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30 de enero de 2025 Twitter Faceboock

Juventud
Perspectivas para la lucha internacional por la liberación de Palestina
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El pasado fin de semana se realizó el Encuentro Nacional por Palestina en la Ciudad de México, con la intervención de decenas de jóvenes de todo el país. Reproducimos acá la ponencia leída por Manuel Aguilar, estudiante de la FES Acatlán, militante del MTS y de la Agrupación Juvenil Anticapitalista.

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La ofensiva militar iniciada el 7 de Octubre del 2023, recrudeció la barbárica ofensiva sionista contra el pueblo palestino, con el apoyo de todos los gobiernos imperialistas, pues el gobierno Israelí es el enclave político de estos gobiernos en Medio Oriente

El sionismo ha desarrollado un colonialismo de colonos, porque no son enviados por una nación a colonizar y después de un periodo se retiran, son personas que llegaron ahí, producto de la migración pero que buscan apropiarse esas tierras, sin contemplar irse.

La migración Judía es producto del ascenso del fascismo Alemán de todas las potencias que negaron el ingreso de emigrantes, enviándolos a Palestina y del estalinismo, que en un intento de ganar a los judíos para el esfuerzo bélico de la Unión Soviética, viró su política hacia apoyar la creación de un Estado Judío.

La labor militar del sionismo, financiada por la UE y EUA, busca frenar la influencia de otros estados árabes de la región y disciplinar al poderoso proletariado árabe y sectores oprimidos que aún aspiraban a conquistar su libre autodeterminación. Demanda que sostienen desde antes de la primera y segunda Guerra Mundial cuando Inglaterra les prometió un Estado Palestino.

El Estado de Israel es una creación artificial imperialista puesto que fue resultado de sus políticas de repartición de las tierras a quienes derrotaron en las guerras mundiales. A su vez, la colonización de Palestina por masas judías también fue un fenómeno de la política imperialista y, en última instancia, del sistema capitalista en decadencia. Y es por eso que desde 1947 ha mantenido una política de exterminio contra el pueblo Palestino, y sobre la base ha creado una artificial división ante lxs trabajadores de origen cristiano, judío y musulmán en la región, con lo que permitió que el poder de Israel sobre la región se desarrollara, creando una paz formal, que ha tenido múltiples conflictos armados y de la lucha de clases que han puesto en evidencia la débil estabilidad política.

Esta división se crea a partir del establecimiento de un Estado de Apartheid, que creó el odio racial ya que desde el inicio de la ocupación militar de Medio Oriente, a la comunidad palestina se les negaba a acceder a los mismo trabajos, derechos o incluso negocios que a los judíos.

Esta brecha artificial debe resolverse, porque, aunque no en la misma medida, ambos sufren la opresión del sionismo, mientras las autoridades Israelíes y la burguesía judía se llenan los bolsillos con el dinero que sale de vender armas, o de las estrategias que surgen de los “ensayos” militares en la región.

El odio racial creado por el Estado de apartheid desde hace décadas es funcional al sionismo, pues divide las fuerzas de la clase trabajadora árabe y judía, evitando que ambas se unan como una sola clase, superando al racismo y expulsando a los genocidas de Palestina.

La lucha por la liberación de Palestina

Hay que decir que la esperanza para el Pueblo Palestino de que todo termine no la encontramos en los organismos internacionales que no han logrado siquiera poner un alto al bombardeo, es necesario avanzar hacia los cientos de miles de jóvenes y trabajadores que, contra todo pronóstico, irrumpieron en la escena internacional dejando claro que no dejarían pasar un genocidio ante sus ojos, rememoran el fantasma de las protestas contra la guerra de vietnam de 1968.

Levantan la voz para denunciar la mentira de la propaganda imperialista de un odio ancestral y eterno entre musulmanes y judíos. Si el odio racial existe, es porque existe una condición de opresión de una nación sobre otra, en este caso una nación dirigida por un puñado de burgueses y derechistas cuyo poder se debe en gran parte al apoyo estadounidense.

Si el odio racial es funcional al régimen sionista y al imperialismo, los pueblos oprimidos del mundo tienen que unirse contra un enemigo claro, el imperialismo que los somete y los hace dependientes de sus opresores.

La lucha por la liberación de Palestina debe ser la lucha por la liberación de los pueblos oprimidos del mundo, que también sufren el despojo y desplazamiento creado por el sistema capitalista a nivel mundial que apropia territorios para crear nuevos mercados, expoliando los recursos naturales de estas regiones.

Si bien esta lucha se ha venido desarrollando a través de acciones de solidaridad por parte de estudiantes de todo el mundo, de la mano de organizaciones sociales, han tenido conquistas importantes como poner sobre la mesa la barbarie genocida que el imperialismo, desde sus medios oficiales, quería hacer pasar como guerra contra el terrorismo, estos sectores deben redoblar esfuerzos e impulsar la solidaridad activa del conjunto de la clase trabajadora.

