El 5 de agosto de 1895 marca el aniversario del fallecimiento de Friedrich Engels, compañero de ruta de Karl Marx. Su obra no sólo sentó las bases de la teoría política y económica marxista, sino que también dejó un legado clave para la filosofía y la ciencia. Entre sus trabajos más destacados se encuentra Dialéctica de la naturaleza, donde Engels explora descubrimientos y problemas de las ciencias naturales a la luz del método dialéctico. En sus palabras: “Las leyes dialécticas son verdaderas leyes del desarrollo de la naturaleza y por lo tanto también resultan válidas para las ciencias naturales teóricas".
En esta nota te contamos qué son las leyes de la dialéctica y cómo Engels estudió los descubrimientos científicos de su época a través de ellas, dando cuenta de la potencia teórica del marxismo para entender y dar respuesta a fenómenos complejos en diferentes áreas científicas.
El materialismo dialéctico
El desarrollo del materialismo dialéctico por Karl Marx y Friedrich Engels representó una revolución teórica en la comprensión de la historia y la naturaleza. El enfoque de Marx y Engels expresa una crítica radical a las filosofías idealistas y mecanicistas predominantes en la primera mitad del siglo XIX. Sus ideas nacen en la necesidad histórica de superar las limitaciones del materialismo mecanicista del siglo XVIII, que consideraba la materia como algo pasivo e inmutable, y del idealismo hegeliano, que veía la realidad como una manifestación de la “Idea Absoluta”.
Hegel sostenía que la realidad se desarrolla a través de procesos en los que las contradicciones internas son los motores del cambio y del progreso. Así, introdujo la idea de que la historia y la realidad se desarrollan de manera dialéctica y objetiva. Estas ideas representaron un gran avance en relación a la filosofía idealista subjetiva predominante de la época. Sin embargo, Hegel también era por concepción, idealista. Esta ubicación hizo que, a pesar de sus avances en relación a la historicidad y a la materialidad del movimiento, la culminación de ese proceso dialéctico estaba centrado en el “espíritu absoluto” reconociéndose a sí mismo. Esta culminación “traicionaba”, en cierto modo, el método dialéctico que había propuesto, pues a pesar de su avance hacia una mayor historicidad y materialidad, terminaba en un idealismo trascendental.
Influenciados por el pensamiento de Hegel, pero críticamente distanciados de su idealismo, Marx y Engels desarrollaron una concepción materialista de la dialéctica. Marx y Engels toman esta estructura dialéctica pero la reorientan hacia una concepción materialista histórica, donde la materia y las condiciones materiales de la vida son fundamentales para entender el cambio. Para ellos, no son las ideas las que impulsan el cambio y el desarrollo en la naturaleza y la humanidad, sino más bien las contradicciones materiales de la propia realidad.
El materialismo histórico de Marx y Engels sostiene que el desarrollo histórico y social es impulsado por el movimiento de la materia, lo cual incluye las condiciones materiales -sociales- de existencia determinadas por la matriz productiva. En este enfoque, lo social y cultural poseen una autonomía relativa respecto del resto de la naturaleza, con sus propias regularidades y particularidades (John Bellamy Foster se refiere a esto como emergentismo). Esta perspectiva introduce una tensión, que ha sido objeto de debate en la corriente marxista hasta nuestros días, sobre cuál es el factor determinante para el cambio: si las contradicciones inherentes a la estructura social productiva (como el feudalismo o el capitalismo) o la acción consciente de los sujetos, es decir, la lucha de clases. Marx captura esta dialéctica en El 18 de Brumario al afirmar: "Los hombres hacen su propia historia, pero no la hacen a su libre arbitrio, bajo circunstancias elegidas por ellos mismos" (El 18 de Brumario de Luis Bonaparte, 1852).
Mientras que Marx en El Capital analiza cómo las relaciones de producción capitalistas generan las contradicciones internas que eventualmente podrían llevar a su superación y la emergencia de un nuevo sistema social [1]], Engels, en Anti-Dühring y Dialéctica de la naturaleza, expande estas ideas, aplicándolas también a las ciencias naturales.
El materialismo dialéctico en el terreno de las ciencias naturales
Marx comprendió que era necesario realizar un estudio detallado de matemáticas mientras trabajaba en la primera versión de El Capital. En 1858, comenzó a estudiar álgebra, seguido de geometría analítica y cálculo diferencial e integral. Debido a que El Capital absorbía toda su atención, fue Engels quien tuvo que enfrentar los nuevos desafíos teóricos derivados de los avances de la época en ciencias naturales. Engels pudo comenzar este trabajo después de dejar su puesto en una empresa en Manchester y mudarse a Londres. Sin embargo, la guerra franco-prusiana, la Comuna de París y su intensa actividad en la Internacional le impidieron centrarse en estas investigaciones teóricas hasta principios de 1873. Recién entonces, Engels comenzó a escribir los trabajos que componen Dialéctica de la naturaleza entre ese año y 1886. Durante este período, produjo una gran cantidad de materiales fundamentales sobre los principales problemas de las ciencias naturales y elaboró, en forma más o menos completa, diez artículos y capítulos, además de más de ciento setenta notas y fragmentos.
