Este martes se vivió una nueva jornada marcada por los síntomas de crisis en el Gobierno Nacional. Si la semana previa había concluido con la falta de invitación a Victoria Villarruel al brindis de camaradería con los altos mandos militares (en un nuevo gesto de reconciliación con esa fuerza de historial genocida), ahora los cruces subieron de tono y fueron más explicitos.
Durante la mañana el vocero con sueldo de ministro (y vocación de ñoqui), Manuel Adorni fue el primero en tomar la posta. Consultado por los periodistas en su habitual conferencia de prensa acerca del escandaloso aumento de las dietas de los senadores - que pasaban a cobrar $ 9 millones, aunque darán marcha atrás a la medida luego del escándalo - le tiró el fardo a la vicepresidenta al plantear que “es un tema que se lo tiene que preguntar a ella, a ver por qué no se pudo frenar o que no pase este escándalo”. Villarruel también estuvo ausente de la reunión de gabinete que tuvo lugar durante la misma mañana del martes. El Presidente, a propósito de este aumentazo planteó en un (desquiciado) tuit, que los responsables sufrirán las consecuencias en las urnas”, lo que algunos también interpretaron como una indirecta a la vice.
De cualquier modo, Villarruel no se quedó atrás esta tarde e hizo concretas las diferencias durante un almuerzo en el Colegio de Abogados alrededor de un tema particularmente polémico y sensible para el gobierno, al plantear respecto a la candidatura a la Corte Suprema del juez Ariel Lijo que: “No creo que haya sido la mejor elección y simplemente ha sido una candidatura controversial. Todos hubiéramos querido tener un candidato, que nos enorgullezca, que va a poder desenvolver la más alta judicatura con la suficiente rectitud, honestidad y sabiduría posible; y no es este el caso” y agregó qué Lijo “no contaría con los pergaminos suficientes”. Las definiciones de Villarruel no son mera “diferencia de opinión”, sino un choque directo con las intenciones del gobierno de cara un lugar de importancia para el gobierno como es Corte Suprema, con la cuota de poder que implica y sobre todo en momentos de fuerte judicialización de la política. La vicepresidenta en tanto titular del Senado juega fuerte en este tema, ya que el senado debe aprobar el pliego del futuro juez por una mayoría de al menos dos tercios. Por estas horas es una incógnita si el gobierno logrará juntar los votos necesarios.
Por la tarde, la difusión de un video de Javier Milei entregándole una placa conmemorativa a un ex combatiente de Malvinas sin la presencia de Villarruel también fue interpretada por varios medios como otro capítulo más de esta interna, debido a la relación entre la vicepresidenta y las fuerzas armadas, partiendo de que su padre fue un militar que participó en la guerra y muy vinculado a milicos declarados culpables de delitos de lesa humanidad (el propio tío de Villarruel estuvo prófugo de la justicia por años).
La cada día más áspera interna entre el Presidente y la segunda en la línea sucesoria viene acumulando capítulos en estos meses de gobierno. Sin embargo, queda claro que no es la única, sino una más dentro de un gobierno que lejos está de lograr estabilizarse: las decenas de funcionarios de alto rango echados o “renunciados” en pocos meses son una muestra de eso. También son parte de esta trama los rumores e indicios crecientes que dan cuenta de una interna solapada entre Santiago Caputo y Karina Milei, las dos personas de mayor confianza de Javier Milei.
La novedad, probablemente, es que estas intrigas en el mundo de ultraderecha que constituye La Libertad Avanza, se dan en un contexto de creciente descontento con la imagen del gobierno. Más allá de la “ayuda” prestada a los libertarios al calor de la crisis del peronismo, una encuesta de la consultora CIGP informó que el 93,5 % de la población considera que el ajuste lo está pagando la clase media y baja, a la vez que el 63 % opina que la gestión del gobierno es “mala o muy mala”.
Ante estos temblores y sin certezas de recuperación económica a la vista, probablemente estos sacudones en el gobierno amenacen con volverse más intensos. Pelear por una salida superadora a la profunda crisis en curso no vendrá de que alguno de ellos quede “fuera de juego”. Es necesario poner en movimiento la enorme fuerza de la clase trabajadora para comenzar a plantear una salida que responda a los intereses de las grandes mayorías populares y frenar este saqueo. |