El grupo que constituía el NMAS La Plata denuncia en su “Carta abierta a la militancia socialista” una deriva oportunista, electoralista y sindicalista, que la “dirección oficial” justifica porque deben romper el aislamiento que les produce no ser parte del Frente de Izquierda. Pero además, en la carta y con varios ejemplos, señalan la falta de democracia interna. El colmo de esto: “el último Congreso del partido” fue hace seis años, en el ¡¡2018!! (en ese lapso, cambiaron 3 presidentes en Argentina, una pandemia, y bastante más).
La carta denuncia el intento de la dirección del NMAS de conseguir “éxitos inmediatos”. Veamos cómo: En los sectores precarizados crearon de manera artificial un “sindicato” de trabajadores de reparto que, dice la Carta de ruptura: “se llevó a cabo con una lógica completamente sustituísta, ajena a la de un proceso real de organización y lucha de los trabajadores por sus derechos, centrando todo en la obtención de la legalidad sindical”.
En el terreno electoral, se sostuvo una política solo reivindicativa, con la consigna de salario mínimo de $500 mil, que según los ahora ex militantes del NMAS La Plata fue una: “campaña completamente adelgazada políticamente, en un contexto de fuerte polarización política, de cuestionamiento por extrema derecha, que requería de una clara contrapartida por izquierda que ofrezca una propuesta global frente a la crisis del peronismo y la salida derechista.”
En la universidad con “sindicalismo estudiantil". Dice el grupo que rompió que “se puso el foco en una política que busca ´resolverle los problemas concretos’ a los estudiantes, en lugar de construir agrupaciones políticas que organicen al estudiantado para la lucha por sus derechos y la transformación socialista de la sociedad”.
Aislamiento y adaptación al malmenorismo
Pero la “carta…” no avanza en denunciar las causas de fondo de la deriva del Grupo de Manuela Castañeira. Ya que está ausente de toda crítica su oportunismo central, es decir, su relación con el peronismo.
Hay una fuerte tendencia en nuestra época que imprimen las variantes reformistas y de conciliación de clases, que se sintetiza en la idea del “mal menor”. Ésta, definiendo como “fascismo” a las derechas, sólo resaltan las fortalezas del enemigo, buscando justificar la parálisis ante sus ataques y construir un sentido común de que “no hay alternativa” más que apoyar variantes de ajuste “gradual”. La deriva del NMAS se explica por ceder a esta tendencia. Lo vimos durante el gobierno de Macri con sus posturas de unificar la marcha del 24 de marzo con el peronismo. O compartiendo “la alegría popular” por el triunfo de Alberto Fernández en las elecciones del 2019, embelleciendo lo que sería un gobierno que aumentó la pobreza y sometimiento al FMI, como advertimos desde el FIT. E incluso participando en la movilización de la marcha “por la paz social” ante el atentado a CFK. Este curso oportunista siguió, y los llevó al llamado a votar vergonzosamente a Sergio Massa en el balotaje.
La contracara inevitable de este oportunismo, se muestra en el total sectarismo de éste grupo respecto del Frente de Izquierda Unidad. El autoimpuesto aislamiento del NMAS los llevó a mantenerse sistemáticamente por fuera del FITU, un frente que integra a los principales partidos de izquierda del país (el MST después de estar varios años fuera del FIT se sumó en 2019). Esto los lleva a exacerbar su lógica de aparat(it)o electoralista. Cualquiera que entre en las páginas del NMAS o de su referente Manuela Castañeira, podrá observar que militan más contra la izquierda que contra los partidos del régimen y el FMI. Los costos se pagan con degradación y pérdida de militancia. |