo del FMI y los grandes empresarios) tuvo su eco volviendo a poner en escena a uno de los actores centrales de la Reforma: la docencia. El 23 de abril protagonizaron un paro con alto acatamiento y, junto a los estudiantes, familias y trabajadores, coparon las calles en una marcha histórica (la más grande en 40 años en todo el país). También se hizo sentir el paro nacional del 9 de mayo, donde el activismo docente, Malpas, Hormiguero y el Cedems, entre otros, realizaron una movilización y acto, mientras la CGT brilló por su ausencia.
En la realidad provincial se vive una suerte de impasse, con un régimen político golpeado y sin la fortaleza necesaria para volver a atacar con la dureza que quisieran y necesitan sin autogenerarse una crisis; y aunque la vanguardia que luchó contra la Reforma vuelve a ejercitar los músculos con importantes paros y movilizaciones docentes, aún no se agrupa para ponerse al frente de franjas de masas para enfrentar mediante la lucha los padecimientos que hay. Sin embargo, la vuelta a las calles de esta vanguardia, en el marco de las últimas acciones de masas, abrió un una suerte de “estado de reflexión y debate” sobre la lucha contra la Reforma.
En este marco nos proponemos retomar la reflexión estratégica: ¿Cómo y con qué programa reagrupar a la vanguardia? ¿Por qué necesitamos nuevas instituciones de coordinación democrática de ocupados y desocupados, junto a las comunidades y estudiantes para imponer la huelga general a la CGT y la CTA con la cual derrotar el plan de Milei-Sadir?
Pero no solo es una cuestión de debate, la reflexión también debe orientar una práctica política que guíe la intervención en distintos reagrupamientos de trabajadores, plenarios de delegados como el que prepara la Intergremial o espacios como la Multisectorial. Dado que se trata no solo de enfrentar el ajuste de los gobiernos y las patronales, sino de cómo derrotarlos. En lo inmediato hay una pelea para que caiga la Ley Bases con el paro y movilización el día que se trate en el Senado.
Unidos por la debilidad
El ajuste de Milei a las provincias, la caída de la recaudación respecto a la inflación, los pesados compromisos de pago de deuda (Parque Solar Cauchari), se descargan con salarios estatales y docentes de $320.000 en mayo (cuando la línea de indigencia está en $370.000 para una familia de 4 integrantes); atraso en el pago a los proveedores y crecientes dificultades para dar continuidad a las obras públicas iniciadas durante la gestión anterior.
En este marco, Sadir (como la UCR) hizo un giro de apoyo a Milei (otro necesitado de ayuda) a partir del voto positivo de sus dos diputados nacionales a la Ley Bases, con el cual busca obtener algún respaldo político. De alguna forma, este apoyo a la Ley Bases también espera que le permita cierto alivio económico, a un estado provincial que depende de más del 85% de la coparticipación. La necesidad de conseguir fondos se satisfaría, en gran parte, de restituir el impuesto a las ganancias sobre el salario [2].
Sin embargo, no sólo se trata de una suerte de pragmatismo fiscal. Con Milei, la UCR comparte un proyecto de provincia (y país) donde el extractivismo minero sea regla y las grandes multinacionales con sus inversiones puedan hacer y deshacer a su antojo. No solo es el apoyo al capítulo del RIGI (Régimen de Incentivos para Grandes Inversores) de la Ley Bases. En la provincia, UCR y PJ, aprobaron una Ley de Inversiones que sostiene, incluso, mecanismos aún más entreguistas que el propio RIGI y en materia ambiental realizaron modificaciones en decretos y reglamentaciones para que tengan luz verde. El caso del PJ, no es muy diferente, dado que a lo sumo proponen un esquema de regulaciones al extractivismo minero (sin derogar la entreguista Ley de Inversiones Mineras del menemismo) pero sin cuestionar de fondo el rol subordinado del país dentro de la división internacional del trabajo como mero proveedor de materias primas.
