Vox anuncia que Rocío Monasterio dejará de ser la presidenta de la formación de extrema derecha en Madrid. Poco después Monasterio ha dicho que abandona su acta de diputada, en lo que es un virtual abandono de la política. La ya exdirigente líder del partido de extrema derecha en Madrid volverá a su actividad privada: “Es probable que haga más vivienda que la señora Ayuso en cuatro años”. Su sustituto será José Antonio Fúster, diputado regional y portavoz nacional del partido. Monasterio que ya había quedado relegada del Comité Ejecutivo Nacional, máximo órgano de dirección de Vox, continúa perdiendo poder dentro de la formación.
El ala conocida como “liberal” de Vox -entre comillas, porque son todos neoliberales, fachas, racistas y reaccionarios- continúa perdiendo poder orgánico con la destitución de Rocío Monasterio quien ya se encontraba fuera de la dirección nacional y ahora pierde el liderazgo en Madrid. A pesar de su condición de fundadora del partido, y de sus éxitos iniciales logrando construir la estructura territorial del partido de extrema derecha en Madrid, Monasterio se suma a lista de figuras conocidas del ala “liberal” de Vox que caen en desgracia tras su derrota en la crisis interna abierta el año pasado con la salida de Iván Espinosa de los Monteros. Una crisis que dejó un reguero de purgas y dimisiones que plagó a la formación tras lograr unos resultados electorales decepcionantes para las expectativas de Vox de cara a las últimas elecciones generales.
El balance de las elecciones generales y del giro estratégico de Vox destapó un conflicto interno que llevó a la victoria de Jorge Buxade, líder del ala llamada “neofalangista” de Vox, frente a los supuestos “liberales” representados por figuras como Iván Espinosa de los Monteros, Rocío Monasterio o Víctor Sánchez del Real. Una sangría interna que se agravó con la decisión de Abascal de romper los gobiernos autonómicos con el PP que provocó múltiples dimisiones por parte de consejeros autonómicos y otros altos cargos que eligieron su cargo institucional por encima de la lealtad a Vox.
Una crisis que también se vio influenciada por las acusaciones de un posible caso de corrupción que involucraba a la dirección de Vox y que también dio cobertura a toda una serie de dimisiones y de dirigentes que se pasaron al PP.
Desde esta perspectiva, la decisión de destituir a Monasterio, quien ya había perdido un protagonismo político al ser incapaz de competir electoralmente con Isabel Díaz Ayuso en el espacio de la derecha madrileña, puede entenderse como una acción para atar cabos sueltos tras un año en el que la dirección de Vox ha lidiado con una fuerte crisis interna.
El giro trumpista de Ayuso y la emergencia de Alvise y su discurso “radicalizado” estrecha el espacio de extrema derecha para Vox. Son todos fachas, pero no por ello dejan de tener luchas internas de poder y de espacio político, aunque todos compartan un proyecto político imperialista, racista y xenófobo. El doble discurso y la desilusión generada por los gobiernos “progresistas” está en la base del avance de la extrema derecha. La única vía para pararlos es con la lucha de clases y una posición política independiente. |