De esos temas habló Diego Sacchi en su columna sobre noticias internacionales del programa de radio El Círculo Rojo, que se emite todos los jueves de 22 a 24 hs por Radio Con Vos.
De un hombre blanco de 81 a una mujer hija de migrantes de menos de 60 años.
Desde que Biden retiró su candidatura, el nombre de Kamala Harris como candidata fue ganando peso en el Partido Demócrata, incluso si su candidatura fue una especie de “dedazo” impuesto por la cúpula del partido.
Kamala Harris nació en octubre de 1964 en Oakland, California. Hija de una científica india y un economista jamaicano, estudió Ciencias Políticas y Economía en la Universidad de Howard, una institución históricamente negra, y cursó Derecho en la actual Universidad de California, San Francisco.
¿Cómo empezó su carrera política?
Comenzó como fiscal, en 2004, por el distrito de San Francisco, la primera mujer y persona racializada en ocupar el cargo. En 2011 fue elegida fiscal general de California.
Por esos años Harris se definía como top cop (‘policía jefa’), por la forma en que defendió y aplicó la reforma penal del presidente Bill Clinton. El resultado de esa reforma fue la encarcelación masiva, sobre todo de personas negras y latinas, sobrerrepresentadas en las cárceles de Estados Unidos. En 2017, recién salida como fiscal, la población negra del estado era encarcelada ocho veces más que la blanca.
En su paso por la fiscalía de San Francisco también aplicó la persecución de familias que no enviaran a sus hijos e hijas a la escuela, con multas de hasta 20.000 dólares y la pena de un año de cárcel.
Cuando esa medida se volvió ley estatal en 2011, hubo mujeres condenadas por no enviar a sus hijos a la escuela (el caso más famoso fue el de Lorraine Cuevas).
¿La justificación de Kamala para esa política? Ella decía que el ausentismo escolar estaba conectado con el crimen porque decía “a nivel estatal, 2/3 de los reclusos abandonaron la secundaria”. Una respuesta penal a un problema social.
¿Cómo le fue en la vicepresidencia?
Luego de pasar por el Senado, llega a la vicepresidencia como compañera de Joe Biden. Desde ese puesto se hace cargo de la política migratoria.
En su primer viaje oficial a Guatemala y México dijo “No vengan, no vengan” y agregó “Si vienen a nuestra frontera, serán rechazados”. En febrero del 2021, más de 100.000 personas fueron arrestadas en la frontera sur, y el número de menores no acompañados creció en un 62% en comparación con el mes anterior.
No es la primera vez que intenta ser candidata presidencial. En 2020 se presentó a las primarias demócratas. Pero abandonó rápido, porque tenía alrededor del 3,5% del apoyo, incapaz de ganarse a ningún grupo de influencia en el partido, como los votantes moderados (que apoyaron a Biden) o los progresistas (a Bernie Sanders)
Este año con un partido en crisis por la candidatura a la reelección de Joe Biden, el reemplazo por Kamala Harris fue la respuesta que encontró el establishment político del partido.
A Kamala en estos días se la presentó como la contracara de Trump, una mujer que podría ser la primera presidenta, hija de migrantes y liberal (pero con un claro perfil de mano dura).
Algo nuevo para que no haya grandes cambios, en especial para garantizar los intereses del gran capital imperial.