El PJ, que colaboró con Morales aprobando la Reforma, mantiene una división interna que no encuentra fin. Donde conviven sectores que al final fueron críticos de la Reforma y solicitaron la intervención de la provincia con quienes colaboraron abiertamente con la UCR. Sobre todas sus espaldas recae el peso de la derrota del gobierno de Alberto Fernández, Cristina Fernández y Sergio Massa, dado los resultados sociales del ajuste que aplicaron al pueblo trabajador con tal de cumplir con los mandamientos del FMI.
Frente a la debilidad de Sadir, el PJ ha salido en su auxilio, reconociendo la nueva relación de fuerzas, como se expresó en su cobertura para que la discusión de la Ley de Emergencia sea por medio de un “diálogo” con la CGT y los gremios estatales que son los principales afectados por el ajuste que este proyecto dispone. En esta reubicación, pusieron a la CGT como principal interlocutora con el gobierno, tras haber jugado un rol de desmovilización durante la Reforma, llamando al “diálogo”, cuando estaba planteada la huelga general. Reactualizan su rol de central que llama a confiar en el Régimen. Sin embargo, la movilización el mismo día del inicio de comisiones promovida por los legisladores del PTS-FITU, agrupó en las puertas de la Legislatura a gremios y organizaciones sociales encendió las alarmas del régimen.
Un momento de impasse
Una reflexión central de las lecciones de la Reforma fue buscar una respuesta a la pregunta que Matías Maiello se hace en De la movilización a la revolución, acerca del devenir de las revueltas en los últimos años en el mundo, “cómo romper la relación circular entre procesos de movilización y de institucionalización” [3]. Aclarando, que en este caso no lograron una institucionalización (como en otro lugares como Chile con el gobierno de Boric), aunque sí desviar la lucha de clases (para lo que jugó un papel el voto de amplios sectores de masas hacia el propio Milei), y desde la asunción de Milei y Sadir, hay una especie de impasse. Donde el gobierno no puede atacar de frente, va midiendo los ataques acorde a la relación de fuerzas, aunque por la dinámica de la crisis nacional y cómo pega en la provincia, sus propias necesidades financieras y las exigencias de negocios de sectores capitalistas (energía y transporte) necesita hacerlo en algún momento.
De ahí que por ejemplo la Ley de Emergencia esté postergada, por ahora, pero el gobierno dejó en claro que la va a necesitar en un marco de mayor recesión y caída de la recaudación. Y a la par, no tiene siquiera los anuncios de proyectos de inversión que hacía Morales. Se parece más a los gobiernos jujeños que administraban el pago de salarios y la crisis fiscal, y cada vez más lejos del tan mentado gobierno del “cambio de matriz productiva” que nunca fue. Ante los primeros tarifazos de la energía, hubo reclamos y movilizaciones, ante los cuales intervino la justicia dando cierto oxígeno al gobierno. Este último, tras desistir de su apelación ante la decisión del juez de prohibir cortes por falta de pago, luego anunció que va a actualizar las tarifas según la evolución de las paritarias estatales. De esta forma, en mayo, junio y abril los aumentos serán del 28 %. Algo similar, sucede en el transporte de colectivos en la capital, donde tras un aumento del 320 % del boleto, el municipio congeló los incrementos de abril y mayo (algo que a los empresarios casi no les afectó dado que los salarios de choferes vienen congelados desde diciembre), pero también con la firma de la paritaria nueva a partir de junio, seguramente vuelvan a aumentar el boleto.
El horizonte es de mayores ataques sin dudas. Mientras tanto, lo hacen de manera indirecta mediante paritarias a la baja respecto de la inflación que ya se comió la mejora obtenida el año pasado con el paro. Un deterioro más generalizado del funcionamiento de los servicios y obras públicas. En paralelo, las grandes empresas amasan fortunas y pagan salarios de pobreza como los ingenios o continúan el saqueo del litio en un panorama de creciente desigualdad social.
