Desde Estados Unidos, Javier Milei y Luis Caputo realizaron un nuevo anuncio para ganar tiempo y frenar el crecimiento de la brecha entre la cotización del dólar oficial y los financieros. Rompiendo un eje central del discurso oficialista, afirmaron que intervendrán en el mercado del contado con liquidación vendiendo las divisas obtenidas por las exportaciones. La resolución, como ya pasó durante la gestión de Macri y Alberto Fernández, está destinada al fracaso. De seguir aplicando su plan las consecuencias para los trabajadores y sus familias serán cada vez más graves.
El pico del dólar blue del viernes, que llegó a $ 1.500, los llevó a improvisar una explicación rebuscada, el problema sería la emisión de pesos generada por la compra de los dólares a los exportadores. Para el Gobierno no estarían interviniendo el mercado desde el Estado, sino que estarían reforzando la “Emisión Cero”. Es un juego de palabras, en los hechos están reintentando lo que ya hizo el mismo Caputo en 2018 y Massa en 2023. El problema de fondo sigue siendo el mismo, una deuda externa fraudulenta imposible de pagar y una matriz productiva dependiente en la que se fugan más dólares de los que ingresan.
Este lunes las cotizaciones tanto del blue, el contado con “liqui” y el MEP (dólar bolsa) bajaron ante la expectativa de una mayor oferta debido a la intervención estatal. El Banco Central (BCRA) venía comprando divisas a partir de posponer el pago de importaciones, pero a penas se acercaba a salir del terreno negativo por lo que el margen del Gobierno para frenar la subida de los dólares paralelos es muy angosto. Así se vio reflejado en los bancos privados que vieron caer sus acciones y en los bonos de la deuda externa que los acreedores salieron a vender haciendo descender su precio.
El gobierno busca achicar la brecha cambiaria quemando las reservas para no devaluar y que la inflación se vuelva a disparar como en enero. Pero las patronales del campo y el FMI presionan por un salto de cambio y no hay antecedentes recientes de que hayan salido derrotados en pulseadas de este tipo.
Para quienes dependen de un salario o una jubilación para sobrevivir ni una devaluación, ni el despilfarro de dólares para sostener el tipo de cambio son alternativas positivas. En el primer caso la suba de los precios sería un nuevo golpe sobre sus ingresos como ya sucedió a comienzos de año; en el segundo, la hoja de ruta de Milei y Caputo, la profundización de la recesión lleva a una multiplicación del desempleo. En ambos no pueden descartar estallidos que aceleren los tiempos y provoquen un saqueo sobre las grandes mayorías, en una situación que ya es difícil debido al aumento de la pobreza. Sin una ruptura con el FMI, la expropiación de las grandes cerealeras y el establecimiento de un monopolio del comercio exterior para poner fin a la fuga de divisas, no hay forma de salir de este círculo vicioso y empobrecedor.
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