Los bloques de Unión por la Patria, Encuentro Federal de Pichetto y los radicales de Democracia para Siempre se pusieron de acuerdo y lograron un texto común para cambiar la ley que regula los DNU y otros decretos presidenciales. Lograron reunir 36 firmas en el plenario de Comisiones de la Cámara de Diputados para hacerse del dictamen de mayoría, y la propuesta ya puede votarse en el recinto.
El texto de los bloques opositores propone cambiar la Ley 26.122, de “Régimen Legal de los decretos de necesidad y urgencia, de delegación legislativa y promulgación parcial de leyes” sancionada en el 2006 y de autoría de Cristina Fernández. El sentido de los cambios busca limitar el uso de los DNU para gobernar, y preocupan a Javier Milei a quien se la hecho costumbre la utilización de decretos y vetos, reforzando los rasgos autoritarios del presidencialismo.
Los cambios que se proponen son:- El Congreso tendrá la obligación de pronunciarse sobre el DNU en un plazo de 90 días corridos desde su publicación. Si pasado ese plazo no es aprobado por Diputados y por el Senado, el decreto cae. Es lo opuesto a lo que ocurre con la ley actual: el parlamento puede optar por el silencio, avalando de esa forma que sigan rigiendo los DNU.
- El DNU puede caer por el rechazo de una sola de las Cámaras. Actualmente se necesita que lo hagan tanto el Senado como Diputados, por eso sigue rigiendo el DNU 70/2023 que solamente fue rechazado por la Cámara Alta, mientras en la Baja optaron por no tratarlo.
- El DNU solo queda firme si es aprobado por ambas Cámaras.
- Si el DNU es dictado durante el receso parlamentario, las Cámaras podrán abocarse a su expreso e inmediato tratamiento.
- Si un decreto es rechazado, el poder ejecutivo no podrá dictar uno análogo en el mismo período parlamentario. Es lo mismo que ocurre cuando una ley sale rechazada en el recinto.
Hay otros puntos donde hay continuidad entre esta iniciativa y la ley actual. Se mantiene el concepto de “derechos adquiridos”: quiere decir que si un DNU es rechazado, no se retrotraen sus efectos desde su dictado, sino que deja de aplicarse desde la resolución del Congreso. Por ejemplo, si fuera rechazado el DNU 70/2023, todos sus efectos desde diciembre hasta ahora serán considerados “derechos adquiridos” e inamovibles. Otro caso paradigmático es el DNU de fondos reservados de la SIDE que fue el primer decreto que cayó: lo que se gastó, se gastó. Y si se gastaron los $100 mil millones, el rechazo pierde sentido.
Esta fue una de las críticas que hizo Margarita Stolbizer de Encuentro Federal, motivo por el cual firmó en disidencia el dictamen de mayoría. “El rechazo de una de las Cámaras no puede ser solamente la derogación. Eso significa otorgarle facultades legislativas al poder ejecutivo por el tiempo de vigencia que va a tener la ley” dijo. Su postura es que el rechazo debe implicar la nulidad, es decir que se retrotraigan todos sus efectos.
La izquierda es otra de las voces que cuestiona fuertemente el régimen para los DNU, con la particularidad de que es el único bloque que rechaza de plano la existencia de los decretos tal como expuso Christian Castillo. “Cuestionamos todos los mecanismos autoritarios que vulneran la voluntad popular. Esta fuerte impronta presidencialista permite que el poder ejecutivo haga y deshaga lo que quiere” dijo en el debate de comisiones apuntando también contra los vetos y recordando que es el único bloque que nunca avaló ningún DNU bajo ningún gobierno.
En el recinto de la Cámara de Diputados se perfila una mayoría que puede lograr la media sanción de los cambios a la ley que regula los DNU, y así limitar el poder discrecional que está ejerciendo Javier Milei.
El presidente libertariano ya anunció que, de aprobarse estos cambios, piensa vetarlos. Está claro que en este caso no hay motivos económicos ni sobre el déficit fiscal que defiende, sino que sería un veto para reforzar su autoritarismo mientras ocupa el poder. El diputado Lisandro Almirón de La Libertad Avanza lo dejó en claro en el debate cuando dijo que los DNU dan “la posibilidad de que haya presidentes que sin gobernadores, sin intendentes y con una minoría en la Cámara de Diputados, pueda garantizar la toma de decisiones discrecionales”. Sí, hizo una defensa explícita de las decisiones discrecionales del Poder Ejecutivo. Incluso arengó, en la misma línea que Milei, “Y si llega el veto, bien merecido veto. Por hipócritas, por mentirosos y por fomentar la inseguridad jurídica”. La Libertad Avanza presentó un dictamen de rechazo a cambiar la ley de los DNU, y de esa forma se ubican como los defensores de la ley de Cristina Fernández.
Del debate surgieron 2 dictámenes más. Uno presentado por Karina Banfi de la UCR, que solo tuvo su firma, y propone dos cambios centralmente. Uno, al igual que el texto de mayoría, que el rechazo de una de las Cámaras implique la derogación. El otro, que si el DNU abarca dos o más materias, se puedan desagregar y tratar de forma separada. Es decir, poder aprobar unas sí y otras no, y no estar obligados a pronunciarse “en paquete” como es actualmente. La diferencia central con el dictamen de mayoría es que Banfi no incluye ningún plazo ni la obligación de que el Congreso se pronuncie. Es decir, significaría que continúe la lógica de la ley vigente que permite que el silencio sea considerado una aval al DNU. Su compañero de bancada, Francisco Monti, tenía firma pero decidió no usarla y no acompañar ningún texto. Monti es un alfil del gobernador Cornejo de Mendoza muy afín al oficialismo, y cuestionó que los cambios que se proponen implican “poner un corset al actual presidente”. “No me siento en condiciones de ser parte de eso” finalizó.
Otro texto presentó Juan Manuel López de la Coalición Cívica muy similar al de Karina Banfi de la UCR.
El PRO intervino en el debate acompañando al oficialismo como siempre, a pesar de tener proyectos presentados para modificar la ley que regula los DNU. Silvana Giudici que fue una vocera del gobierno en los primeros debates, este miércoles no habló y su bloque decidió no poner la firma en ninguno de los dictámenes. Habrá que ver cómo se ubican en el recinto: si como defensores del gobierno o prescindentes para no quedar pegados defendiendo con el mileísmo “una ley del kirchnerismo”.
En caso de que el texto de Unión por la Patria, el bloque de Pichetto y los radicales de Democracia para siempre prospere en el recinto con una mayoría, quedará expuesto que puede alcanzarse el número para rechazar el DNU 70/2023 en Diputados y que finalmente caiga. Es un reclamo en el que viene insistiendo el Frente de Izquierda, y a lo que se vienen negando sobre todo Encuentro Federal y los radicales en sus distintas variantes. Las consecuencias de ese megadecreto siguen empeorando las condiciones de vida de las mayorías. |