Bajo la amenaza de soltar al tigre, el gobierno de López Obrador reestructuró el régimen político mexicano. Lo que omitían decir es que lo estaban domesticando, para encerrarlo en una jaula y el capitalismo mexicano se recompusiera de las constantes crisis desatadas en el régimen de la coalición PRI, PAN y PRD.
Varios conflictos laborales han sido administrados mediante la confianza de que la 4T los resolvería. Pero lo que contuvo fue el malestar de la clase trabajadora que estaban poniendo en riesgo la acumulación de capital. El lopezobradorismo se valió de una élite burocrática, con retórica de izquierda, colocada en direcciones institucionales para desarmar las luchas.
A Juan Manuel García Valverde le tocó experimentar cómo las injusticias cometidas en su contra eran soslayadas y acalladas por la 4T. Su tragedia comenzó cuando en 2020, a sus 63 años, la Universidad Pedagógica Nacional (UPN), en la que llevaba trabajando 39 años, lo despidió por un supuesto adeudo de 53 mil pesos.
Ganó la batalla al demostrar que no tenía ningún adeudo, pero la dirección de la universidad a cargo de Rosa Maria Torres Hernández fue indolente y no lo reinstalaron.
A finales de aquel año, inició un plantón a un costado de Palacio Nacional para visibilizar su caso, incluso se llegó a encadenar. Fue atendido por la secretaria de Educación, Leticia Ramirez Amaya, y el subsecretario, Luciano Concheiro, quienes en mesas de trabajo le prometieron dar solución a su situación, pero le pidieron levantar su plantón y que tuviera confianza en el gobierno. El trabajador así lo hizo, se retiró.
A finales de febrero de 2024, en su desesperación por no tener ingresos al no haber sido reinstalado, regresó a manifestarse a Palacio Nacional, esta vez iniciando una huelga de hambre que deterioraría su salud. El 2 de julio, después de 98 días de huelga, usando a la policia, el gobierno defendido por Ramírez y Concheiro, lo retiró por la fuerza.
En ese periplo, Manuel García buscó a los reporteros que ingresan a las conferencias matutinas del presidente para que lo apoyaran dando a conocer su caso. Menciona que sólo lo tomó en cuenta un supuesto periodista de nombre Gunther Castillo quien le solicitó una cantidad de dinero para que él o su equipo le hicieran la pregunta a López Obrador, lo que nunca ocurrió. Se dió cuenta que muchos periodistas de fama, no toman en cuenta a la clase trabajadora, así se presenten como sus paladines. Muchos de ellos están comprometidos con los presupuestos que les otorgan los gobiernos en turno, o simplemente velan por sus propios intereses.
A la fecha, Juan Manuel García Valverde sigue sin ser reinstalado, se ha acercado a varias organizaciones y movilizaciones, confía en que a través de la solidaridad con la clase trabajadora se pueda resolver su caso. Paradójicamente, refiere que el sindicato del personal administrativo de la UPN al que estaba afiliado y en el cual había sido delegado, prácticamente no metió las manos por él.
Exigimos que sea reinstalado el trabajador
¡Gobierne quien gobierne, los derechos se defienden! |