Dirigentes centrales de la cúpula cegetista se acercaron este martes a la sede de la Secretaría de Trabajo. Allí mantuvieron una reunión con Julio Cordero, uno de los que hombres que Paolo Rocca tiene en el Gobierno. Allí confirmaron sus intenciones, sobradamente demostradas luego de permitir la aprobación de la Ley Bases, de evitar cualquier confrontación con el Gobierno, mientras este recorta derechos laborales y avanzan los despidos en todo el país.
Frente al tratamiento de esa norma, la conducción de la central se dividió: un sector decidió no hacer nada directamente. El otro, referenciando en Pablo Moyano (Camioneros) y otros dirigentes, movilizó moderadamente contra la norma, aunque vaciaron la plaza mucho antes de la votación, y tampoco convocó a medidas de lucha contundentes que permitieran derrotarla.
La reunión, que comenzó pasadas las 13:30 hs. y a la que asistieron: Héctor Daer (Sanidad), Carlos Acuña (estaciones de servicio), Andrés Rodríguez (UPCN), Gerardo Martínez (UOCRA) y José Luis Lingeri (Obras Sanitarias), Armando Cavallieri (Comercio), Abel Furlan (UOM). Fue incluso más allá en esta ubicación a espaldas del conjunto de los trabajadores y los sectores populares por parte de la central obrera.
Ante un ajuste de magnitud y la amenaza latente en los medios de comunicación de que el gobierno busque avanzar en una reforma laboral aún mas profunda que la trazada en la Ley Bases, la CGT se comprometió a poner en pie una mesa tripartita con empresarios y el gobierno, que busque redactar un decreto reglamentario de dicha ley para atenuar sus efectos mas graves. Una traición abierta a los millones ven como de un momento al otro aceptan que se liquiden derechos adquiridos. Esa mesa también evaluará la posible modificación del impuesto a las ganancias.
La reunión llega en un momento en que avanzan los despidos como resultado del ajuste feroz que implementa el Gobierno. Un ajuste que está empujando una importante recesión. Esos despidos se producen tanto en el Estado como en el sector privado, donde patronales que vienen ganando millones descargan la crisis sobre los propios trabajadores.
El punto central que habría planteado la CGT, según trascendió, es el pedido para que el Gobierno retire la apelación ante la Corte Suprema del fallo que anulaba el capítulo sobre reforma laboral. Pero en esa reunión estos dirigentes no hablaron de paro ni de medidas de lucha, no. La amenaza fue no sentarse en el "Consejo de Mayo" que el Gobierno quiere poner en pie para intentar lograr algún apoyo a su política. Ridículo. Una posición de verdadera entrega de los derechos de millones, mientras el Gobierno mantiene en agenda avanzar en una reforma laboral y jubilatoria, buscando profundizar el ataque a los derechos de las grandes mayorías.
Este rol de la CGT no es casual. Las traiciones cumplen una funcionalidad política: permitir que continúe el ajuste de Milei y que su proyecto fracase para permitir el retorno electoral del peronismo en 2027.
Frente al ajuste en curso, la perspectiva tiene que ser la contraria a la que presentan estas dirigencias sindicales. Es necesario avanzar además en la coordinación y en el apoyo activo y amplio a cada pelea en curso. Hay, además que organizarse en cada lugar de trabajo y en cada barriada para imponerles desde abajo romper esta escandalosa tregua. Para imponerles retomar el camino de los paros nacionales, como parte de un plan de lucha que avance a la huelga general, única forma de derrotar el conjunto del ajuste de Milei, el FMI y las grandes patronales. |