Desde el inicio de la ofensiva genocida de Israel contra el pueblo palestino la juventud se ha levantado en cientos de universidades (en algunas junto a trabajadores) alrededor del mundo, así como en otros momentos de la historia lo hicieron en contra masacres financiadas por el imperialismo norteamericano, francés, alemán y de la OTAN en general.
En menos de un año las cifras más conservadoras dicen que han sido asesinados más de 40 mil palestinos, en su mayoría mujeres y niños, pero contando las consecuencias del genocidio, la hambruna, la destrucción de infraestructura sanitaria y las enfermedades se contabilizan más de 186.000.
A pesar de la represión brutal en sus países, la juventud en las universidades de Europa, Estados Unidos y en algunas de Latinoamérica, han mantenido movilizaciones contra el genocidio, el cese al fuego, exigiendo la ruptura de los convenios y de los lazos económicos que sus casas de estudio mantienen con universidades israelíes, cómplices activas del genocidio y la opresión histórica al pueblo palestino. Con la llegada de las vacaciones de verano y el cierre de sus años académicos las movilizaciones han tenido una bajada en la participación y en algunos casos repliegues momentáneos, pero el año académico ya comenzó a retomarse, y también las movilizaciones.
En Chile, se levantaron comités de solidaridad con Palestina en varias casa de estudio, y el Acampe de la Casa Central de la Universidad de Chile cerró tras 60 días con un festival en el que confluyeron miles de personas durante la jornada, estudiantes y artistas en contra del genocidio imperialista que ocurre ante ojos de todo el mundo. Pero la demanda central de esta movilización aún no ha sido resuelta: la ruptura de convenios con instituciones israelíes cómplices del genocidio.
Además, desde el comienzo se exige que el Estado de Chile, a través del gobierno de Gabriel Boric rompa las relaciones económicas, políticas y militares con Israel, lo que otros Estados del mundo ya han hecho como Colombia y Bolivia. Pero los partidos del actual gobierno, y sus sectores juveniles como las Juventudes Comunistas, Las Juventudes Socialistas y el Frente Amplio en las universidades no han hecho nada para aportar contundentemente a estas luchas. No se puede negar el peso que tienen en distintas federaciones a nivel nacional, teniendo la dirección de la CONFECH y cuentan con figuras bastante conocidas, pero no han organizado al movimiento estudiantil para luchar porque se rompan los convenios dentro la U. de Chile, como tampoco a nivel estatal. Y es que esto es coherente con lo que hemos visto los últimos años, el no hacer nada que salga de los planes de su gobierno, que ha apostado por desmovilizar al movimiento estudiantil, reprimiendo y dejando de lado sus promesas de campaña que algunas/os creyeron.
Como bien quedó plasmado en la última declaración del acampe, “Las autoridades pasarán a la historia como quienes criminalizaron estudiantes que se movilizaron en contra de un genocidio”. Las autoridades, partiendo por la rectoría y el senado universitario, se negaron a romper convenios, pero no solo eso, sino que se negaron rotundamente a que, democráticamente, todas las personas que componemos la universidad, de todos los estamentos, pudiéramos votar si romper o no estos convenios.
Ahora, sin movilizaciones en la universidad y volviendo a clases con el inicio del segundo semestre, quienes somos parte de la agrupación Vencer, creemos que quienes fuimos parte activa del Acampe y del Comité por Palestina UChile tenemos, en primerísimo lugar, el deber de retomar la batalla por romper los convenios. Debemos realizar una consulta triestamental, o sea con votos de académicas/os, trabajadoras/es y estudiantes, donde decidamos si romper o no estos convenios, pero en toda la universidad (años anteriores se ha hecho en algunas facultades pero solo en el estamento estudiantil), e impulsar una campaña expansiva en todas las facultades, fortaleciendo a su vez los comités que han ido surgiendo como una conquista de la movilización del Acampe.
Al cerrar la movilización de Casa Central, quienes nos encontrábamos impulsando la movilización, a través de las vocerías, declaramos haber “logrado mucho más de lo que pensábamos. Primero, hemos puesto sobre la mesa la limpieza étnica y el exterminio, provocando que nuestra rectora y los medios tradicionales se vieran obligados a hablar de genocidio, tras 8 meses de silencio. Fuera de esto, impulsamos la creación de comités en solidaridad con palestina en universidades y colegios a lo largo de todo el país; dando fuerza al histórico movimiento estudiantil pro Palestina en Chile”.