La clase trabajadora internacional, por su capacidad de detener la producción, puede ir más allá de detener el consumo e imponer al imperialismo un cese al bombardeo, en particular la que trabaja en la industria militar desde la fabricación hasta el envío de armas.

Esto es realizable debido al desarrollo internacional del movimiento pro palestina sólo si éste avanza en movilizar al conjunto de la clase trabajadora, construyendo una organización internacional, no como una suma de alianzas políticas, sino como un solo movimiento internacional que se apunte a seguir desarrollandose en todas partes, contra la guerra y sus promotores.

Al mismo tiempo, las y los trabajadores a nivel internacional deben ser quienes dirijan a los sectores que ya vienen movilizándose, estudiantes y organizaciones sociales, así como a los pueblos oprimidos del mundo en una lucha contra el imperialismo, contra su propia burguesía en su propia nación, el enemigo está en casa, y se organiza a nivel mundial para mantener la crisis humanitaria en la Franja de Gaza y Medio Oriente.

Con esta lucha internacional buscamos debilitar al imperialismo, y si esta lucha pudiera avivar el movimiento árabe contra la opresión imperialista y capitalista, que existe incluso en sus propios países, que pelee contra las variantes y direcciones religiosas de cualquier tipo, podría poner sobre la mesa una verdadera salida que apunte hacia la libre autodeterminación del pueblo Palestino.

Las demandas de esta lucha deben ser el retorno a sus tierras ancestrales de todos los Palestinos desplazados, la eliminación de las leyes que ponen a los judíos por sobre los palestinos, completa separación de la iglesia del Estado, demandas que se pueden conseguir sólo con la acción política coordinada del proletariado como clase en todo el mundo, y de manera independiente a todo tipo de gobierno, desde judío, árabe o imperialista.

La libre autodeterminación del pueblo palestino y de todos los pueblos árabes implica la desaparición del sionismo, que no es la desaparición de los judíos, es barrer la ultraderecha reaccionaria que se apropia de la identidad judía pero que se alía con el antisemitismo.

Echar a los imperialistas de sus tierras, a la burguesía judía, aliada inseparable de los extranjeros intervencionistas, pero también con las direcciones que hoy proponen instaurar un régimen fundamentalista islámico, como lo es Hamas, que mantenga intactas las bases del capitalismo en la región.

La lucha debe ser internacional

Organizaciones como lo son Hamas o la OLP no pueden dar salidas al conflicto porque lo hacen en clave nacionalista, un Estado Teocrático Palestino no es un progreso hacia una Palestina libre, puesto que sumerge a las masas en un fundamentalismo religioso fortaleciendo las lógicas más reaccionarias que posee la religión hecha política.

Una lucha en clave nacionalista no es garantía de liberar al pueblo Palestino en Medio Oriente, en primer lugar porque se limita la creación de una Nación que no está necesariamente liberada del yugo imperialista, arrastraía al proletariado árabe y judío a la explotación y la opresión de la misma clase burguesa, pero de distinta etnia.

Palestina será libre en medida que la lucha internacional pro palestina avance en una organización internacionalista que apunte a unir a la clase trabajadora desde el Monte Sinaí hasta la península Arábica, no sólo en una serie de reivindicaciones políticas como una suma de exigencias, sino como producto de una comprensión del poder que tiene la clase trabajadora para construir un mundo distinto que no vuelva a ser azotado ni por la guerra, ni por el imperialismo, ni por el capitalismo.

Con ese mismo poder que tiene la clase trabajadora de detener la producción, detener la economía, imponer un cese al fuego, puede poner a producir las fábricas bajo otra lógica, sobre todo las de la industria militar, no para crear las armas que hoy usa el ejército israelí y que enriquecen a un puñado de burgueses, sino para garantizar la liberación material del pueblo trabajador árabe y judío, condición imprescindible para conquistar su libre autodeterminación.

Es por esto que debemos asumir el compromiso de elevar la lucha por la ruptura de relaciones con Israel a la lucha contra el imperialismo y sus agentes, quienes están dispuesto a financiar un genocidio para garantizar sus políticas, contra la extrema derecha cuyo odio racial y xenófobo crea un discurso reaccionario que construye una política que justifica el extermino haciendo que veamos al enemigo entre nosotros.

Para ello proponemos una lucha en perspectiva socialista, lo que implica no pensar solo en términos de las fuerzas establecidas que actúan sobre la región, sino, sobre la base de la lucha de clases, para frenar la barbarie.

La decidida pelea por poner fin al genocidio, es la decidida pelea por reunificar a todo el mundo árabe, en conquistar la “gran Arabia”, sobre la base de una federación de Estados socialistas de medio oriente.

Que enfrente decididamente la opresión colonial en todo el mundo, que ponga huelgas y bloqueos contra la industria armamentística, que movilice su fuerza para poner en jaque a la burguesía y sus intereses.

 
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