En términos generales o estrictos de la elección municipal e incluso el mapa político de los gobiernos locales de CORE o Gobernadores Regionales, desde el punto de vista de los partidos tradicionales, pareciera no haber un perdedor. Varios sectores de la oposición de Chile Vamos y Republicanos vaticinaron una “catástrofe” electoral para los sectores del gobierno, directamente el Frente Amplio y el Partido Comunista, que si bien retrocedieron en lugares importantes como las comuna de Santiago y Ñuñoa, dicha catástrofe no llegó a ser tal. Manteniéndose en comunas importantes como Maipú, Valdivia y Viña del Mar, y ganando alcaldías como la de Valparaíso y Peñalolén.
Mientras tanto en la derecha Republicanos no dio el golpe que venía anunciando y se consolidó Renovación Nacional como el principal partido de la oposición derechista.
¿Esto significa que se haya olvidado el descontento generalizado contra las instituciones, partidos políticos tradicionales y el conjunto del régimen político? Claro que no, no acaba para nada con las crisis que se abrieron y golpearon al conjunto del régimen, como lo son el caso Hermosilla, que descabezó a la Corte Supremas y colocó en un entre dicho muy fuerte a los jueces, fiscales y el conjunto del Poder Judicial, la crisis de Cubillos y sus 17 millones (que le costaron la elección en la comuna de Las Condes, ganando Catalina San Martín de Evópoli) y por último el gran remezón que significa para el oficialismo la denuncia a Monsalve y el caso de agresión sexual a una funcionaria de su equipo de trabajo, cuando era Subsecretario del Interior.
Mucho se ha hablado- y Boric también lo planteó así- que esta elección muestra una corrida hacia el “centro” por parte de la población, pero con una inclinación hacia la derecha, y es que, luego de elecciones más polarizadas en ambos procesos constitucionales elecciones hacia la izquierda en las elecciones de convencionales y el fortalecimiento de republicanos en el extinto Consejo Constitucional, estas elecciones con derrotas tanto para el oficialismo, como para la oposición pero sin catástrofes, vinieron a darle un pequeño respiro al conjunto del régimen que buscan capitalizar lo más posible, pero ya se ve que con dificultades tremendas, donde el llamado Caso Monsalve sigue teniendo coletazos en el gobierno, con un inminente cambio de gabinete a la vuelta de la esquina y con Boric y Tohá declarando como testigos ante la fiscalía.
Dicho centro que los partidos tradicionales buscan desesperadamente revivir, no es tal. La elección de conjunto mostró una elección de “centro” tendiente a la derecha, por el fortalecimiento de Chile Vamos, centralmente de Renovación Nacional y la irrupción de Evópoli, en comunas clave como Antofagasta, pero debilitado orgánicamente. Una elección de “centro” sin un centro político, recordemos que partidos que buscan ocupan ese espacio político como Amarillos por Chile o Democratas tuvieron una muy mala participación. El centro político tradicional como lo conocemos no está, y con ello se pone mucho más cuesta arriba el intento concertacionista de consensos y centros al estilo de la nostalgia noventista.
Y por otro lado, los partidos políticos se encuentran sumamente debilitados, sin capacidad de hegemonía sobre la población, cuestionados por casos de corrupción, y se mantienen en todas las encuestas nacionales en el último lugar de la tabla de la aprobación desde hace ya más de una década.
Ahora, diversos analistas del régimen han manifestado que al fin no se expresan “los extremos”, pero, ¿De qué extremos estamos hablando?. Estamos hablando de Partidos integrados al régimen político, como son el Partido Comunista desde la izquierda y Republicanos desde la ultraderecha.
Un ordenamiento de “cuatro cuartos” en una crisis de hegemonía que no se resuelve
Tal como mencionamos anteriormente, es lo nuevo que dejaron estas elecciones, que fueron más o menos equiparables entre estos cuatro sectores con Republicanos, Chile Vamos, la ex Concertación y Apruebo Dignidad con el Frente Amplio y el Partido Comunista. Esto se muestra como el espacio político post desvíos constitucionales, tanto de la Convención como del Consejo Constitucional.
Los mercados y los empresarios celebran este resultado, y el gobierno de Boric cumple su cometido de ser un estabilizador social y quienes cosechan los frutos de esa estabilización es la derecha tradicional.
Republicanos no tuvo la “estrepitosa” victoria que algunos habían vaticinado, incluso se decía que superaría a Chile Vamos en términos electorales, lo que claramente no fue así, donde si obtuvieron una participación importante fue a nivel de CORES y concejales, donde de conjunto obtuvieron 1.500.000 votos asentándose como una fuerza política, pero ya no al estilo “outsider” sino que incorporada de lleno al régimen político.
¿De la ilusión “convencional” a la ilusión “municipal”?
Pero dentro de estos “cuatro cuartos”, se mantienen las tendencias a la fragmentación propias de una crisis orgánica no resuelta. Un factor que lo demuestra fue la cantidad de candidatos independientes (dentro y fuera de pacto) que estuvieron presentes en las elecciones.
Un ejemplo es Matías Toledo en Puente Alto, quién se enfrentaba en esta elección a Karla Rubilar la continuidad de Codina y la apuesta de Chile Vamos para seguir manteniendo la municipalidad en su órbita, fueron muchos y muchas quienes entregaron su voto de “recambio” luego de 24 años de la derecha en la comuna.