La tarea que se fijó al escribir Dialéctica de la Naturaleza se formula como sigue en su Prefacio a la segunda edición del Anti-Dühring: "Ni hace falta decir que mi recapitulación de las matemáticas y las ciencias naturales se emprendió con el fin de convencerme también a mí mismo en detalle, de aquello acerca de lo cual, en general, no me cabían dudas, a saber: que en la naturaleza en medio de la multitud de innumerables cambios, se abren paso las mismas leyes dialécticas del movimiento que en la historia gobiernan el surgimiento en apariencia fortuito de los acontecimientos...No se trataba para mí de construir las leyes de dialéctica en la naturaleza, sino de descubrirlas en ésta y de desarrollarlas a partir de ella" (F. Engels, Dialéctica de la naturaleza). Es decir, que lo que aparece como fortuito en la naturaleza podría explicarse utilizando como herramienta a la dialéctica, la cual aborda el movimiento y desarrollo, intentando descubrir y desarrrolar en esa naturaleza ese mismo principio de movimiento. El escrito de Engels describe estas tres leyes:
*La unidad y lucha de los opuestos. Esta ley postula que todos los fenómenos y procesos contienen elementos contradictorios en interacción constante, cuya lucha y resolución impulsan el cambio y el desarrollo. En términos científicos, esto permite explicar mejor, por ejemplo, cómo fuerzas opuestas como la gravedad y las fuerzas de repulsión, interactúan en la formación de estructuras cósmicas.
*Salto de cantidad en calidad. Según esta ley, los cambios acumulativos en cantidad eventualmente provocan un cambio en la “calidad” de la materia. Un ejemplo de esto en la naturaleza es cómo el aumento gradual de temperatura puede llevar al cambio de estado de una sustancia, como el agua que pasa de líquido a vapor.
*La negación de la negación. Esta ley expresa la unidad dialéctica que existe entre lo nuevo (negación de lo viejo) y la vuelta al pasado, es decir, la repetición de lo viejo (la negación de lo nuevo por lo viejo: la negación de la negación). Esta ley permite explicar cómo el desarrollo y el cambio no son lineales, sino que implican una serie de negaciones que superan pero también preservan aspectos de las etapas anteriores. En biología, esto se puede observar en la evolución, donde nuevas especies emergen y desarrollan características que suponen una superación de sus predecesoras, pero que conservan ciertos rasgos esenciales.
En Dialéctica de la naturaleza Engels muestra cómo los descubrimientos científicos del siglo XIX reflejaban estas leyes. Se entrega a la tarea de observar y analizar los avances científicos a la luz del método dialéctico, eliminando toda interpretación espiritual y metafísica de los fenómenos naturales. Criticaba allí a Hegel: “Hegel desarrolla las tres, a su manera idealista, como simples leyes del pensamiento (...)El error consiste en el hecho de que se endosa a estas leyes a la naturaleza y la historia como leyes del pensamiento, y no se deducen de ellas. Esa es la fuente de todo el tratamiento forzado y a menudo ofensivo; el universo, lo quiera o no, tiene que adaptarse a un sistema de pensamiento que por sí mismo no es más que el producto de una etapa definida de la evolución del pensamiento humano. Si damos vuelta las cosas del revés, todo se hace sencillo, y las leyes dialécticas, que tan misteriosas parecen en la filosofía idealista, se vuelven enseguida simples y claras como la luz del sol”.
La dialéctica como herramienta para entender el movimiento y el cambio
La idea axial de la Dialéctica de la naturaleza es la clasificación de las formas de movimiento de la materia, y, por lo tanto, la clasificación de las ciencias que tratan de dichas formas. Las ciencias naturales estudian las principales formas del movimiento: las mecánicas, las físicas, químicas y biológicas. Sobre la base de esta teoría de la forma de movimiento de la materia, Engels construye la clasificación materialista dialéctica de las ciencias naturales, cada una de las cuales "analiza una forma de movimiento o una serie de formas que se dan juntas y que pasan de una a otra". Así, Engels analiza problemas de la mecánica, la física, la química y la biología y sus contradicciones en el desarrollo histórico, saltos de cantidad en calidad, avances y retrocesos. En las matemáticas destaca el problema del aparente apriorismo de las abstracciones matemáticas; en astronomía el del origen y desarrollo del sistema solar; en física, la teoría de la transformación de la energía; en química, el problema de la atomística; en biología, el del origen y esencia de la vida, la teoría celular y el darwinismo. La teoría del origen del hombre por el trabajo, que Engels formula, constituye una transición de las ciencias naturales a la historia de la sociedad. En su consideración de todos estos problemas, Engels no se limita a un simple registro de tal o cual descubrimiento científico, sino que usa el método materialista dialéctico para interpretar las conquistas más importantes de las ciencias naturales.
