Gustavo Gutiérrez, que nació en 1928 en Lima, Perú, es conocido por la publicación de su obra Teología de la Liberación (1971), donde exponía su visión alrededor de esta teología que había empezado a surgir en América Latina después del Concilio Vaticano II, la Segunda Conferencia General del Episcopado Latinoamericano y el Movimiento de Sacerdotes para el Tercer Mundo (para mencionar uno entre muchos). Fue este libro el que se consideró el inicio de una teología que busca hacer de la Iglesia un instrumento en los cambios sociales se gestaban en América Latina en aquella época. Gutiérrez, haciendo uso de las ciencias sociales (incluyendo los principios del marxismo como el materialismo histórico) y releyendo la Biblia desde la liberación, retoma el principio teológico de "la opción preferencial por los pobres" como un principio central de la teología de la liberación.
Fue esta posición la que llevó a su percusión por el Vaticano (que llegó a su punto máximo con las críticas de Juan Pablo II en 1984 y las investigaciones relacionadas por la Congregación para la Doctrina de la Fe por su uso de teoría económica marxista), la propia Iglesia Católica en Perú y los gobiernos autoritarios financiados por Estados Unidos. No olvidemos que cinco años antes de la publicación de su libro, Jorge Camilo Torres (mejor conocido como "el Cura Guerrillero") había sido asesinado después de unirse a la guerrilla del Ejército de Liberación Nacional (ELN) en Colombia. O a los llamados "mártires de la UCA", que fueron asesinados el 16 de noviembre de 1989 durante la guerra civil salvadoreña, puesto que el gobierno de El Salvador pensaba que estos jesuitas, por su defensa de los pobres y su exposición de la teología de la liberación, eran marxistas y partidarios del Frente Farabundo Martí para la Liberación Nacional.
Rehabilitado en 2013 por el papa Francisco, Gustavo Gutiérrez sigue siendo un referente para aquellas personas que quieren releer el evangelio cristiano desde una perspectiva crítica y formular un pensamiento teológico que no defienda al estatus quo, sino que opte por aquellos que han sido excluidos y marginados. A pesar de que sus esfuerzos se limitaron a la lucha dentro de la Iglesia, algunas de estas ideas fueron retomadas y trasladadas a experiencias de guerrilla, y enarboladas en la defensa de los campesinos y los pueblos indígenas, así como de la vida y la tierra y organizaciones de trabajadores. |