Este viernes el Indec publicó la “Cuenta de generación del ingreso e insumo de mano de obra”. El informe permite tener una radiografía aproximada de los distintos sectores de la economía, lo que se produce en el país y cómo se reparte esa riqueza generada.
Por ejemplo, cuánto se queda un puñado de empresarios, que ronda el 1,3% de la población, y cuánto se queda la clase trabajadora asalariada, así como los cuentapropistas, que suman la gran mayoría.
Primero, un dato brutal aunque no sorprende: si comparamos con el segundo trimestre de 2023, la participación de las y los trabajadores en esa torta cayó de 45 a 43,4%. En cambio los patrones mantuvieron su cuota: 45%. Otra parte se contabiliza como subsidios e impuestos.
El puñado de empresas se repartió en ese trimestre, medido en millones de pesos: $210.071.448. A pesar de la recesión que vive el país, la caída del consumo y otros factores de crisis. Ese monto se conocido como Excedente Bruto de Explotación, algo así como la ganancia que obtienen las empresas después de deducir los costos de materias primas, maquinaria, alquileres, impuestos y otros gastos, pero antes de deducir los salarios.
Del otro lado, la Remuneración al trabajo asalariado fue de $202.007.407 (medido en millones de pesos). Esa masa se la repartieron 16.605.000 trabajadores, entre registrados y no registrados.
Ese reparto un poco desigual de la torta, tiene otros puntos interesantes para marcar. Por ejemplo, hay sectores de la economía donde las grandes empresas se quedaron con un pedazo mucho más grande de lo producido.
Agricultura y ganadería: 14,7 trabajadores / 77,6 empresarios
Minas y canteras: 28,1 / 71,7 empresarios
Comercio: 29,1 / 39 empresarios
Industria manufacturera: 34,2 / 44,2 empresarios
Servicios sociales y de salud privados: 35,1 / 55,1 empresarios
Hoteles y restaurantes: 36,2 / 46,4 empresarios
Estamos hablando de las grandes agroexportadoras, desde Cargill a Ledesma, de las mineras que se quedan con la cordillera, de los Coto y Chango Más, de los Techint o Fate. Estamos hablando de sectores que reúnen a más de 9 millones y medio de empleos. Y que están en el debate sobre la recesión, como el comercio, los alimentos, la industria o la salud privada.
El dato se puede complementar con otros que viene dando el gobierno. Por ejemplo el que marca la caída del salario real el último año, para toda la clase trabajadora pero sobre todo para quienes tienen laburos informales, sin registrar. Y con el ataque a los salarios y puestos de trabajo en el empleo público. Ahí el Estado patrón logra un “superávit” de sus cuentas a costa de aumentar la explotación sobre quienes sostienen la atención a la población en decenas de dependencias, municipios, hospitales, escuelas y otros servicios.
Estamos entonces ante una gran transferencia de ingresos. No de la casta hacia la población. Sino desde la clase que produce, que hace mover la economía, al puñado de parásitos que se apropia de todo ese trabajo social y colectivo.
El Frente de Izquierda plantea que hay que terminar con ese saqueo. La crisis la tienen que pagar los capitalistas. Hay que frenar la degradación de las grandes mayorías, con un salario que cubra la canasta familiar, el reparto de las horas de trabajo, la expropiación de los grandes capitales que lucran con el trabajo y la vida de millones. Hay que dar vuelta la torta. |