El perfil de Toledo, y su masiva elección llamó inmediatamente la atención de los medios de comunicación y también de los partidos tradicionales. Debido a su origen popular y relación con organizaciones populares y políticas de la comuna, apoyado por diversas organizaciones de izquierda, su figura expresa un recambio en la política “por fuera” de estos “cuatro cuartos”, un voto de protesta contra la administración de la derecha y contra la política tradicional, pero también llenando de ilusiones a quienes ya se habían visto muy golpeados por el triunfo del rechazo, pasando de la ilusión convencional, ahora a la ilusión municipal.
El “municipalismo popular” o la ilusión de copar las instituciones locales con organizaciones sociales en Chile no es algo nuevo, la figura de Jadue fue uno de quienes comenzaron a utilizarlo y la propuesta de Jorge Sharp en Valparaíso tenía esta misma idea. Ya el 2022 Italo Bravo del Partido Igualdad ganó el municipio de Pudahuel con la idea de representar la voz “de los territorios”, la propuesta de Matias Toledo va en esta misma dirección.
¿Pero hacia dónde van estas propuestas? El caso de Valparaíso fue claro, durante 8 años cooptaron a decenas de organizaciones para administrar el estado, manteniendo el sistema de concesiones neoliberal y sembrando la ilusión de democratizar las mismas instituciones del capitalismo, abandonando la pelea por grandes transformaciones y ensalzando medidas mínimas. Es una ilusión reformista, donde entraron muchas organizaciones que se reivindicaban revolucionarias y terminaron de asesores municipales, y trabajando con los mismos que decían criticar. Lejos de fortalecer una estrategia alternativa a la de los sectores de la ex concertación y el frente amplio, como lo demostró el caso de Italo Bravo, termina actuando como “ala izquierda” del reformismo y la socialdemocracia.
Toledo, que se veía dentro de la lógica “outsider” fuera del régimen, rápidamente comenzó a integrarse, esa misma noche fue a La Moneda a celebrar con el oficialismo y Gabriel Boric, manifestó su apoyo al mal menor, a Claudio Orrego de la ex concertación que competirá en segunda vuelta a Gobernador de la Región Metropolitana contra Francisco Orrego, discípulo de Carlos Larraín de RN, una de las figuras más oligárquicas en la política tradicional. Y más recientemente se subió al carro de los Bacheletistas, declarando que la ex Presidenta debe tener más protagonismo en este período.
Un espacio a la izquierda del Partido Comunista a nivel nacional y nuestra disputa en la ciudad de Antofagasta
Por otro lado, en la elección de gobernadores la lista de la Izquierda Ecologista Popular que reúne a diversas organizaciones de izquierda por fuera el oficialismo, con vínculos con el Partido Comunista, llegó a bordear el 4.3% de los votos a nivel nacional, un espacio de izquierda que históricamente representaba al propio Partido Comunista antes de su integración absoluta al régimen político del Chile neoliberal con la ex Nueva Mayoría y ahora con Boric.
Esto expresa la existencia de un espacio de izquierda crítico al gobierno del Frente Amplio y del PC y su política de alianzas con la ex Concertación neoliberal, sus “vueltas de chaqueta” y renuncias al programa de campaña.
En ese marco es que también como Partido de Trabajadores Revolucionarios y La Izquierda Diario disputamos electoralmente en Arica y especialmente en la ciudad de Antofagasta, donde nuestra candidata a alcaldesa, Daniela Avilés, profesora de la educación pública, obtuvo más de 10.000 votos, consolidando al PTR como un actor político regional con un programa anticapitalista y socialista y casi 12.000 votos en la lista de concejales en la misma ciudad. En una campaña militante que tuvo decenas de activistas y trabajadores, como un esfuerzo de fortalecer una fuerza organizada para enfrentar a los empresarios.
En Chile hace falta un frente político de independencia de clase y fortalecer una estrategia basada en la movilización de la clase trabajadora.
Estos resultados electorales muestran que existe un espacio a la izquierda del gobierno, y una crítica de amplios sectores que vieron sus limitaciones. Pero los proyectos alternativos están en discusión, tanto quienes levantan nuevos frentes antineoliberales o como muchas organizaciones que entraron a estos experimentos de “municipalismo popular”, que han demostrado actuar como ala izquierda de los partidos de gobierno.
En este marco es urgente fortalecer una izquierda de la clase trabajadora, que defienda una estrategia alternativa a la de la administración del capitalismo, que tenga su centro en la lucha de clases y se proponga conquistar cada una de las demandas postergadas en salud, vivienda, educación, pensiones, que implica enfrentar a los empresarios y sus partidos.
Tal como llevamos adelante en estas pasadas elecciones, en Antofagasta, único lugar en Chile con un programa anticapitalista, socialista y revolucionario, que busca poner al centro un programa político de la clase trabajadora. Con organización en lugares de estudio y trabajo, que busca disputar políticamente a otras variantes que buscan administrar el Estado por medio de gobiernos locales y realizar alianzas con sectores del progresismo u oficialismo que no se proponen enfrentar al Chile de los empresarios.
Desde el PTR buscamos construir esta alternativa para organizarnos en universidades, lugares de trabajo y barrios. Por eso este sábado 23 de noviembre estamos organizando el encuentro nacional de nuestra juventud Vencer. Además buscando obtener la legalidad de partido en Santiago y Valparaíso, para ponerla a disposición de estas ideas. Para hacerle frente a los partidos tradicionales del Chile de los 30 años, y poner al centro las urgencias de las grandes mayorías, afectando la ganancia empresarial, para, en esa perspectiva, acabar con el Chile capitalista del saqueo y la explotación, por un gobierno de los trabajadores en ruptura con el capitalismo. |