Mili denunció haber sido violada en manada cuando ella tenía 15 años. Pidió justicia pero no llegó. Pidió asistencia en salud mental que no tuvo. El reclamo de que el Estado es Responsable.
Sobre el atardecer de hoy se realizó una concentración en Plaza Libertad para visibilizar el drama ocurrido con Milagros Chamorro, quien el pasado 25 de octubre se quitó la vida, en un acto desesperado a partir de la falta de atención, contención y acceso a la justicia por parte de distintas instituciones.
Hacía 3 años que había roto el silencio, y se había animado a denunciar hechos que habían ocurrido en su adolescencia. No solo denunció el abuso sexual al que fue sometida, sino la impunidad con la que sus agresores se manejaron durante los años siguientes, donde la expusieron a través de videos. Condenada al escarnio público, la sociedad silenciaba la responsabilidad de los varones que la violaron (de los 4, uno de ellos era mayor de edad en aquel momento), y parecía culpabilizar a la mujer (adolescente, en aquel entonces) dejándola sola en el impacto de toda esta situación.
Y más aún, cuando ella dio el enorme paso de contarlo y denunciar, el Estado no solo no la contuvo ni la acompañó en este proceso, sino que la re-victimizó.
Milagros era oriunda de Maldonado, de profesión trabajadora social, y actualmente se encontraba estudiando una maestría. Sus compañeras, colegas y amigas hoy sienten la enorme pérdida, y lloran de impotencia, porque nuevamente era una muerte evitable. Solo hacía falta cumplir con las obligaciones estatales de asistencia y acceso a la justicia, a la salud, a espacios de contención, cosas que Milagros no tuvo.
No solamente no la atendió como correspondía el sistema de salud, sino que en el poder judicial tampoco encontró la justicia que buscaba. Así, Milagros fue múltiples veces re-victimizada, y su dolor fue menospreciado y subestimado, hasta que no aguantó más.
“Fue suicidio femicida”
Esta frase se escuchó en la concentración, junto con otras como “no son enfermos, ni locos, ni monstruos ni animales. Son hijos sanos del patriarcado”, o “Justicia es que no pase” o “Que el te creo sea la norma para todas las víctimas de violencia sexual”.
En el drama de Mili, es clara la responsabilidad del Estado. La ausencia de contención, la falta de acceso a la justicia y las deficiencias de un sistema de salud que des-atiende la salud mental, son las caras más terribles del Estado.
A esto se le suman el hecho de que los dispositivos de atención a mujeres en situación de violencia están saturados y con poco personal. A su vez, las policlínicas de salud mental tanto de hospitales públicos como de mutualistas, presentan listas de espera de hasta 2 años o cubren unas pocas sesiones. Por su parte, se siguen recortando recursos para la salud y la atención de calidad y de forma integral. Ante esta situación, es muy difícil garantizar la contención adecuada.
Desde varios espacios especializados, se menciona que las secuelas psicológicas que deja la violencia sexual en quienes la sufren, constituyen daños y traumas que acompañan a la persona durante toda su vida. Y si estas situaciones traumáticas no son abordadas en contextos y espacios terapéuticos como corresponde, pueden atentar seriamente contra la salud mental desarrollando cuadros severos de depresión, y llevar incluso a la muerte. No solo afectan nuestra salud, sino que impactan negativamente en nuestra sociabilidad, en el sostenimiento de proyectos como estudios o en el desempeño laboral.
En fin, no atender este tipo de situaciones por parte del Estado es sencillamente criminal.
Se viola a las mujeres, y el Estado es Responsable
Concovada por varios colectivos de mujeres, la concentración tuvo una carga de emotividad a partir de la presencia de amigas, y compañeras de estudio de Mili.
Pese al mal tiempo y a una lluvia persistente, una nutrida concentración exigió justicia por Milagros, denunciando la violencia contra las mujeres, que es reforzada y reproducida por el estado, cuando no es originada directamente desde el ámbito estatal.
La actividad es un puntapié para que el movimiento de mujeres y disidencias vuelva a ganar las calles por sus derechos, contra el machismo y la violencia femicida. Es importante que mujeres y disidencias podamos organizarnos de forma independiente de este estado omisor y responsable.
Su familia recordaba a Mili en un comunicado de la siguiente manera: “Además de ser una trabajadora social que ayudaba a niños, personas sin hogar y mujeres víctimas de violencia de género, Mili fue una víctima de violación y de las inoperancias del poder judicial y también del sistema de salud”.
