La entrada desde la Capital Federal a la localidad de La Matanza suele estar llena de afiches y carteles de “Bienvenidos a la capital de la producción y el trabajo”, la “cuna del peronismo”, como le gusta llamarla a los barones, los intendentes del PJ. Adentrándose en el territorio lo que en realidad abunda es la precarización del trabajo, la educación y la salud. La precarización de la vida.
Solo basta ver algunos anuncios proselitistas del actual intendente Fernando Espinoza, que ya tiene garantizado,según el mismo Daniel Scioli, un puesto en su gabinete, y compararlos con la realidad de miles de jóvenes. Ahí se desenmascara la gran farsa.
“Más de 200.000 nuevos puestos de empleo” rezan los grandes carteles que bordean la ruta 3. Lo que no dicen es que son en base a los niveles más altos de precarización laboral. Solo por dar un ejemplo: un joven metalúrgico que consigue trabajo (la mayoría por contratos temporales de 3 meses) con una categoría de operario calificado gana en promedio $6200 de sueldo básico, dispersos en miles de talleres donde abundan las condiciones de inseguridad laboral que producen cientos de casos de accidentes y muertes no registradas.
Lamentablemente, la realidad de las familias matanceras salen a la luz cuando las aguas del Río Matanza y los arroyos que desembocan del mismo inundan los barrios de Laferrere, Virrey del Pino y los lugares profundos y alejados que por necesidad se volvieron habitables. Allí contrastan los carteles enormes de festejo oficialista por nuevas redes cloacales y obras de infraestructura que brillan por su ausencia con las escuelas locales. Esas escuelas aisladas del presupuesto oficial para educación son las que contienen a las familias inundadas.
Otro ejemplo cínico de la política es el abandono de la salud pública, para conseguir un turno en el hospital Evita del km 32 o del Paroissien del km 21 las familias deben formar filas desde las 2 de la mañana en hospitales vaciados, sin médicos ni insumos.
Pero la gota que rebalsó el vaso fue la inauguración de Cristina Kirchner por cadena nacional delhospital René Favaloro en Rafael Castillo, el cual se encuentra cerrado sin atención.
Pero la política más cínica para la juventud por parte del oficialismo, con Scioli y Espinoza a la cabeza, es la política de seguridad con la incorporación de la Policía Local, más conocida por los jóvenes locales como “los pitufos” (por su vestimenta azul).
La Policía de La Matanza está involucrada en uno de los casos más emblemáticos de persecución a la juventud, la muerte y desaparición de Luciano Arruga del cual se cumple un año de la aparición de su cuerpo como NN en el cementerio de la Chacarita. Además de cientos de casos no denunciados por temor a represalias por parte de los familiares, porque son una verdadera mafia que actúa a la luz del día con total impunidad.
A este verdadero ejército se agregan miles de nuevos jóvenes policías que patrullan los lugares “centrales” de La Matanza, sin dejar de tener en cuenta que toda la institución policial está implicada en casos de redes de trata, narcotráfico. Producto de la precarización de la vida, cientos de jóvenes buscan en esta policía una salida laboral en blanco, así es la cruda realidad matancera que Daniel Scioli quiere llevar a su gabinete nacional de la mano de Fernando Espinoza.
Será por eso que entre muchos de los jóvenes de La Matanza despertó tanto interés la visita de Nicolás del Caño hace pocos días, tras el debate donde enfrentó a los candidatos tradicionales. Es el único que defiende los derechos de la juventud y quiere enfrentar con nosotros este futuro que nos quieren imponer. | 
