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La Izquierda Diario
14 de octubre de 2015 Twitter Faceboock

XXX ENCUENTRO NACIONAL DE MUJERES
La lucha contra la represión y la impunidad de ayer y de hoy presente en el ENM
María Victoria Moyano | Nieta restituida por Abuelas de Plaza de Mayo - Referente del CeProDH
Gloria Pagés | @Gloria_Pages
Alejandrina Barry | @Barry__Ale - Dirigente del CeProDH e hija de desaparecidos

Viajamos a Mar del Plata y fuimos parte de la enorme, entusiasta y combativa delegación de Pan y Rosas. Viajamos al 30 Encuentro Nacional de Mujeres a plantar nuestra bandera contra la impunidad y la represión, de ayer y de hoy, y por eso nos acompañaron y acompañamos a las mamás, hermanas y familiares de pibes asesinados por la policía del gatillo fácil.

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En la marcha que cerró el ENM, que será recordada por la cantidad de mujeres que recorrieron las calles de Mar del Plata, llamó la atención la destacada columna de Pan y Rosas. Encabezando la delegación estaban Elsa, mamá de Franco Casco; María Elena, mamá de Jonatan Herrera, que vino acompañada de su pareja Marcelo; Luciana, hermana de Gerardo "Pichón" Escobar, viajó con sus tres hijos y Tuky, su compañero, todos asesinados por la policía de Rosario; la familia de Thomás Pérez, asesinado por la policía de Mar del Plata: Marta, su mamá, Yésica y Sabrina, sus hermanas y Yael su sobrina; estaba también Emiliana, trabajadora de Madygraf y prima de Sebastián Nino Largueri, asesinado por la policía de Corrientes; Agustina Cruz de Jujuy, hermana de Haydée, víctima de un brutal femicidio; Zulma y Sandra Maldonado, cuyo hermano fue asesinado por la policía en Berisso.

Ahí estaba también marchando con nosotras Eleonora Alais, integrante de H.I.J.O.S. Mar del Plata y una delegación de compañeras del MEDH de Rosario. Con ellas, estábamos nosotras, junto a las compañeras que integran el CeProDH en todo el país: Natalia Hormazábal de Neuquén, Leticia Celli de Córdoba, María Luz Santos Morón, Celina Tidoni y Maine García de La Plata, Maia Hirsh de Jujuy, Luján Echeverría de la zona norte del Gran Buenos Aires, Laura Bogado y Jazmín Levi de Rosario. A pocos metros, las combativas mujeres de Madygraf.

Unas horas antes, en el taller “Mujer y Derechos Humanos” del que participamos, el clima se ponía caldeado. Varias mujeres de diferentes espacios y corrientes ligadas al gobierno peleaban por imponer un balance de esta década.

El temario de discusión era extenso, y por lo mismo, tenso el clima. No había ocurrido en otros encuentros que las militantes kirchneristas volcaran tanta energía a discutir su política de derechos humanos, evidentemente el último encuentro con Cristina presidenta ameritaba que intentaran imponerse.

Ellas, con Scioli y su policía, nosotras con las familias de las víctimas de gatillo fácil

Sin embargo, se encontraron con mujeres que luchamos todos los días contra la impunidad y la represión de ayer y de hoy, estaban también recorriendo los talles y difundiendo su lucha las mamás de Franco y Jonatan, y la hermana de Pichón. Ellas eran el símbolo más grande de que en esta década, cada vez son más los pibes víctimas del gatillo fácil, muertos en comisarías y desaparecidos. Esa es la verdadera inseguridad. Con ellas denunciamos la política de militarización de los barrios encabezada por Scioli, responsable de los cada vez más casos de gatillo fácil. Las militantes kirchneristas no pudieron emitir palabra: la única verdad es la realidad, parece.

