Luego de que hace poco más de un mes el presidente Javier Milei encabezara un desfile de miles de soldados, tanques y aviones por la calle Libertador en la Ciudad de Buenos Aires con motivo del 9 de Julio, ahora se hizo presente en un acto en el Ministerio de Defensa, para hacer entrega de sables a los oficiales superiores de estas fuerzas de historial represivo. La visita llega mientras continúa el escándalo por otra visita: la que realizaron varios diputados de La Libertad Avanza a milicos condenados por crímenes de lesa humanidad durante la última dictadura militar.
Se trata de un esfuerzo sistemático desde el gobierno para intentar recomponer la legitimidad de unas fuerzas armadas odiadas por millones en nuestro país luego del golpe de estado genocida y la dictadura militar. En su intervención, el presidente elogió a los milicos al plantear que los gobiernos previos “ocultaban por revanchismo o por ignorancia el rol de aquellos que literalmente dan la vida por la patria” y continuó exclamando que “Vinimos a dar vuelta esta triste página de nuestra historia y honrar el legado de Roca y San Martín. Y, también, queremos honrar la demanda de reconocimiento que surge de la sociedad misma, que nunca dio la espalda a las Fuerzas Armadas, a pesar de la incesante campaña de desprestigio que montaron muchos políticos durante décadas”.
Como ya intenta hacer costumbre, el presidente reivindica dos legados genocidas de un golpe, no solo al hablar de “campaña de desprestigio” para referirse a las demandas por crímenes considerados de lesa humanidad, sino también al genocidio de fines de Siglo XIX al hablar de Roca como un “procer”, cuando se trata del principal responsable de la masacre contra los pueblos originarios que habitaban estas tierras.
En su discurso, el mismo Milei que dice que “no hay plata” para salarios y jubilaciones dejó en claro que “le tira” el uniforme: “No vamos a desconocer la deuda histórica con las Fuerzas Armadas. Vamos a hacer esfuerzos para ir recomponiendo los salarios a medida que vayamos estabilizando la situación económica”.
La ausencia de Villarruel y la pelea por la agenda derechista
La ausencia de la vicepresidenta Victoria Villarruel volvió a dar que hablar, en un gobierno marcado por las internas desde su origen. Desde su entorno respondieron a distintos medios que “Le hubiese encantado estar acompañando como siempre a las Fuerzas Armadas, pero la Presidencia de la Nación, que maneja las invitaciones, y el Ministerio de Defensa no la invitaron. Por lo que lamenta no poder acompañar a los camaradas de su padre y abuelo”.
De esta manera volvió a avivar las llamas de una interna que sigue dando nuevos capítulos. Recordemos que luego de la ausencia de la “hija natural” de la “familia militar” y acérrima negacionista en la firma del Pacto de Mayo, finalmente Villarruel apareció posando en un tanque de guerra junto al presidente.
En esta ocasión Javier Milei parece haber aprovechado la ausencia de la segunda en la línea sucesoria de la presidencia para tomar en sus manos el discurso amigable con los uniformados.
Aunque existen distintas explicaciones acerca de las causas de fondo de esta interna, entre las que se cuentan las diferencias acerca del reparto de poder dentro del gabinete, lo que sí está claro es que los guiños al discurso reaccionario que promueve la Vicepresidenta son muchos y vienen de distintos lados.
Por caso, en las últimas semanas ejemplos destacados de estos guiños vinieron directamente desde el peronismo. Fue el caso de Guillermo Moreno, que en el programa Duro de Domar planteó que Villarruel “no tiene nada que ver con los muchachos del proceso”, donde también reivindicó a milicos genocidas que fueron parte del Operativo Independencia (él y no otro acercó al PJ al genocida Milani bajo el gobierno de Cristina Kirchner). También Sergio Berni dijo en estos días que “yo a Villarruel la quiero en mi equipo porque veo una peronista, veo una persona con una impronta nacionalista, que es de lo que este gobierno tiene una carencia absoluta". Hasta acá llega el “mal menor”
Aunque siga la interna entre las distintas alas del gobierno libertario y amenace ser un factor más de inestabilidad en una situación política cargada de contradicciones, lo que es seguro es que el discurso derechista y de reconciliación con aquellos que asesinaron a miles de trabajadores y jóvenes para imponer un plan de país al servicio del gran capital y el imperialismo hay quienes lo escriban.
Responder a estos intentos derechistas es apremiante. Es parte de una pelea contra la impunidad que buscan hacer concreta, como se vio en la visita de los diputados libertarios a genocidas en el penal de Ezeiza, incluyendo a personajes nefastos como el mismo Alfredo Astiz, buscando otorgarles la prisión domiciliaria y que también buscar negar la memoria de los 30.000 detenidos desaparecidos.
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