Es evidente que una de las peores herencias de la dictadura es la privatización de servicios básicos; el servicio eléctrico forma parte de un gran monopolio natural asegurado por el Estado de enriquecimiento a costa de las necesidades y urgencias de la población. Sin embargo, para el gobierno de Boric este antecedente estructural no es más importante que las propias empresas, por lo que respalda que en pleno invierno comience el alza gradual del servicio eléctrico.
Esta medida causa mucha indignación, ya que durante los últimos años han sido los grandes grupos empresariales quienes se han beneficiado de los recursos públicos, por ejemplo, con el millonario salvataje a las Isapres que el mismo gobierno promovió. Es escandaloso que las familias trabajadoras sean quienes siempre terminen pagando la cuota de riqueza que los empresarios buscan mantener.
“Como Presidente de la República, tengo el deber de ser responsable y pensar no en la próxima elección, sino en la sostenibilidad de las finanzas públicas pensando en las familias chilenas”, señaló Boric de visita en Magallanes.
Y defendio el ajuste contra los bolsillos de toda la población “La experiencia que he tenido en el Gobierno es que la deuda que no se paga sale más cara. Por lo tanto, el ajuste que hay que hacer, que es difícil, es un ajuste necesario o sería irresponsable de nuestra parte”, agregó.
La hipocresía del gobierno y el robo empresarial:
ENEL Chile registró por ejemplo a finales del año 2023 un crecimiento de 99.1% de sus ganancias, lo que equivale a 1.386 millones al día, un panorama muy favorable para el capital extranjero. Por otra parte, la “deuda” de la que habla el gobierno se refiere al congelamiento tarifario desde el 2019 y alcanza los 6.500 millones de dólares. Con el tarifazo que pretenden imponer, esta deuda iría directamente del bolsillo de los trabajadores a las arcas transnacionales cuyos dueños son precisamente familias multimillonarias.
Es un robo empresarial heredado de la dictadura, de un sistema privatizante que no tiene mayor sentido que el de beneficiar a un pequeño grupo económico. No olvidemos que estas empresas fueron privatizadas durante la dictadura a empresarios afines a Pinochet en procesos turbios y a espaldas de la gente. Un "regalito" del Estado a los grandes empresarios, donde hicieron trampas y maniobras como en el Caso Chispas, en el que José Yurazeck de la UDI y Piñera, cuando era senador, recibieron pagos mayores al resto de los accionistas cuando vendieron Enersis a los españoles.
Es esta calaña de personas la que hoy se beneficia y que Boric respalda, acorralando a la gente a pagar un derecho básico como es el servicio eléctrico, más aún en invierno, ya que, para evitar el frío, hay un aumento generalizado del consumo eléctrico. No contentos con el alza de los alimentos y los sueldos de hambre en contraste con las millonarias utilidades, la clase dominante respaldada por el Estado burgués insiste en que el pato lo pague la gente. En otras palabras, todo el empresariado, el gobierno y la oposición acuerdan en un solo punto: la deuda la deben pagar los usuarios.
Por su parte, el Ministro Pardow remarcó que “no existe la posibilidad de ampliar el subsidio eléctrico”, porque claramente su prioridad se encuentra en el capital empresarial. Sin embargo, ¿qué importan las transnacionales chinas e italianas? La prioridad debería ser la gente, los usuarios, e instituciones como hospitales públicos que, irrisoriamente, también pagan el servicio eléctrico privado.
Una medida básica, incluso de soberania nacional, para protegernos de estos ataques masivos contra el bolsillo de las familias trabajadoras, es volver a nacionalizar el sistema energético, es decir, que no dependa de grupos empresariales ineficientes y capitales extranjeros que solo se mueven por la ganancia, asegurada incluso por el Estado. En este sentido, la primera tarea es proponer una inversión y planificación para que la energía sea prioritaria para los hogares y a la población. Esto pone sobre la mesa la importancia del control de este y otros servicios, a través de la planificación colectiva con la clase trabajadora como protagonista, para así mejorar las condiciones de vida de todo el pueblo trabajador que hoy sufre la ineficiencia de una red privada, que menos que nada le interesa el bienestar de la población.
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