Reproducimos a continuación, la proclama leída durante la concentración, brindada por el colectivo Proyecto Ikove:
Nosotras, nosotres, sobrevivientes a la violencia sexual, aliadas, amigas, amiges, hermanes, xadres, compañeres, militantes, feministas, vecinas y vecinos, nos encontramos hoy para abrazarnos y para alzar nuestras voces y gritar por la justicia que le debemos a Milagros, esa justicia que debimos gritar a puñados hasta desenmascarar la impunidad, desde ya hace mucho tiempo.
¡Justicia, justicia, Justicia!
Estamos aquí para señalar el daño que produce la indiferencia hacia la violencia sexual, porque esa indiferencia nos acompaña como una sombra, la hemos visto de frente más de una vez.
¡Gritamos juntes basta de impunidad!
Milagros transitó su vida con valentía, ocupó lugares significativos para sus seres queridos y amigues, fue una profesional dedicada y con profundo compromiso ético y profesional, sensible a las temáticas de derechos humanos. Desde su forma de ser y estar, Milagros dejó huellas significativas que rompieron con estereotipos cosificantes de nosotres las sobrevivientes, esos que nos silencian siempre y que este sistema perverso insiste en imprimirnos en el cuerpo para que sigamos siendo víctimas siempre.
Milagros pudo hablar y decir, transitó años de lucha, insistió, denunció, comunicó y volvió a insistir, habitando el dolor desde lugares indescriptibles, ¿quién escuchó su voz?
Hoy nos interpela su ausencia,nos convoca y nos reúne la rabia, la bronca y el dolor, porque Milagros somos también nosotras, porque su dolor es el nuestro y porque el nudo nos ahoga hasta explotarnos la garganta.
Hoy otra vez, cómo tantas otras, rechazamos la cultura de la violación, esa que normaliza, minimiza y justifica la violencia hacia mujeres y disidencias, hasta lugares de revictimización inconmensurables.
Volvemos a señalar una y mil veces que es el estado quien debe proveer medidas efectivas para porteger a las víctimas y sobrevivientes de violencia sexual, garantizando que podamos buscar justicia en cualquier momento, sin que el paso del tiempo sea un impedimento para la denuncia y la persecución de los delitos sexuales. Tenemos derecho al tiempo, ¡nos lo deben! Nos deben la dignidad y la vida que nos arrancaron! Es el Estado y la sociedad que debe exigir que los servicios de salud estén a la altura de la especificidad e integralidad de la atención que este tipo de violencia requiere, porque es ahí donde se pone en juego la vida de las personas, son esos procedimientos deshumanizados y rancios los que nos revictimizan y nos culpabilizan hasta silenciarnos otra vez, impactando directamente sobre los derechos más fundamentales de nuestra existencia.
Exigimos y Exigiremos siempre Justicia, Reparación y Prevención!
Queremos hoy y siempre la efectiva incorporación de la educación sexual integral en todos los niveles de enseñanza y con perspectiva de derechos humanos, géneros y diversidades sexuales, como un derecho y no como un privilegio, el conocimiento habilita romper la cadenas de silencio. En ese proceso la ESI resulta fundamental para la prevención y detección de situaciones de abuso. Porque posibilita el conocimiento, el cuidado y el respeto del propio cuerpo y el de otres, el cuestionamiento a los mandatos y estereotipos de género que restringen nuestras existencias y que permite acompañar el despliegue de nuestras vidas, gozosas y libres de violencias.
Hoy una vez más masticamos la bronca y la rabia de perder a una más de nosotras, porque Mili nos va faltar siempre y lo que nos separa de ella …es Nada!
Resistimos ante la urgencia de encontrarnos con otres, enunciarnos y comenzar a transitar juntes desde lo personal a lo político y desde lo político a lo personal , porque no podemos aceptar que nos están matando!!
Exigimos Justicia hasta quedarnos sin voz,que la culpa vuelva siempre a los culpables y no se quede atrapada en nuestros cuerpos,esos que hoy y siempre necesitamos emancipar del silencio y la violencia.
Somos sobrevivientes a la violencia sexual, y siii asumimos una voz y un lugar político urgente, ubicandonos desde la resistencia, la potencia del cuidado y la construcción coelctiva.Sabiendo que desde nuestro pensar y hacer estamos haciendo temblar el orden patriarcal que nos quiere aisladas, sumisas y en silencio perpetuando la impunidad.
Porque merecemos vivir sin miedo, sin culpa, porque nuestros cuerpos nos pertenecen, porque deseamos vidas libres y gozosas
Porque nunca más contarán con la complicidad de nuestro silencio
Porque pisaremos las calles todas las veces que haga falta reclamando Justicia y Reparación!
Porque nos tenemos hermanades para ser la red que sostiene el dolor y organiza la rabia
Porque al silencio nunca más!
Basta de violencia sexual!
La única Justicia,la única Justicia ,es que no pase!!