Resumiendo, un gobierno que asume más debilitado post lucha contra la Reforma y sin un hombre fuerte como era Morales. Con un peronismo colaboracionista pero que no puede ser más “integracionista” como fue entre el 2016 y el 2023. Una economía que expresa el fracaso de la gran empresa que encabezó el cadáver político de Morales de hacer una gran provincia productiva en base a inversiones (Milei debería verse en ese espejo). La necesidad de avanzar en un ajuste fuerte pero sin la fuerza y la decisión para hacerlo por ahora. Y una vanguardia que comienza lentamente a volver, ya que no fue derrotada, sin estar aún organizada para ponerse al frente de las peleas que tiene ya mismo planteada
Reflexiones y reagrupamiento de la vanguardia
Por estos motivos, vemos algunas cuestiones centrales al momento de pensar las tareas para el reagrupamiento de la vanguardia en este momento viendo el balance de la lucha contra la Reforma. Allí junto con la represión y la traición abierta de la burocracia de la CGT, el gobierno logra mediante fuertes aumentos, que un sindicato central levante el paro separándose del resto de los sectores de vanguardia que continúan con medidas de lucha más fuertes.
Una de ellas es la reflexión acerca de la institución que faltó durante el proceso mismo de la Reforma para evitar el desvío y lograr que la misma caiga. De haberse puesto en pie una Asamblea Provincial de trabajadores, comunidades originarias y estudiantes durante ese proceso, se hubiese contado con una institución que desde abajo, permitiese coordinar cada paso, responder en forma unificada a los intentos de división del régimen (aumento de salarios) y ataques represivos, dar pelea ante las presiones corporativas que se hacen sobre los gremios que en momentos álgidos de la lucha de clases se enfrentan a la disyuntiva de qué rol jugar. Si se aferran a la “institucionalidad” de los gremios que en el capitalismo quieren limitarlos, en el mejor de los casos, al necesario papel de defender derechos laborales (y el Estado hace todo lo posible para que se limiten a ello), o si pasan a ser una herramienta que aporte a la construcción de una nueva institución que aglutine al conjunto de la clase y al pueblo pobre para enfrentar al régimen [4].
Este rol de organizar, coordinar y ampliar la fuerza de la clase trabajadora desde abajo para lograr que caiga la Reforma ¿podría haber surgido de la Multisectorial? Recordemos que la Multisectorial surgió días después de que Cedems levantara el paro. Y fue un organismo que integró a sectores de pequeños productores y decidió apartar a la izquierda que incomodaba con su insistencia para que se llame a una Asamblea provincial y al paro general. Luego se sumó el planteo de inconstitucionalidad de la Reforma acorde a desmovilizar y confiar en las instituciones del régimen nacional.
Por eso, poner en pie una Asamblea Provincial como decimos, hubiese sido un organismo en primer lugar para mantener la unidad de todos los sectores en lucha, más allá de sus tiempos y las medidas que están en condiciones de tomar y a su vez un lugar desde donde poder preparar la ofensiva, organizando la fuerza necesaria para imponer a las centrales sindicales el paro general hasta que caiga la Reforma o sobrepasarlas si se negaban a esta perspectiva (cual en determinado momento es inevitable si se quiere avanzar). Esto implicaba entonces unir a los sectores en lucha (docentes, estatales y comunidades) con los obreros mineros (que en el marco de un conflicto laboral, se habían movilizado contra la Reforma), azucareros, choferes, bancarios, de salud, comercio, etc. junto a los desocupados y los estudiantes que eran solidarios con las comunidades. Una huelga general que, como plantea Ernest Mandel, se diferencia de una huelga muy extendida por ser interprofesional (diversos sectores de trabajadores que intervienen), por tener múltiples objetivos/reclamos, y donde se crea una “atmósfera” de enfrentamiento global entre las clases.
