Este último domingo por la tarde, "Reagrupamiento Nacional" -dirigido por Marine Le Pen- obtuvo la aplastante victoria anunciada desde hace meses. Con el 31,5% de los votos, la lista encabezada por Jordan Bardella obtuvo el segundo mejor resultado de la historia de esta elección, el doble que la lista presidencial. Si bien "La Reconquista" (otro partido de ultra derecha, dirigido por Éric Zemmour) por su parte superó la marca del 5%, este maremoto fue alimentado por ofensivas reaccionarias en serie, la radicalización del macronismo y una campaña particularmente antidemocrática.
Para Valérie Hayer (parlamentaria europea del partido de Macron) y Gabriel Attal (primer ministro), la derrota es brutal y señala el fracaso de Attal a la hora de revitalizar un macronismo en profunda crisis y todavía en minoría en la Asamblea Nacional (Cámara Baja del parlamento francés). Ante la crisis política reabierta por este resultado, Emmanuel Macron lo intentó todo este domingo por la tarde, cediendo al llamamiento a disolver la Asamblea Nacional lanzado por Jordan Bardella.
Con su sorpresivo anuncio, el jefe del Ejecutivo quiere causar una sacudida eléctrica y aprovechar el miedo a la extrema derecha y la división de la izquierda para obtener un parlamento más gobernable. Una política acompañada del anuncio táctico de que la mayoría presidencial no presentará candidato contra las fuerzas pertenecientes al “arco republicano”.
El desafío es claro: intentar recuperar, de una forma u otra, sectores de la izquierda y la derecha institucionales, al final de las elecciones legislativas, bajo el signo del “frente republicano”. Es posible que este golpe no tenga éxito, y tendrá necesariamente la consecuencia de fortalecer considerablemente el peso de Reagrupamiento Nacional en la Asamblea.
Al conceder la victoria a la extrema derecha y tratar de canalizar a su favor la emoción suscitada por el resultado de esta tarde, el Gobierno cumple así su papel de canalizador de la extrema derecha. Una elección extremadamente peligrosa, que anuncia una nueva oleada reaccionaria, con graves consecuencias para el mundo del trabajo y para todos los oprimidos. Ante esta situación, la urgencia es responder.
Tras el anuncio, se multiplicaron los llamados a “frentes populares”, basados en alianzas electorales con fuerzas del régimen como los ecologistas o el Partido Socialista. La imagen de esta tarde, en la que el Partido Socialista resurgió de sus cenizas después de haber sido mantenido con vida por el NUPES, nos recuerda sin embargo hasta qué punto esta estrategia es un callejón sin salida. En términos más generales, cualquier perspectiva centrada en las urnas y en la conquista progresiva de las instituciones parece impotente frente al fortalecimiento histórico de la extrema derecha que se está preparando.
Por el contrario, sólo la movilización de los trabajadores y jóvenes desde abajo y la confrontación con el régimen pueden ofrecer una salida a la situación. Ante la crisis, tendremos que organizarnos y aportar una perspectiva en esta dirección, que defienda la independencia de clase frente a los impasses electorales. Una política que defender en los lugares de trabajo, de estudio, en los barrios y en las calles, pero también en las próximas elecciones, buscando la unidad de quienes defienden esa lógica. Révolution Permanente asumirá con todas su fuerzas esa pelea en los próximos días y participará en iniciativas encaminadas a construir un frente desde abajo frente a esta situación. |
