En su reciente intervención en el programa Tolerancia Cero, la ministra del Interior, Carolina Tohá, se refirió a varios temas de política contingente como Venezuela, elecciones municipales y proyecciones políticas. Pero donde más se extendió fue para defender, con mucho entusiasmo, la política de seguridad del gobierno. Destacó que es la administración que más ha invertido en fortalecer a las policías y el aparato represivo del Estado (aumento de más del 10% en recursos para carabineros). Según Tohá, el gobierno ha tomado el control de la situación con un enfoque fuerte y decidido. Sin embargo, esta postura ha suscitado serias críticas y descontento dentro de la base social que llevó a la coalición de gobierno al poder.

La adopción de una política de seguridad más represiva, que claramente se inclina hacia la derecha, ha generado un gran malestar entre los propios partidarios del gobierno. Esta estrategia representa un distanciamiento notable de los principios progresistas que inicialmente definieron el mandato, provocando decepción y desmoralización en sus filas. El gobierno de Boric pasó de ser un gobierno de “transformaciones” a uno de “normalización”.

El giro hacia una política de "normalización", centrada en la represión, no solo contradice el proyecto original del gobierno, sino que también ha fortalecido a la propia derecha, que ha visto cómo se instalan sus temas sin mayor resistencia.

Además, el propio general de Carabineros, Ricardo Yánez (quien además está imputado por su responsabilidad en violaciones a los derechos humanos durante la revuelta social de 2019), ha agradecido públicamente el aumento significativo de recursos destinados a las policías. Esta situación subraya la controversia en torno a la orientación del gobierno, que hace rato tomó la decisión de combatir el problema de la seguridad con la política de la derecha, aumentando la militarización y la represión en lugar de promover reformas profundas que alivien la situación económica de los sectores populares.

El fortalecimiento de la derecha, con Evelyn Matthei liderando la carrera presidencial, evidencia el fracaso del gobierno en lo que era su propósito original, “no dejar que avance la derecha y la ultraderecha”. En un intento por contrarrestar este avance, se ha levantado a Michelle Bachelet como opción, lo que pone de manifiesto la crisis de liderazgo dentro de la centro-izquierda y la falta de referentes nuevos que puedan revitalizar la coalición.

El gobierno actual, al cambiar su proyecto original, se ha transformado en una Concertación 3.0, lo que ha desilusionado a sus seguidores.

No se puede detener el avance de la ultraderecha gobernando con sus ideas, como lo ha hecho este gobierno. Es necesario levantar una alternativa de izquierda, desde la clase trabajadora y con una orientación anticapitalista y socialista desde abajo. Que se proponga enfrentar a los empresarios y avanzar en políticas profundas para solucionar los problemas estructurales que afectan a las familias trabajadoras del país. Este es el esfuerzo que desde el PTR venimos haciendo con las candidaturas en Arica y Antofagasta y la recolección de firmas, para constituirnos en partido legal, en Valparaíso y Santiago.