Natalia Sánchez
| Concejala Antofagasta por el Partido de trabajadores Revolucionarios, Médico del Hospital Regional de Antofagasta y parte de la Agrupación de Trabajadores de Salud "Abran Paso"
Luego de una larga reflexión me decidí a escribir esto. Aydan Solis Fuentes, es un joven de 14 años que es conocido en la unidad donde trabajo por ser un “paciente policonsultante”. Vemos una y otra vez repetirse la historia, ingresa, se agita, es contenido, espera, espera, espera y se fuga ante la ansiedad y falta de soluciones definitivas. Pero ¿hay salidas definitivas, solo en el hospital, solo en salud?. El problema me parece es mucho más complejo, sistémico diría yo.
A Aydan lo atendí en la urgencia hace unas semanas y a pesar de lo complejo que es enfrentarse a alguien tremendamente vulnerado, a la defensiva, al punto de ser agresivo, me llamo la atención el radical y momentáneo cambio que tuvo al prestarle atención. Entrando al turno noche, una de las asistentes de la residencia donde debía haber estado recibiendo cuidados, le puso música y videos, se río y cantó. Un joven de 14 años, un niño.
Su familia denuncia las vulneraciones y el abandono del Estado y sus instituciones. No hay cuidados, ni salud, ni educación. Se encontraba registrado en una residencia, pero en cada fuga del servicio de urgencias, la UCI o la UTI pediátricas (por la falta de camas en psiquiatría infanto-juvenil, unidad especializada para su atención), era encontrado por su mamá en un ruco, en la calle. Recuerdo el frío que sentí al escuchar que por presunta desgracia estaban buscando a Aydan Solis. Por su parte la residencia Altair, seguía recibiendo la subvención por el menor, pese a que este no se encontraba ahí.
No niego en ningún caso que agredir a las y los trabajadores de la salud es aberrante. Pero ¿qué perspectiva de vida se le ofrece hoy a la juventud?, si las mismas trabajadoras de "Mejor niñez" denuncian y se están movilizando por el cierre de residencias, debilitando aún más a este servicio que funciona en base a fundaciones y licitaciones. El subcontrato y la precariedad en los cuidados, solo llevan a la degradación social.
Mientras el Gobierno quiere avanzar con un fast track legislativo securitario, abandona servicios básicos como salud, educación y cuidados de la infancia. La derecha por su parte se relame los bigotes, y vuelve a hablar de pena de muerte o bajar la edad de imputabilidad.
Pero hay conclusiones que son necesarias repasar, la pena de muerte en la historia ha demostrado no dar solución alguna. Y en lo personal, no me parece más que una sanguinaria forma de meter los problemas debajo de la alfombra y me niego a que Aydan, y miles de jóvenes vulnerados queden debajo de la alfombra.
En su informe anual del 2023 sobre Niñas, Niños y Adolescentes al cuidado del Estado, la Defensoría de la Niñez informa que entre las vulneraciones graves se encuentra la salud mental, donde “las dificultades se manifiestan en la falta de acceso oportuno a la atención psicológica o psiquiátrica ambulatoria; deficiente calidad y pertinencia de la atención recibida; largas listas de espera para acceder a programas ambulatorios especializados; disparidad en los criterios de ingreso y egreso de hospitalizaciones en unidades psiquiátricas de corta estadía; falta de seguimiento y continuidad de los cuidados y atenciones posthospitalización; sobremedicación de los niños, niñas y adolescentes, y falta de participación y conocimiento, por parte de ellos y ellas, de sus diagnósticos y planes de tratamiento, entre otras”.
La familia de Aydan exige un cupo para hospitalización para recibir adecuadamente su tratamiento y evaluar la respuesta en un centro de mediana estadía, esto es más prolongado que la mayoría de los casos graves de salud mental que requieren hospitalización, como intentos de suicidio, episodios de hipomanía o depresivos severos; pero mas corto que aquellas personas con daños orgánicos graves que en muchos casos, sin redes de apoyo, no están en condiciones de autovalerse.
En una región tan rica como Antofagasta, y con cifras tan altas de problemas de salud mental, que han ido proliferando en los últimos años post pandemia, parece una broma no encontrarse con dispositivos mas complejos para la atención de estos casos, pero el abandono a la salud publica es tal y autoridades del Servicio de Salud y el Hospital Regional, responden con convenios con Clínicas Privadas, por donde se fugan los pocos recursos que se destinan.
Los y las trabajadoras de la salud ya lo hemos denunciado repetidamente, en este caso la familia de un usuario lo hace. El silencio de los gremios, o su confianza en mesas de trabajo es criminal y termina sosteniendo esta continua vulneración, a la atención y garantía de salud para la juventud primero, y a las condiciones laborales de quienes intentamos sostenerlo, segundo. Ya basta de conformarse con migajas, tenemos que organizarnos.