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En enero, cuando eran varios los precandidatos presidenciales del kirchnerismo, Sergio Urribarri decía que Daniel Scioli se sentía “cómodo” en el espacio de Clarín y que, lejos de ser un digno sucesor de Cristina, no daba “garantías de cuidar los logros ni de profundizarlos”. Ayer, el mismo dirigente dijo que “tenemos una Argentina de pie y la gran oportunidad de ir junto a Daniel Scioli por todo lo que falta”.
Mucha agua pasó bajo los puentes entre el verano y estos últimos días de campaña. Tanta agua que el “baño de humildad” con el que Urribarri, Randazzo, Taiana y Rossi se bajaron para dejar a Scioli como único candidato arrazó hasta con convicciones aparentemente serias.
Obviamente cuando el elegido por Cristina le dijo a Urribarri que no se preocupara, que su bajada sería recompensada, el gobernador entrerriano giró el timón y se sumó a la campaña como el mejor sciolista. En el olvido quedó la respuesta dada al diario Página/12 cuando le preguntaron qué iba a hacer si el exmotonauta se quedaba con la candidatura presidencial del kirchnerismo: “Si gana Scioli, yo no voy a tener ninguna incidencia en la campaña. Voy a ser un dirigente perdido del montón”.
Lo que perdió Urribarri fue la memoria. Él es quien quiso acaudillar a Randazzo, Rossi, Taiana y Aníbal Fernández para enfrentar a Scioli desde un supuesto kirchnerismo puro. “Con esos cuatro o cinco candidatos he venido hablando en función de buscar en algún tiempo prudente una convergencia que nos permita caminar juntos y fortalecer alguna de las candidaturas”, dijo en aquella entrevista al diario oficialista. La idea era fortalecer a alguno de ellos para competir en la interna peronista con Scioli, quien entonces parecía ser el menos kirchnerista de todos.
Por entonces también dijo en una entrevista en Radio América que una candidatura de Scioli era “un riesgo de volver para atrás porque Daniel no ha demostrado, al menos en su carrera política, pararse y estar firme ante las presiones que ha tenido".
Fue justamente en enero cuando Scioli se sacó fotos y festejó junto a las huestes de Héctor Magnetto y Ernestina de Noble en el Espacio Clarín de Mar del Plata. Sobre ese encuentro entre “la Corpo” y “el candidato” Urribarri vio la necesidad de sentar posición, quizás creyendo que eso lo favorecería de cara al futuro. “A mí sinceramente me molestó muchísimo. No tengo dudas que a la mayoría de los militantes de este proyecto nos dolió mucho el castigo que ha sufrido nuestra presidenta en estos años. Y no pocos de los responsables de eso estaban ahí sonriendo junto a Daniel Scioli. A mí no me motivó otra cosa que no poder aceptar que él esté ahí celebrando. ¿Qué tenía para celebrar Scioli en ese espacio? Esa fue una clara señal de que él se siente cómodo en ese espacio. ¿Cómo vas a confiar en un dirigente que haga esas cosas, que pueda ponerle límite a esos sectores?”.
Hasta acusó a Scioli de tomar decisiones para “agradar a las elites, al modelo económico concentrado”.
Pero como ya dijimos, al final se arrodillaron todos ante Scioli, el hijo político de Menem. Y ahí están, haciéndole la campaña como si nunca hubiera sido otra cosa que un digno representante del “proyecto”.
Ayer Urribarri y Scioli visitaron juntos al presidente uruguayo Tabaré Vázquez. Y fue allí donde el candidato anunció que si llega a la presidencia el entrerriano será su ministro de Interior y Transporte, el puesto que hoy ocupa Florencio Randazzo.
En aquella entrevista a Página/12 Urribarri también había intentado mostrarse como un candidato mejor parado que Randazzo, ya que su experiencia como goberndor de Entre Ríos no podía compararse con la mera gestión de un ministerio. “Convengamos que el proceso de licitación y compra de los trenes cuando él (por Randazzo) asume el Ministerio de Transporte era un tema que estaba resuelto y él lo llevó adelante por orden de la Presidenta. Lo llevó con eficiencia, pero de todas maneras me parece que es muy distinto tener que manejar una parte de un ministerio que tener que conducir una provincia”.
A Urribarri no le va a quedar otra que trasladar su experiencia como gobernador al manejo de un ministerio. Como premio consuelo no es poco. Al menos formará parte del grupo selecto de funcionarios elegidos por Scioli para encarar un nuevo proceso de ajuste, represión e impunidad.
Ese era, parece, en definitiva, "el próximo paso" del que hablaba Urribarri en su campaña. | 