Siguiendo con el autor, en “La huelga general. Cuestiones estratégicas”, plantea que una huelga “sólo es general si plantea reivindicaciones políticas”, sin embargo no plantea este requisito como parte de las tres características distintivas, porque “una huelga general es objetivamente política, porque implica un enfrentamiento con la burguesía en su conjunto y con el Estado burgués, pero no es necesario que sea consciente de ello desde el principio”. En junio pasado, en Jujuy emergió una lucha política de masas que enfrentó al régimen político y la sociedad de radicales y peronistas que gobernó durante 8 años como cuasi partido único, en el momento en que se articularon la pelea contra la Reforma Constitucional (“Abajo la Reforma”) con demandas postergadas, como los salarios (“Arriba los salarios”) y el rechazo al saqueo de los bienes comunes y territorios (“Arriba los derechos”, “Arriba las “Wiphalas”). Conformando, de hecho, un potente bloque social en la lucha de docentes, comunidades y otros sectores, con amplio apoyo de masas.
La “atmósfera de enfrentamiento global entre las clases” estaba creada. Post represión del 20 de junio en San Salvador, el gobierno pese a la aprobación de la Reforma, quedó muy golpeado políticamente por el escándalo nacional que esto generó. Mientras se generalizaban los cortes de ruta y se ampliaba la consigna, ¡Arriba los derechos, arriba la whipala, abajo la Reforma!. Se avanzaba en las reivindicaciones políticas. En ese marco, el paro general y la perspectiva de que fuese hasta que la reforma cayera (es decir la perspectiva de la Huelga General), hubiese permitido la entrada de azucareros, mineros, colectiveros, empleados de comercio, de la salud, bancarios, del campo, entre otros, haciendo sentir su fuerza social al régimen. Las propias cámaras patronales esos días sacaban solicitadas en los diarios condenando la “violencia” (con un signo igual entre la represión y los cortes de ruta) y llamando a la “paz social”. En el aire flotaba la necesidad concreta de la huelga general.
Dos estrategias
Ligado al punto anterior, durante la lucha contra la Reforma hubo dos estrategias centralmente. Una que tuvo un carácter corporativo y donde pesó la negociación por sector, en este caso el reclamo salarial de los docentes de media y superior, y así se debilitó el bloque social de Junio dado que las comunidades continuaban exigiendo en las rutas sus derechos, en defensa del territorio que habitan desde tiempos ancestrales, contra el saqueo del litio y otros bienes comunes naturales por las multinacionales. Algunas direcciones gremiales y sociales actuaron como una suerte de partido sindical, en el sentido, que orientaron finalmente políticamente la lucha según reclamos corporativos.
En ese sentido, no pudieron ir hasta el final en la lucha por sus justos reclamos de cada sector, en particular el salario de docentes y estatales, facilitando de esa forma la desmovilización que necesitaba el régimen.
Esto en el marco de la política de la CGT que con su ausencia y luego el llamado al diálogo abonó el terreno para el desvío de la lucha de masas que estaba planteada. A esto se sumó, entre otros, el gobierno nacional del Frente de Todos, con una estrategia institucional que combinaba, confianza en la Justicia para que sea la Corte la que declare inconstitucional a la Reforma o, peor aún, el pedido de intervención del Ejecutivo Nacional a la Provincia. Esto llevó a perder tiempo y a desgastar a las comunidades que quedaron con las manos vacías, a aislar a las maestras y los maestros de primaria que continuaron el paro y acampes, sufriendo brutales descuentos durante meses. Se hicieron varias demandas de inconstitucionalidad. Finalmente, como parte de los acuerdos entre la UCR y Milei, el propio Poder Ejecutivo nacional desistió de la demanda de inconstitucionalidad de la Reforma.
La otra estrategia apuntaba a unificar y ampliar el bloque social de junio al conjunto de la clase trabajadora, los estudiantes y el pueblo pobre, sobre la base de un ámbito común para decidir, por eso una Asamblea Provincial, los pasos a seguir para imponerles a las centrales sindicales el paro general hasta que caiga la Reforma. Objetivamente, este último hecho estaba planteando, tanto por la debilidad del régimen, como por la disposición de lucha de la clase trabajadora, así se vio en la contundente respuesta con 26 cortes de ruta que se extendieron por toda la provincia tras la represión en Purmamarca. Esa fue la pelea que dimos desde el PTS-FITU, poniendo las bancas de las y los diputados constituyentes al servicio de esta perspectiva.