Ellas, defendiendo la miseria de juicios fragmentados, nosotras, luchando por la apertura de los archivos y juicios a todos los genocidas por todos los compañeros
Sin embargo, cuando el punto fue el balance de los juicios, la realidad ya pasaba a ser materia de “opiniones”, entonces no fue la lucha de años de los organismos de derechos humanos y de los familiares de desaparecidos y los sobrevivientes que nunca bajamos los brazos, sino “Néstor” quien permitió que los genocidas vuelvan al banquillo. Y a la hora de hacer un balance, el mito de que gran cantidad de genocidas están presos se iba cayendo y en igual proporción crecía el ánimo exasperado de las mujeres K que apenas podían explicar porqué su gobierno no abría los archivos de la dictadura, o a lo sumo gritaban que era “culpa de la justicia”. En el mismo sentido, pretendían demostrar un avance en los juicios a los civiles que sostuvieron el golpe en base al caso del exrector de la Universidad de La Plata. Que se esté produciendo un “sobreseimiento encubierto” como planteamos en relación a los civiles como Blaquier, Massot, Botinelli de Editorial Atlántida, entre otros, era un dato que a ellas sólo hacía patear la pelota hacia la justicia, contra la que nosotras peleamos cotidianamente en las causas por nuestros familiares, pero sabemos que son los mismos empresarios que hoy el gobierno les garantiza y gerencia sus ganancias. Porqué sino no se ha avanzado tampoco en llevar a los tribunales a empresarios de Techint, Ford, Mercedes Benz.

Ellas, con Berni y la represión; nosotras, con los luchadores y perseguidos

Hubo momentos en que la impotencia de estas mujeres que sólo viajaron a defender los hecho por el gobierno llegó a insultos y provocaciones dignas de lo más rancio y reaccionario. Era imposible llegar a una síntesis o consenso como gusta a la Comisión organizadora. Un grupo de ellas se ubicó literalmente como defensores de la represión en la Panamericana. Fue cuando señalamos que hay 4500 procesados/as por luchar. Furiosas, muchas de ellas cuestionaron la cifra y las fuentes (aclaremos que se trata de estadísticas producto de un detallado informe realizado por los organismos de derechos humanos que integramos el Encuentro Memoria, Verdad y Justicia), en una actitud homologable a la de los sectores de derecha que cuando hablan de los desaparecidos cuestionan que hayan sido 30 mil, diciendo que a lo sumo hubo 8 mil.

En los gobiernos kirchneristas no hay ni hubo procesados, parece que acá de nuevo la realidad es una verdad que hiere en lo más profundo y entonces… es una mentira. La impotencia para sostener esto llevó a una de las mujeres, a burlarse de Victoria Moyano cuando dijimos ella era un ejemplo de cómo no sólo el gobierno reprimía sino que la habían detenido durante una de las represiones en la Panamericana en apoyo a la lucha de los obreros de Lear.

A esta burla, inadmisible, y los insultos que de tan machistas daban asco, respondimos enérgicamente repudiando esta provocación. Se resolvió que serían retiradas de la comisión todas aquellas que volvieran a provocar e insultar.

Con más fuerzas para seguir luchando contra la impunidad y la represión

Mientras tanto, Elsa, María Elena y Luciana junto a nuestras compañeras de Rosario, que seguían recorriendo los talleres difundiendo su lucha, conmovían a las mujeres reunidas. Mención aparte merece la actitud increíble de integrantes de la Comisión Organizadora que intentaron impedir que se expresaran las compañeras con el argumento de que “no habían consultado y se estaban tratando otros temas”. Pero no pudieron pararlas. A nosotras tampoco.

La represión desatada al finalizar la marcha, por parte de la policía de CFK y Scioli, en común con grupos de ultraderecha mostró una vez más lo indefendible del discurso de derechos humanos. Es la primera vez que reprime una movilización del Encuentro de Mujeres, dato destacado hasta por Página12, algo totalmente repudiable y un anticipo de lo que vendrá de un gobierno de Daniel Scioli, al que intentan embellecer como continuador del “proyecto”.

Volvimos todas con la alegría de ser parte de un movimiento de mujeres que tiene entre ellas a luchadoras decididas a no bajar los brazos hasta encontrar justicia.

 
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