De estos comités surgidos en diversos lugares de estudio, se creó la Coordinación Intercomités por Palestina y de su última reunión surgió una conclusión que ya se ha venido discutiendo en otras acampes y comités alrededor del mundo, que es que para detener el genocidio no basta con que nos movilicemos como estudiantes, necesitamos la unidad con otros sectores. Desde la Agrupación Anticapitalista Vencer, quienes somos marxistas, creemos firmemente que para derrotar al sionismo hay, por sobre todo, un actor clave: la clase trabajadora.
Con la complicidad de la mayoría de los países que dominan la economía y la política mundial, Israel está cometiendo el mayor genocidio del siglo XXI. Pero no son solo los gobiernos, sino que también grandes empresas que financian al sionismo. El Banco Santander, por ejemplo, es un banco español que aporta directamente recursos al Estado de Israel con el que se financia la ocupación colonial y el genocidio, banco con el cual nuestra universidad tiene convenios comerciales. Esto muestra el rol de los capitalistas en el genocidio y, a su vez, que la universidad, hoy en día, también está puesta al servicio del sistema capitalista. Generan multimillonarias inversiones en la industria del armamento y de tecnología militar para llevar adelante la guerra, en este caso una guerra colonial de ocupación. La burguesía sionista al mando del Estado de Israel junto al imperialismo buscan “conquistar” Palestina para profundizar el saqueo de sus recursos naturales, explotar aún más al pueblo palestino que obligan a trabajar en sus fábricas sin todos los derechos civiles de un “israelí”, y porque geopoliticamente Palestina es clave en la relación con el mundo árabe (Irán, el Líbano, Egipto, Arabia Saudita, etc).
La guerra siempre ha sido un buen negocio para los grandes capitales, se producen armas, tecnologías, se movilizan tropas y por tanto alimentos, energía, etc. Las guerras echan a andar la maquinaria capitalista al servicio de la masacre popular por intereses económicos, políticos, y raciales en este caso. Pero también la guerra genera su propia resistencia, y el heroico pueblo palestino ha resistido durante más de 76 años la ocupación sionista. Jóvenes alrededor del mundo hemos protestado, levantando acampes y tomas en universidades para boicotear a Israel y su guerra.
Pero, como mencionamos anteriormente, falta un actor clave para ponerle fin al genocidio y a la ocupación colonial, que la clase trabajadora se sume a las protestas y al boicot internacional en contra del Estado genocida.
La única forma de detener esta verdadera masacre es que entren en escena importantes contingentes de trabajadores, de los puertos por donde se envían armas y material bélico a Israel, de las grandes empresas que financian directamente al sionismo, y de nuestras universidades. La unidad internacionalista es una tradición que ya tiene siglos, ya que en distintos momentos de la historia las y los trabajadores se han coordinado para boicotear la guerra de las potencias paralizando la producción y traslado de armamento. Este es el único camino que nosotres vemos para acabar con el genocidio, donde es central que la clase trabajadora y la juventud de Europa, Estados Unidos y el medio oriente se unifiquen para acabar con las reservas bélicas del sionismo y boicotear su ocupación. Además, la clase trabajadora es la única que podrá reconstruir Palestina, lo cual debe ser pensado para resolver todas las necesidades de este pueblo oprimido y que buscan aniquilar. El futuro de Palestina y de todos los pueblos oprimidos y explotados es un futuro socialista que combata contra el imperialismo.
En ese sentido, creemos muy importante que no solo las y los estudiantes nos movilicemos en solidaridad con el pueblo palestino, sino que las organizaciones sindicales como la CUT, el Colegio de Profesores, la Unión Portuaria pueden jugar un rol importante en visibilizar y tomar medidas para afectar políticamente y en los hechos la política genocida de Israel y del imperialismo, presionando al gobierno de Boric a dejar su complicidad y romper los vínculos económicos, diplomáticos y militares con aquel Estado. Necesitamos que el movimiento estudiantil se ponga como tarea convocar a las y los trabajadores para luchar en conjunto en este movimiento internacional para terminar con la ocupación y el genocidio de Palestina. |