La reacción negativa de los “mercados” a una conferencia inentendible. La deuda eterna y el FMI presentes. Columna de economía de El Círculo Rojo, un programa de La Izquierda Diario en Radio Con Vos.
La conferencia de prensa del último vienes, encabezada por el ministro de Economía, Luis Caputo, junto al presidente del Banco Central, Santiago Bausili, buscó dar un mensaje a los “mercados” (se sabe que se trata de la élite económica, los más ricos del país) que venían agitados las semanas previas.
No hay pruebas, pero tampoco dudas que el "plan" de Javier Milei y Luis Caputo es provocar una recesión económica hasta que duela para pagar una deuda fraudulenta, en parte generada por el propio Caputo en épocas de Macri.
Es un experimento cínico que puede llevar los indicadores de pobreza e indigencia a superar récords históricos. No están tan lejos. Muchos dicen que Javier Milei prometió lo que está dando: ajuste. Pero es un experimento cínico porque no dijo que ese ajuste iba a multiplicar la pobreza y las penurias de la clase trabajadora.
Pero los recientes episodios de crisis en los “mercados” no saltaron a escena por una reacción de resistencia (aunque en alguna medida la hay) a esa crisis social. Por el contrario, saltaron a escena porque los beneficiarios del libertarianismo realmente existente, el capital más concentrado, los más ricos del país, percibieron que el “plan” de Caputo se estaba agotando prontamente.
¿Qué síntomas existen? Los síntomas son que, en junio, el gobierno dejará de tener superávit fiscal, quizás solo circunstancialmente; en junio, el Banco Central dejó de acumular reservas; y, en junio, la inflación se aceleró, aunque sea mínimamente, después de haber bajado durante cinco meses.
En este contexto, había aumentado la presión por una devaluación, de parte del agronegocios y del FMI.
¿En qué consiste el anuncio de Caputo y Bausili? En implementar un canje de deuda en manos del Banco Central a manos del Tesoro (es decir, del Ministerio de Economía).
¿Qué buscan? Con este pase de manos, el oficialismo busca secar de pesos el mercado para evitar una mayor presión sobre el dólar. A la vez, con una futura suba de la tasa de interés busca hacer más “atractivo” al peso frente al dólar.
El anuncio no fue bien recibido por los bancos, que son los acreedores del Banco Central. Creen que el pase manos implica que le entregarán un activo de menor calidad, que tiene mayor probabilidad de que caiga en un default o reestructuración de deuda.
Esta alquimia financiera, que busca exorcizar una corrida cambiaria, implica trasladar potencialmente las inestabilidades cambiarias al sistema bancario. Y, obviamente, a los depositantes del sistema bancario: los ahorristas pequeños, pero también los no tan pequeños y empresas de todo tamaño.
Es una jugada riesgosa que puede terminar muy mal en un país con larga historia en defaults y reestructuraciones de deuda, que en una nueva eventual nueva implementación puede afectar al sistema bancario.
En lo inmediato implicará que el Ministerio de Economía tendrá que hacer más sangriento el ajuste para liberar recursos para poder pagar los intereses de la nueva deuda que asumirá. Es decir, menos recursos para educación, para salud y para los jubilados; y, su contrapartida, más plata para los especuladores financieros.
El FMI apoyó el anuncio, pero cree que el gobierno juega con fuego si no lleva adelante una devaluación que reduzca las importaciones y aumente las exportaciones.
¿Qué objetivo persigue el Fondo? El mismo que el gobierno: que aumenten las reservas del Banco Central para pagar una deuda que, prontamente, ya en este segundo semestre, presenta un cronograma de pagos muy exigente. Y en los próximos años mucho más.
El gobierno quiere lograr lo mismo, acumular reservas en el Banco Central, pero evitando una devaluación que eche nafta al fuego inflacionario.
Caputo se abraza a la fe en los "mercados", a las inversiones que no llegan, a la recuperación en “V” que se posterga, a tener dólares que no están para pagar la deuda que, en parte, él mismo creó.
La impaciencia crece entre sus amigos del capital financiero imperialista. Tal vez, como en abril de 2018, cuando el Banco J.P. Morgan, del cual Caputo fue empleado, le armó una corrida cambiaria, otra vez los “mercados” se devore, como las revoluciones, a uno de sus mejores hijos.
