"En Springfield, [los inmigrantes haitianos] se comen los perros [...], se comen los gatos, se comen las mascotas de los residentes”. Esta frase, pronunciada por Donald Trump durante el debate con Kamala Harris, está en el centro de la conversación pública en Estados Unidos desde hace una semana. Esta mentira impregnada de racismo flagrante, se produjo tras varios días de publicación de información falsa y retórica antiinmigrante por parte de JD Vance, senador de Ohio y compañero de fórmula de Trump.
Si bien tras el debate presidencial la frase de Trump se convirtió en un meme con cientos de videos y audios que lo convirtieron en una suerte de hit para burlarse de él, en Springfield la realidad es otras. Allí los grupos de extrema derecha y supremacistas se montaron sobre la fake news para lanzar una ofensiva contra los refugiados haitianos.
Una grotesca fake news con dramáticas consecuencias
El origen de esta grotesca fake news fue una publicación en Facebook de un residente de Springfield basada en un rumor que resultó ser infundado. Pero JD Vance lo utilizó para alimentar su retórica antiinmigrante, hasta que alcanzó el escenario nacional durante un debate presidencial que fue visto por no menos de 67 millones de espectadores. Por otra parte, en su red social TruthSocial, Trump compartió otra noticia falsa de que inmigrantes haitianos estaban capturando y comiendo patos en los parques de la ciudad.
Estas mentiras aparentemente eran demasiado absurdas incluso para Trump, y desde entonces ha sido el hazmerreír de los comentaristas políticos y los programas nocturnos. Incluso en la misma noche del debate los moderadores se encargaron de negar que la información sea cierta y que solo estaba basada en rumores. Sin embargo, toda la operación no estuvo exenta de consecuencias. Desde estas monstruosas y xenófobas acusaciones, los refugiados haitianos en la ciudad de Springfield han sido blanco de numerosos ataques racistas por parte de grupos supremacistas blancos. Los Proud Boys y muchos influencers trumpistas irrumpieron en Springfield, aumentando los actos de acoso contra migrantes. Dos universidades se vieron obligadas a cerrar tras amenazas a la comunidad haitiana y la ciudad tuvo que cancelar un festival que celebraba el multiculturalismo.
Al mismo tiempo, el Ku Klux Klan distribuyó folletos pidiendo deportaciones masivas, demanda también defendida por Trump. La ciudad se ha visto sumida en un auténtico caos desde el debate, y un gran número de escuelas y establecimientos públicos han tenido que ser evacuados, 33 según el último recuento. Incluso los residentes, que votaron el 60% por el candidato republicano en 2020, están instando a Trump a abandonar el asunto.
Detrás de las fake news, la situación de la comunidad haitiana
El discurso racista de Trump pone de relieve de manera indirecta la dramática situación de la comunidad haitiana, que está experimentando una nueva ola de emigración a Estados Unidos en los últimos años para huir de la guerra de pandillas, la hambruna y la miseria que azota al país. La situación calamitosa en la que se encuentra Haití es producto de las recurrentes intervenciones militares y la interferencia política del imperialismo, la ONU y la OEA (Organización de Estados Americanos) que han agravado considerablemente la crisis, debilitando sus instituciones y exacerbando la violencia.
En este contexto, desde 2018, muchos haitianos han ido a buscar refugio en Ohio, un estado golpeado por una escasez de mano de obra, consecuencia directa del éxodo masivo provocado por la desindustrialización. La llegada de estos refugiados responde, por tanto, a una creciente demanda de trabajadores en un contexto económico marcado por el declive del sector industrial y la dificultad de sustituir a los trabajadores que se han ido a buscar empleo en otros lugares.
Si bien los residentes de Springfield, que votaron abrumadoramente por Trump en 2020, aceptaron en gran medida a los recién llegados, como lo demuestran las numerosas reacciones de apoyo que han expresado desde la difusión de estas fake news, era cuestión de tiempo que fueran utilizados como chivos expiatorios en una campaña fuertemente centrada en la inmigración. Ya antes de que Trump y Vance abordaran el tema, una parte de la extrema derecha estadounidense había oído hablar de la llegada de muchos haitianos a la ciudad en los últimos años. En agosto pasado, los neonazis de la Tribu Sangre marcharon por los barrios donde hay grandes poblaciones de haitianos, intimidando a los transeúntes y apuntando con sus armas a los refugiados, gritando "¡regresen a África!" (vale aclarar que Haití está en el Caribe no en África). Muchas personas negras sin ningún origen haitiano también han sido víctimas colaterales de ataques contra haitianos.
Una campaña xenófoba bipartidista
Más allá de lo absurdo de esta historia, ilustra perfectamente la dinámica de la campaña electoral estadounidense, donde los dos candidatos compiten en una guerra de ofertas para demostrar quién será el más despiadado en la política antiinmigración. Aunque Trump es el más escandaloso en este tema y cuenta con una base de activistas de extrema derecha radicales y violentos, Harris promete intensificar las deportaciones, abrir nuevos centros de detención y reforzar el famoso muro fronterizo con México. La principal misión durante su vicepresidencia fue combatir las "raíces" de la inmigración. Durante su primer viaje oficial, a Guatemala, dijo: “Quiero ser muy clara [...]: ¡No vengan! ¡No vengas!", algo que sigue repitiendo en campaña.
Durante el mandato de Biden, participó plenamente en las políticas de suspensión del derecho de asilo, de externalización de las solicitudes de asilo a países de tránsito, de envío del ejército a la frontera o incluso de aumento de los presupuestos de la agencia federal de migraciones ICE que organiza las redadas, las detenciones y las expulsiones. de inmigrantes. Muchos de los haitianos atacados hoy ya han sido víctimas de la violencia a manos de las patrullas fronterizas. En 2021, bajo el mandato de Biden, surgieron imágenes de inmigrantes haitianos siendo ahuyentados a látigazos por la patrulla fronteriza.
Mientras estas intimidaciones persisten en Springfield, Trump y Vance han anunciado una próxima visita a la ciudad, amenazando con echar más leña al fuego. La campaña presidencial expresa, incluso más que en 2020, hasta qué punto se utiliza la violencia política como medio de campaña en Estados Unidos: ya sean las declaraciones xenófobas de Trump y Vance, que implícitamente, incluso explícitamente, llaman a la violencia contra los inmigrantes, los estudiantes movilizados por Palestina o incluso las personas trans, ya sean las amenazas contra países que desafían al imperio estadounidense, o los dos intentos de asesinato contra Trump.
Esta violencia, que es parte integral de la campaña, podría alcanzar su clímax el día después de las elecciones, repitiendo el escenario de 2016, pero esta vez con posibilidades de escalada aún mayores. Este clima de polarización violenta es el síntoma de un régimen decadente, en un contexto de crisis aguda del sistema capitalista, que se expresa particularmente en la primera potencia mundial. Las tendencias hacia una crisis orgánica, que comenzaron con la crisis de 2008, no sólo podrían acelerarse, sino también dar nuevos pasos después de las elecciones. |
