Alejandro López dispara, desde La Mañana de Neuquén y desde su micrófono en la radio, con un arsenal de ataques contra las y los docentes basado en medias verdades y un sentido común asentado en décadas de campañas de desprestigio a la educación pública. Al mejor estilo de los escribas de la dictadura militar, en una columna reciente, habla de un gobierno que viene a "extirpar todo lo infeccioso" en Educación. Y para sostener su hipótesis despliega una serie de argumentos falaces. Siguiendo el orden de sus “preocupaciones”:¿qué ocultan las medias verdades de este señor?
La hipótesis del periodista es que ATEN utiliza como excusa la ley de presentismo para disputar el gobierno de la Educación en Neuquén. Y, para sostenerla, comienza haciendo eje en la magra cantidad de docentes que habrían renunciado al supuesto "beneficio" y afirma que esto habría destruido el discurso del sindicato acerca del descontento con el mismo. Apela a la supuesta contundencia de los números. De 24,700 docentes solamente 9 habrían renunciado a cobrar el plus.
El primer error u ocultamiento de esta afirmación es que más allá de la miseria de una suma extra por fuera del salario básico, lo que se cuestiona profundamente es el ataque a las condiciones laborales de las y los trabajadores suplentes, que son la mayoría dentro del sistema educativo. Un claro avance de la reforma laboral que plantea que serán muy pocos las y los trabajadores que puedan cumplir los cuatro meses de antigüedad en una suplencia, condenándolos a ser para siempre trabajadores precarizados y que, por otro lado, desprotege a las trabajadoras que estén cursando una licencia por violencia de género o por maternidad, en caso de que vuelva a su cargo la persona titular del mismo.
Entonces, además del ataque al derecho a huelga que implica el “premiar” a quién no incurra en una inasistencia, en el marco de salarios que están por debajo de la canasta familiar; el retorno de sumas por fuera del básico que eliminamos casi en su totalidad en la huelga de 2007 con el saldo terrible del asesinato de nuestro compañero Carlos Fuentealba por orden del gobernador Sobisch; lo que estamos rechazando profundamente es la política anti derechos del gobierno provincial en consonancia con la Ley Bases y el Pacto de julio del presidente Milei.
Por otro lado, en ningún momento fue una definición del colectivo docente entrar en el juego del gobierno con esa truchada de renunciar al cobro del plus, entonces decir que los números demuestran que no hay tantos detractores de la ley de presentismo es una falsedad. Para medir el descontento alcanza con contabilizar la adhesión al paro de más del 80% y las 2300 personas debatiendo en asambleas en toda la provincia. Esas asambleas que ningún gobierno del MPN pudo doblegar y que son el blanco en la mira del gobierno de Figueroa y su ministra Soledad Martínez.
El segundo argumento del periodista apela al mandato popular que estaría cumpliendo Figueroa atacando a los docentes. Hay que decir aquí que, así como Milei ganó prometiendo atacar a la casta política y luego transformó en blanco de su ataque a la clase trabajadora y a los sectores más empobrecidos, Figueroa llegó a la gobernación prometiendo trabajo, educación y salud. Una vez en el poder, se dedicó a seguir cuidando los negocios petroleros a la vez que se ha dedicado a cerrar centros de día, atacar al conjunto de los trabajadores estatales quitando el 25% del IPC de enero y aumentando sideralmente el aporte personal al ISSN, mientras mantiene el negocio de la tercerización del mantenimiento e infraestructura para Salud y Educación y pretende derrotar al único sindicato que democráticamente define cómo defender los derechos laborales y el derecho a la educación de niños, niñas y adolescentes.
El escriba del poder plantea, además, haciendo alusión a una supuesta fuente, que no podría achacársele a Figueroa la situación actual de la educación porque antes gobernaba el MPN. Es otra media verdad, ya que Rolando Figueroa no es nuevo en la gestión de gobierno, sino que como parte de su partido histórico (el MPN) está en distintas funciones de gobierno desde 1999. Incluso el periodista habla de los últimos 8 años en los que el sindicato habría tomado las riendas de la política educativa de la provincia. Pues bien, los primeros cuatro de esos 8, Rolando Figueroa fue vicegobernador de Omar Gutiérrez por el partido que gobernó la provincia durante 60 años. Por lo tanto: ¿puede quejarse de la “pesada herencia” quien es heredero de sí mismo?
López plantea en un subtítulo que “sin gestión no habrá calidad posible”. Para hacer alusión a la cantidad de días perdidos por supuesta responsabilidad del colectivo docente. Y aquí la mentira por omisión es escandalosa. Según la definición del diccionario, gestionar es “ocuparse de la administración, organización y funcionamiento de una empresa, actividad económica u organismo”. En esta área, el gobierno de Figueroa y su ministra de educación Soledad Martínez tienen un cero.
No es el paro docente el que deja permanentemente sin clases a miles de estudiantes sino la descentralización de la obra pública y el mantenimiento, que implica que desde hace décadas no se construya una escuela y el mantenimiento esté en manos de empresas contratadas que ponen parches cobrando precios millonarios, exponiendo la vida de trabajadores y estudiantes. Esta descentralización es perpetuada por el actual gobierno.
La responsabilidad está en una (no)gestión que desperdició las vacaciones de verano para poner en condiciones las escuelas. Y mantiene al mismo ineficiente grupo de trabajo del gobierno de Gutiérrez en el área de mantenimiento. La falta de gestión se expresa en no haber convocado al sindicato a mesa de discusión salarial hasta una semana antes de empezar de empezar las clases. La falta de gestión está en la escuela de Caviahue, que se incendió por años de falta de mantenimiento. Y en que miles de estudiantes estuvieron entre 30 y 60 días sin clases por problemas edilicios que este gobierno debería haber resuelto durante el receso o invirtiendo realmente los 60.000 millones que anunciaron en mayo y no se sabe dónde están. La EPET 14 de Neuquén capital es el símbolo más emblemático de esta política de destrucción de la escuela pública. Reconocida por su alto nivel académico y por estar en el centro de la capital de la provincia, esta escuela técnica estuvo dos meses sin clases por problemas en las calderas. Y nada de esto se trata de desidia sino de una política para favorecer el negocio privado. Mientras las escuelas técnicas de toda la provincia tienen situaciones similares, se instalan en Neuquén escuelas secundarias técnicas privadas y universidades con las mismas carreras que la Universidad pública. Pero todo esto parece no ser parte del panorama educativo que miran el gobierno y su escriba.
Para terminar, cuando dice que el activismo está hablando de “troskearla”, al margen de lo dudoso de tal afirmación y de su sesgo macartista, demuestra a su pesar que son las agrupaciones y organizaciones de la izquierda trotskista y clasista las que siempre han defendido la educación pública y luchado por invertir las prioridades con presupuesto para Salud y Educación públicas y no para la fiesta petrolera. |