Desde el Comité de estudiantes y docentes universitarios conformado por la Juventud del PTS y decenas de estudiantes que convirtieron la facultad de Humanidades en centro de organización y alojamiento para huelguistas y comunidades, recogiendo la amplia solidaridad de todos los sectores y venciendo la negativa del PCR y agrupaciones peronistas, impulsamos junto a cientos de activistas la Asamblea del Pueblo contra la Reforma que, siguiendo la lógica de los Comités de Acción planteada por León Trotsky en ¿A dónde va Francia?, permitió un reagrupamiento de todos los que querían seguir la lucha por tirar abajo la Reforma, darle apoyo a las comunidades y maestras que mantenían los cortes de ruta y acampes.
No alcanzó para cambiar la dinámica de los acontecimientos, pero aporta un valioso ejemplo a seguir para los próximos embates, y en particular para las juventudes que quieren defender su derecho a la educación pública pero no a costa del hambre de las y los jubilados y sobre el retroceso del conjunto de la clase trabajadora, como hacen los rectores radicales y peronistas que transan con Milei el presupuesto universitario a cambio de aprobar la Ley Bases, dejar correr el DNU y todo su plan.
Un programa a favor de las mayorías
Otro aspecto para reflexionar se refiere al conjunto de reclamos y medidas a favor de las mayorías trabajadoras. Como parte del balance podemos afirmar que ligado a las dos estrategias se presentan dos programas. El que levantamos desde el PTS es un programa opuesto al del “partido sindical” y desde ya al del peronismo. Ellos quieren pelear por puntos mínimos que no ponen en cuestión las bases de dominación del régimen. A lo sumo, expresan el cuestionamiento a los bajos salarios y las altas ganancias de las empresas como una cuestión de redistribución de la riqueza. Pero evitan cuestionar el fondo de la gran propiedad de la tierra y el capital sobre la que se funda esa desigualdad, cuestión que sólo puede lograrse con la mayor unidad de la clase trabajadora y el pueblo pobre. Quienes se niegan a la organización democrática de todos los sectores que de conjunto solo pueden ver satisfechas sus reivindicaciones derrotando al régimen y se oponen a la perspectiva de la huelga general son quienes no consideran levantar un programa que atacando de raíz la dominación de los grandes empresarios para reorganizar la provincia sobre otras bases. No se les puede negar coherencia. Una organización corporativa sindicalista o en su defecto "amplia" cuando incorporan a sectores patronales (como fueron las multisectoriales durante los años ‘90 en la provincia), un programa mínimo y una forma de lucha limitada contraria a la huelga general.
Nosotros agitamos un programa para terminar con la Jujuy de los poderosos destacando puntos centrales y populares, demandas inmediatas sentidas (salario, derecho al trabajo, a la vivienda, etc.) pero ligándolas a otras como la imposición de la cláusula gatillo, la estatización de los recursos estratégicos bajo control de trabajadores y el pueblo incluyendo el control sobre la tierra. No hay otra forma de acaba con la pobreza. A la vez impulsamos la autoorganización democrática y amplia (siempre con independencia de clase) con la perspectiva de la huelga general para terminar con todo el régimen político y social que hoy vuelve a cargar contra el pueblo trabajador. Solo así será posible imponer una reorganización del conjunto de la economía en función de las necesidades sociales y en un trato respetable con la naturaleza. Como decimos antes, esto no implica no ser parte de reagrupamientos que no tienen el conjunto de nuestra estrategia, mientras sean progresivos y donde podamos dar una batalla por nuestra perspectiva de fondo.
En ese sentido,nuestro programa toma la pelea por un salario y jubilaciones igual a la canasta familiar que se actualice según inflación, la reducción de la jornada laboral y el reparto de horas de trabajo entre ocupados y desocupados, la reconversión productiva en el campo para generar trabajo todo el año, combinados con planteos como la estatización del servicio de transporte urbano y de la energía bajo control de trabajadores y usuarios, al igual, que el litio estatizado y controlado por los trabajadores y comunidades originarias.