Las leyes de la dialéctica en los descubrimientos científicos de los siglos XIX y XX
Engels destacó tres avances científicos clave de su época: el descubrimiento de la célula, la ley de conservación y transformación de la energía, y la teoría de la evolución de Darwin. En 1838 y 1839, M. J. Schleiden y T. Schwann identificaron la célula como la unidad estructural básica de los organismos vivos, demostrando la unidad del mundo orgánico. Entre 1842 y 1847, J. R. Mayer, J. P. Joule, W. R. Grove, L. A. Colding y H. Helmholtz formularon la ley de la conservación y transformación de la energía, evidenciando que la naturaleza se transforma en un proceso continuo, pasando de una forma a otra.
En 1859, Charles Darwin publicó Sobre el origen de las especies por medio de la selección natural, que consolidó las ideas evolutivas y sentó las bases de la biología moderna. Estos descubrimientos revelaron el carácter dialéctico de los datos científicos obtenidos, aunque chocaban con el método metafísico predominante entre los científicos de la época. Engels, a diferencia de sus contemporáneos, defendió la complejidad del átomo y previó la existencia de otras partículas a través de una analogía con los infinitesimales matemáticos. Era indispensable generalizar las principales conquistas científicas del siglo XIX desde el punto de vista de la filosofía y elaborar una concepción materialista dialéctica de la naturaleza.
Los avances científicos del siglo XX confirmaron y enriquecieron la concepción materialista dialéctica de Marx y Engels sobre la naturaleza. En física, los descubrimientos de Max Planck, Niels Bohr y Louis de Broglie demostraron el postulado dialéctico de la unidad de lo discreto y la continuidad de la materia. La teoría moderna de las partículas elementales corroboró las proposiciones de Engels y Lenin sobre la inagotabilidad del átomo y el electrón. También hay que decir que muchos aspectos de Dialéctica de la naturaleza han quedado anticuados o incluso han sido rechazados, como la hipótesis mecánica del éter o el hecho de que la velocidad de la corriente eléctrica no puede ser superior a la de la luz. Aún así, ninguno de ellos afecta lo sustancial de la obra ni la validez del enfoque dialéctico.
La teoría de la relatividad de Einstein de principios de siglo XX, por su parte, demuestra la invalidez de la metafísica que sustentaba toda la cosmovisión de Isaac Newton, quien concebía el espacio como una entidad infinita y uniforme que existe independientemente de cualquier objeto material. Para Newton el espacio es un "contenedor" dentro del cual los objetos existen y se mueven. Este espacio absoluto es inmóvil y no afectado por la presencia o ausencia de objetos. De manera similar, Newton consideraba el tiempo como una secuencia continua y uniforme que fluye de manera constante, independientemente de cualquier evento o cambio en el universo. El tiempo absoluto es uniforme y eterno, una dimensión que pasa de manera uniforme para todos los observadores, sin importar su estado de movimiento o posición.
Estas ideas se oponen a las concepciones relativas del espacio y el tiempo que surgirían a principios de siglo XX con la teoría de la relatividad de Albert Einstein, a partir de resultados experimentales en relación a los fenómenos electromagnéticos que daban cuenta de la constancia de la velocidad de la luz. En su teoría de la relatividad especial (1905), Einstein postula que el espacio y el tiempo no son entidades absolutas, sino que están interrelacionados y dependen del estado de movimiento del observador. El espacio y el tiempo se fusionan en un continuo espacio-tiempo, donde las medidas de espacio y tiempo pueden variar según la velocidad del observador. Ya en 1915, a través de la teoría de la relatividad general, Einstein propone además que el espacio-tiempo es dinámico y se curva en presencia de masa y energía. La gravedad no es una fuerza que actúa a distancia (como lo concebía Newton), sino una manifestación de la curvatura del espacio-tiempo causada por la masa.
Los supuestos metafísicos resultan obstáculos enormes en el desarrollo del conocimiento científico. Se trata de ideas sobre el mundo propias del tiempo histórico de la sociedad, y también ligadas a la ideología de la clase dominante de la época. El materialismo dialéctico, por su parte, entiende al mundo en constante cambio y desarrollo, con procesos interconectados y en transformación continua y, por sobre todo, está basado en lo concreto, en la materia.
La cibernética, la bioquímica y la geofísica, entre otras disciplinas, a su vez respaldaron la predicción de Engels de que los mayores logros científicos surgirían en la intersección de diversas áreas del conocimiento.
El Legado de Engels a la ciencia moderna
Engels y Marx demostraron cómo las contradicciones en la estructura social –las relaciones de producción– están en la base del cambio histórico. Esta comprensión dialéctica es fundamental para entender la lucha por la liberación, proporcionando el sustento teórico, metodológico e histórico para la emancipación de los explotados hacia el nacimiento de una nueva sociedad sin clases sociales.
El aniversario de la muerte de Friedrich Engels nos ofrece una oportunidad para reflexionar sobre su legado y la relevancia continua de sus ideas. Dialéctica de la naturaleza no es sólo una obra científica, es a la vez un manifiesto filosófico que nos invita a ver el mundo en constante cambio y transformación, reconociendo la importancia de las contradicciones y para el cual la dialéctica es una herramienta indispensable.
Agradecimientos: A Ariane Díaz, editora del suplemento Ideas de Izquierda por su valiosa retroalimentación en la revisión de este texto. |