Los datos arrojados por la última Encuesta de Caracterización Socioeconómica Nacional (Casen) muestran la realidad en la reducción de los hogares, donde la tendencia a conformar núcleos unipersonales, es decir con un integrante a la cabeza del sustento en las tareas que refieren al hogar van en aumento y son principalmente las mujeres quienes asumen hoy en un 48% estas responsabilidades.

Lejos de un embellecimiento que intentan hacer los análisis sobre este estudio que demuestra la reducción numérica en los hogares chilenos a propósito de mayor igualdad de género, la creciente participación en el mercado laboral o mayor presencia en cargos de representación como describe el medio de prensa El Mostrador, lo cierto es que el incremento notable en los hogares unipersonales hasta en 12 puntos de diferencia entre la década de 1990 al 2022 reflejan que los cuidados domésticos, la crianza y el hogar siguen recayendo principalmente sobre las mujeres.

Algunas cifras arrojadas son por ejemplo que - El sondeo, realizado por el Laboratorio de Estudios y Análisis Socioeconómico (LEAS), revela que uno de los cambios más destacados es la reducción de la tasa de fertilidad, que ha pasado de 2,6 hijos por mujer en 1990 a 1,5 en 2021. Este descenso apunta hacia una tendencia global de hogares más pequeños y nucleares, como es en la actualidad - sin embargo esto no representa necesariamente una mejora en las condiciones socioeconómicas de dichos hogares.
Al mismo tiempo que se afirma que - En 2022, se observó un cambio significativo en esta composición. Los hogares nucleares más frecuentes ahora están compuestos por dos personas, abarcando el 39% del total, seguidos por los hogares de tres personas, que aumentaron su importancia relativa al 31%. Los hogares nucleares con seis o más personas han disminuido drásticamente, pasando de representar el 10% del total en 1990 a apenas el 2% en 2022. Este cambio hacia hogares más pequeños refleja una tendencia clara hacia la modernización y la evolución en las dinámicas familiares en Chile.

Pero esto no precisamente se condice con una mayor adquisición de derechos o en mejoras significativas para las familias, especialmente las más pobres, que después de la pandemia y con el aumento del coste de vida han visto mermadas las necesidades más básicas mientras se sigue fortaleciendo un sistema privado en desmedro de la salud, la vivienda y la educación pública.

El mismo estudio aclara que - Muchas mujeres eligen posponer la maternidad o decidir no tener hijos, priorizando su desarrollo personal y profesional. Además, factores económicos como el incremento en el costo de vida y la necesidad de una mayor inversión en la crianza de los hijos pueden influir en la decisión de tener menos hijos - lo que reabre el debate sobre cuáles son las causas sobre el atraso de la maternidad bajo un modelo de mercado que está muy lejos de privilegiar la decisión sobre la maternidad.

Hoy sigue siendo una realidad en los hogares más pobres la sobrecarga laboral tanto fuera como dentro del hogar donde son principalmente mujeres trabajadoras quienes deben sostener el cuidado de niños y adultos mayores, expuestas doblemente a los bajos salarios, el desempleo y la precarización. Es urgente pensar estos problemas en la perspectiva de retomar un plan integral contra la violencia machista y la desigualdad de género que busque medidas de fondo para terminar con el problema estructural que sigue manteniendo las labores de cuidado sobre los hombros de las mujeres.