Este programa sólo puede desarrollarse si se despliega un gran movimiento de lucha, organizado democráticamente en Asambleas provinciales y en una gran asamblea nacional, que unan y coordinen la fuerza de la clase trabajadora para imponer a las centrales sindicales la huelga general.
¿Qué partido?
En la reflexión de partido en el artículo mencionado afirmamos:
Pero, para garantizar que –llegada la hora de pasar a la ofensiva– esta derrota de la Reforma se realizara, hacía falta un fuerte partido, capaz de ayudar a poner en pie organismos democráticos de base, que impidieran a las burocracias imponer su política de preservación del régimen.
Considerando el momento actual el desarrollo de una estrategia basada en la coordinación desde abajo de la clase trabajadora, sabiendo que está en disputa con otras estrategias de quienes quieren evitar que la clase trabajadora de una salida propia a la crisis, requiere también de un fortalecimiento del partido desde ahora mismo. Solo si logramos conquistar una fuerza militante ampliada podremos tener influencia decisiva en la reorganización de la vanguardia y que la misma se pueda preparar mejor para nuevos embates de la lucha de clases. El balance del levantamiento provincial de Junio pasado incluye la imposibilidad de imponer un rumbo alternativo al que se dió de parte de nuestra fuerza política por la debilidad organizativa con la que contamos en ese momento. Solo con decenas de militantes en los principales gremios, empresas, facultades y movimientos de lucha se logrará darle un rumbo revolucionario a la situación en los futuros acontecimientos. Desde hoy se ve esta necesidad, en la pelea por poner en pie organismos amplios de coordinación para que la vanguardia que va re emergiendo desde el inicio cuente con una organización de este tipo. Esta discusión sobre estrategias se puede dar mientras damos pasos en común con sectores que no la comparten, peleando contra la burocracia sindical o impulsando reagrupamientos progresivos, aunque cada uno lo haga desde su propio ángulo.
Contrario a las fuerzas políticas que utilizan la tradición espontaneísta de amplios sectores de la clase trabajadora jujeña, para limitar su fuerza y que no se desarrolle la lucha en una perspectiva revolucionaria, hoy se necesita un partido que ayude a una preparación consciente de la vanguardia, en sus ideas, programas, fines y métodos de organización democráticos, porque como se vio en los momentos agudos no hay margen para la improvisación. La falta de partido y de programa y el rezo en el altar el supuesto espontaneísmo o levantar un programa de reivindicaciones mínimas, ya mostró en los 90´ sus propios límites, cuando cada gran lucha daba lugar a un recambio dentro del propio régimen.
La llegada de Milei al gobierno desplegando un plan de guerra contra la clase trabajadora y el pueblo pobre, con tal de satisfacer al FMI y al capital financiero, abre una perspectiva de mayor lucha de clases. Para tener como parámetro histórico, venimos reflexionando en distintos artículos sobre el último ascenso de la lucha de clases en el país que abrió el Cordobazo. Allí destacamos, entre otras, la cuestión de los proyectos liberales y nacionalistas que han estado en pugna en el país, y ante los cuales, la clase trabajadora no llegó a poder desplegar el propio ante la falta de un partido revolucionario.
Desde estas lecciones, y las que surgen de la pelea contra la Reforma, podemos tomar el tiempo actual, con las marchas y contramarchas que surjan del movimiento de masas tratando de poner en pie desde hora las instituciones más amplias posibles dentro de la clase trabajadora y el pueblo pobre, contra la política de las centrales sindicales y el propio PJ (que apuesta a la salida electoral frente a Milei), a la vez, que preparamos paciente y persistentemente una fuerza política de las y los trabajadores que nos permita tener la fuerza que se necesita para desarrollar esta estrategia. Por eso, desde el PTS-FITU, queremos invitar a las compañeras y compañeros que dimos pelea contra la Reforma a que sean sujetos de la construcción de este gran partido revolucionario que necesitamos para triunfar.