La mañanera de este miércoles sorprendió por la presencia de Beatriz Gutiérrez Müller, esposa del presidente López Obrador. Durante la conferencia declaró su aprobación por la elección de Claudia Sheinbaum como presidente del país.
“Qué bien, es un gran acierto del pueblo, a mí me gusta porque al votar demostró que le es indiferente si el mandatario es hombre o mujer y eso habla un nivel de evolución superior. (…) Y si es Claudia u otra mujer, vamos a imaginar un escenario distinto, se votó por capacidades, sin tomar en cuenta el sexo”
Agregó que Sheinbaum no la invitó a formar parte de su gabinete y, en cambio, mencionó las "tareas diplomáticas femeninas" que ejerció a lo largo del sexenio, las cuales son "aprendizajes que se lleva".
No obstante de la elección presidencial, el énfasis que ponen tanto Gutiérrez Müller como Sheinbaum al hecho, indudablemente histórico, de que se trata de la primer mujer presidente de México, ello no mide el grado de progresividad del futuro mandato. Por el contrario, todos los gestos que ha tenido Sheinbaum han sido de una moderación mayor a pesar de llegar con el discurso de continuidad de la "transformación" que habría iniciado AMLO.
El programa del Morena, como ha sido evidente, no pretende eliminar la propiedad privada (como tanto alertan los medios de la derecha), sino que ha significado la continuidad de la subordinación de México a Estados Unidos mediante el T-MEC, así como la persecución a los migrantes, ataques a los defensores del medio ambiente y aumento de la militarización de la mano de la Guardia Nacional.
Que una mujer ocupe el cargo no significará el fin de estas políticas a pesar de las amplias ilusiones que despierta la 4T frente al rechazo de los partidos neoliberales que, sin duda, aplicarían con más saña los planes de entrega de recursos al imperialismo y los megaproyectos contaminantes. |