El pasado domingo se produjo el asesinato de Mateo, un niño de 11 años de Mocejón (Toledo) a manos de un joven de 20 años. Antes siquiera de conocerse los detalles, la extrema derecha lanzó una campaña anti migrantes en redes sociales, con personajes como el difusor de bulos y recién elegido eurodiputado Alvise Pérez, dirigente del ultraderechista partido Se Acabó La Fiesta. Vox, por su parte, también ha aprovechado para continuar con su campaña permanente de difusión de bulos sobre “crímenes realizados por extranjeros”.
Desde el entorno familiar de la víctima, que contaba con información que todavía no era pública sobre el asesino y que nada tenía que ver con los bulos racistas, pidieron el cese de la “criminalización” contra las personas migrantes. Fue a través de las declaraciones del primo del niño, que pasó a ser foco de acusaciones y amenazas por parte la extrema derecha, incluso con perfiles en redes que revisaron sus publicaciones e información personal para profundizar el acoso.
Cristina Seguí, una de las fundadoras de Vox junto a su marido, Javier Ortega Smith-Molina, atacó en las redes al primo de la víctima y desde el primer momento dirigió el odio racista contra las personas migrantes acogidas en un hotel de Mocejón. La ultraderechista está investigada por este tipo de acciones difamatorias e incluso con condenas, una de ellas por acosar a un víctima de violación.
Seguí, como otros muchos ultraderechistas en redes, están tratando de emular a la extrema derecha en Reino Unido que ha sido protagonista en el último tiempo de razias contra las personas migrantes o racializadas, a raíz del asesinato de unas niñas acompaña de toda una campaña de bulos racistas. La Fiscalía está investigando este contenido en redes por delitos de odio.
Sin embargo, exigir mayor represión por parte del Estado, como un sector en redes sociales está pidiendo en respuesta a la campaña de odio racista, no es una alternativa. La realidad del punitivismo de Estado es que la represión es desplegada con mayor dureza una y otra vez no contra la extrema derecha, sino contra activistas o sindicalistas de izquierda, migrantes o políticos independentistas.
Las lógicas represivas y de control social están en la agenda de la Unión Europea y apareciendo con más frecuencia en los medios de comunicación, con discursos “de orden” que se presentan alejados del racismo explícito y brutal de la extrema derecha, pero que en realidad asumen su agenda, poniendo el eje en los “problemas de seguridad” de manera profundamente tendenciosa. Como hemos tenido que ver estos días en medios como la Cadena Ser.
Frente a la extrema derecha y sus llamamientos a acciones contra las personas migrantes y racializadas, la salida no pasa por el punitivismo reaccionario de los cuerpos represivos y la casta de jueces, ni por la confianza en un Gobierno del PSOE y Sumar que en la práctica ejecuta las políticas imperialistas y el racismo institucional. Como en Reino Unido, donde miles salieron a las calles en respuesta a las razias racistas y antes contra el genocidio en Gaza, la respuesta a la extrema derecha pasa por la movilización. |