El agrado del FMI por el ajuste que está aplicando el gobierno de Javier Milei y las dudas del organismo sobre las posibilidades de sostenerlo en el tiempo frente una resistencia social creciente, una inestabilidad gubernamental constante y una economía al borde de la quiebra, son la base de las tensas negociaciones que tiene a su cargo el ministro de Economía, Luis Caputo. Esto se vio reflejado en el staff report publicado por el Fondo este lunes, luego de haber aprobado el desembolso de US$ 800 millones. Allí entre los elogios del organismo internacional por la baja del gasto público llaman la atención los nuevos compromisos asumidos por el Gobierno: redoblar los tarifazos en energía y transporte, una reforma fiscal para que paguen más los que menos tienen y cambios en el esquema financiero para levantar el cepo cambiario.
“La firme implementación del plan de estabilización (basado en un fuerte ancla fiscal sin nuevo crédito neto al gobierno y correcciones de precios relativos) ha llevado a impresionantes compras de divisas por parte del banco central y a los primeros superávits fiscales mensuales consecutivos en casi dos décadas. Junto a brechas cambiarias y diferenciales soberanos cayendo a mínimos de varios años”, le reconoció el FMI al Gobierno en el staff report, dando por válidas las sobrevaluadas cifras que construyó el gobierno a base de posponer pagos. Pero al mismo tiempo destacó que “las condiciones externas podrían volverse menos favorables” y que “la recesión actual podría prolongarse, alimentando tensiones sociales”.
Dentro de las 110 páginas del documento los técnicos del Fondo Monetario estiman que la recesión (descenso de la actividad económica) será más profunda de lo previsto, ya que la actividad caerá un 3,5 %, en lugar del 2,75 % previsto inicialmente, y pronostican que la inflación mensual cerrará a fin de año en torno al 4 %, un 140% interanual frente al 150% anterior. Milei festeja la baja de la inflación (que se espera tenga un repunte en junio), pero la caída de los precios es a costa del derrumbe del consumo ligado a un agravamiento de la crisis social, ambos provocados por las políticas del Gobierno.
Con el objetivo de ganar mayor credibilidad dentro del FMI, Luis Caputo se comprometió a conformar un plan de reforma impositiva integral para fines de octubre. Está abierta la negociación en relación a la continuidad del dólar preferencial para las exportaciones (80% al tipo de cambio oficial y 20 % al contado con liquidación) y sobre el ritmo de la devaluación mensual que se encuentra en el 2 %. “Las políticas monetaria y cambiaria evolucionarán para afianzar la desinflación y salvaguardar la acumulación de reservas. Específicamente, para apoyar la transición hacia un nuevo régimen monetario (“competencia monetaria”), el banco central garantizará que las tasas de política monetaria se muevan hacia territorio positivo en términos reales, mientras que la política cambiaria se volverá más flexible con la flexibilización de las medidas de gestión de los flujos de capital según lo permitan las condiciones”, escribieron desde el Fondo Monetario.
Teniendo en cuenta que desde el FMI venían de afirmar que: “Deben proseguir los esfuerzos para reformar el impuesto a las ganancias de las personas físicas, racionalizar los subsidios y gastos tributarios y reforzar el control del gasto. Más allá de este año, será fundamental profundizar las reformas de los sistemas tributario, de pensiones y coparticipación, para así gradualmente eliminar los impuestos distorsivos" se puede observar que de conjunto los lineamientos apuntan a hacer más pesada la carga sobre los trabajadores, los jubilados y sus familias. La “distorsión” en los términos del Fondo es que las grandes mayorías viven mejor de lo que deberían, están exigiendo que tengan menos ingresos y deban pagar más en impuestos y tarifas.
“El frágil panorama social y político” o las posibilidades de una rebelión contra el ajuste
Desde el Fondo Monetario dieron más detalles sobre cómo pretenden que sea el curso del ajuste en los próximos meses. Los subsidios a las tarifas de energía deberían ser eliminados para antes de fin de año y los del transporte público bajar hasta equivaler al 0,1 % del PBI. En el mismo periodo deberían garantizarse tasas de interés positivas -un camino que Caputo ya inició elevando la tasas de las Lecap- para buscar disminuir la demanda de dólares y aumentar la acumulación de reservas para el pago de la deuda. La meta para el superávit fiscal fue fijada en el 1,7 % del PBI.
Desde la gestión de Milei vienen de haber demorado los aumentos de tarifas y es probable que no logren aprobar la restitución del pago de ganancias a los trabajadores en el Congreso. A partir la masiva marcha en defensa de la educación pública a fines de abril, se vienen chocando con una mayor resistencia de la población que también se ve reflejada en mayores dificultades para lograr acuerdos con fuerzas políticas como el PRO, la UCR y sectores del peronismo que venían aportando gobernabilidad de forma más directa.
Es por esto que la vía de aumentar el endeudamiento externo para posponer problemas de la economía es cada vez más importante para el Gobierno. En el documento publicado por el FMI escriben que Caputo expresó: “Esperamos comprometernos a su debido tiempo en un posible nuevo programa plurianual respaldado por el FMI con el objetivo de continuar abordando nuestros desafíos profundamente arraigados y construir una Argentina más próspera”. Si bien el exdirector del Departamento del Hemisferio Occidental del Fondo Monetario Internacional (FMI), Alejandro Werner, aseguró este lunes que el organismo podría desembolsar fondos frescos en un rango de entre US$ 8.000 y US$10.000 millones, los gestión actual de Georgieva y Gopinath se muestra reticente a esta solicitud.
“Mayores retrasos en la obtención de la aprobación del Congreso de los paquetes fiscal y estructural también podrían obstaculizar los esfuerzos de estabilización y requerirían que se tomen fuertes medidas compensatorias bajo el control del Ejecutivo, según sea necesario, para asegurar todos los objetivos del programa. También deben continuar los esfuerzos para garantizar una distribución adecuada de la carga y generar consenso sobre la reforma, dado el frágil panorama social y político”, marcaron desde Washington.
“Mayores retrasos en la obtención de la aprobación del Congreso de los paquetes fiscal y estructural también podrían obstaculizar los esfuerzos de estabilización y requerirían que se tomen fuertes medidas compensatorias bajo el control del Ejecutivo, según sea necesario, para asegurar todos los objetivos del programa. También deben continuar los esfuerzos para garantizar una distribución adecuada de la carga y generar consenso sobre la reforma, dado el frágil panorama social y político”, marcaron desde Washington. En el FMI no son ingenuos y quieren evitar aumentar el crédito a un gobierno debilitado que está sumergiendo a la mayoría de la población en la pobreza y puede desencadenar estallidos sociales más amplios.
El Fondo exige avanzar con las contrarreformas, pero la votación de la ley Bases en el senado llevó a una gran movilización que pudiese haber sido masiva sino fuese por el desalojo violento ordenado por Patricia Bullrich y la tímida convocatoria de las centrales sindicales que no llamaron a parar. Hay que poner un freno a este saqueo de Milei y Caputo, rechazar el acuerdo con el FMI y movilizarse por el desconocimiento soberano de la deuda pública, junto al rechazo de todas las reformas que el Gobierno quiere implementar para atacar a los trabajadores y sus familias.
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