Las plataformas y soportes digitales no transformaron la esencia de nuestro trabajo pero sí sus formas. En las antípodas de un conservadurismo que entiende que todo avance es para peor y se atalona en un pasado romántico, que podría remontarse a las hermosas Olivetti o el fiel 16mm, desde estas líneas reivindicamos el avance tecnológico y la necesidad de su aprovechamiento para el mejoramiento de nuestra profesión, el crecimiento de cada trabajador y del producto de cada colectivo de trabajadores.
Esto que decimos no es nuevo, en ese camino andamos hace ya varios años, con la incorporación del sistema de edición no lineal, las nuevas cámaras digitales, la subida a la web de un noticiero –en donde queda registro público de cada una de las noticias que se cubren-, los sistemas de digitalización en alta definición del material histórico (fílmico o en otros soportes), etcétera. En cada uno de esos pasos adelante que damos hay nuevos desafíos y problemas por resolver. La necesidad de capacitarnos es una de las cuestiones fundamentales, para aprender a usar esas herramientas que no son fines en sí mismos sino medios para seguir haciendo periodismo, pero en mejores condiciones técnicas, aprovechando los avances tecnológicos para nuestro beneficio no solo como trabajadores de prensa sino como sociedad. Y decimos esto porque los avances no solo modifican nuestro trabajo sino también la relación entre emisor y receptor del mensaje, llevándola a un campo de mucha más interacción (a través de las redes sociales por ejemplo) y dándole un rol paulatinamente más activo a quien está en su casa mirando el noticiero por TV o una noticia por internet desde su celular.
Uno de los problemas que se nos presenta con las nuevas tecnologías es el de la regulación laboral. Como sucedió en otros momentos de la historia, en el sistema en que vivimos las máquinas tienden a reemplazar al hombre, sin beneficio colectivo y social sino de los empresarios que sólo buscan abaratar costos. A eso nos oponemos, en el gremio de prensa y en donde sea, rotundamente. Si la utilización de la tecnología es para jerarquizar nuestra tarea profesional y los medios en los que trabajamos, en nombre de ella no se pueden llevar a cabo procesos de precarización laboral, tales como la “convergencia” o la multitarea.
Multitarea
No existe una única definición de lo que en los medios de comunicación se llama “convergencia”. A partir de las nuevas plataformas y soportes digitales lo que antes era un medio de prensa de una única rama tiende a diversificarse y pertenecer a varias ramas a la vez. Un diario que tiene un portal web, un portal web que transmite contenidos periodísticos en formato televisivo, una radio con cámaras en el estudio que transmite en “dúplex”.
Los cambios deben ser para mejorar nuestro trabajo en dos sentidos:
Mejorar el producto periodístico (nunca podría ser el caso de los programas de radios transmitidos por TV.)
Debe tender a mejorar –y no a perjudicar- nuestra capacidad como periodistas y trabajadores de prensa
Un ejemplo paradigmático en los medios de prensa televisada es la utilización del celular- camarita. En ese caso, el supuesto “avance” no nos beneficia en ningún sentido, sino que tiende a eliminar puestos de trabajo (camarógrafos, ayudantes de cámara) empeorando el producto periodístico, una combinación de precarización laboral e ineficiencia profesional. Está claro que los empresarios que promueven la utilización de tales herramientas nunca realizaron una cobertura y no conocen las particularidades de una nota periodística en tiempo real, con los problemas que surgen y que los equipos que están en la calle deben resolver trabajando justamente “en equipo”. La reciente publicidad de Movistar es la expresión más burda de esto que decimos. Aunque a la multinacional española no le interese el asunto las consecuencias son claras: eliminación de puestos de trabajo, precarización laboral y del producto periodístico.
En diferentes medios de comunicación –particularmente de multimedios concentrados- se quiso avanzar en que los trabajadores de prensa realicen su trabajo para más de un medio a la vez. Por ejemplo: un redactor de determinado diario que redacte para el papel y para el portal al mismo tiempo. Lo mismo en los canales de TV. Si bien es una situación cualitativamente distinta a la de la camarita/ celular, también es una forma paulatina de precarizar nuestra labor tendiente a eliminar puestos de trabajo, ya que un solo empleado realiza el trabajo de dos o más.
El trabajo para uno y otro soporte pueden complementarse y retroalimentarse pero no reemplazarse, ya que son formatos y registros cualitativamente diferentes, con temporalidades y lenguajes distintos. Por lo tanto es necesario contar con trabajadores con funciones específicas para una y otra tarea. En el ejemplo de un canal de noticias y su web una cosa es un camarógrafo de televisión y otra un reportero gráfico para un portal, lo mismo en el caso de los redactores, y así sucesivamente con muchas funciones, no solo por una cuestión de encuadre legal sino además para que esas potencialidades puedan aprovecharse correctamente.
Conclusiones
De lo que se trata no es de negarse a discutir los cambios laborales producto de la introducción de nuevas tecnologías, queremos que esos cambios potencien nuestras capacidades profesionales y periodísticas, que se respeten las leyes y regulaciones laborales -los convenios colectivos que regulan nuestra actividad y el estatuto del periodista profesional (Ley 12908)-. No es pretexto para negar esas leyes el año contexto distinto en el que las mismas se firmaron -1975 en los casos de los convenios-. Esas leyes no pueden soslayarse a partir del capricho empresarial de los dueños de múltiples negocios en donde los medios de comunicación son sólo uno más de grandes conglomerados. En cualquier caso lo que debe hacerse es abrir discusiones paritarias en donde los representantes de los trabajadores defenderemos nuestras condiciones laborales y conquistas históricas. La capacitación de los trabajadores, el respeto de sus derechos a partir de la regulación laboral, la apertura de nuevos puestos de trabajo a partir de las nuevas necesidades, son premisas fundamentales para que los avances tecnológicos potencien el trabajo periodístico en lugar de precarizarlo.
* Artículo publicado originalmente en el tercer número de la revista de trabajadores de la TV Pública "Unidad de los trabajadores" |