Ayer, martes, la AGTSyP comunicó que trabajadores del subte de la línea B fueron diagnosticados con infestación de Escabiosis, popularmente conocida como Sarna. Este flagelo completamente evitable se suma a las innumerables denuncias de la existencia de roedores, cucarachas y alacranes en las instalaciones de la línea. Esto se suma a la denuncia que realizan hace años, reconocida por la propia empresa, de la existencia de material cancerígeno contaminante, que se cobró la vida de 3 trabajadores y más de 60 infectados. “El túnel del terror” es la justa descripción sobre el subte que realizó Claudio Dellecarbonara, miembro del ejecutivo de la AGTSyP y de la línea B, entrevistado en Radio con Vos.
Mientras Jorge Macri se vanagloria de su plan por una Ciudad limpia, bajo tierra eso no se da. Millones viajan a diario en los subtes, donde la falta de mantenimiento, limpieza y desinfección, proliferan todo tipo de alimañas, desde roedores hasta alacranes. “No es la primera vez que en el ámbito de trabajo y de viaje de los usuarios tengamos infectaciones, mosquitos, pulgas, ratas”, relataba Claudio. Mientras la empresa concesionaria Emova intenta desmentir esta denuncia, sin embargo, los propios médicos lavarles de la empresa son los que diagnosticaron a los trabajadores.
Este flagelo se suma a la contaminación por asbesto, material cancerígeno, que existe n las formaciones de la línea B completamente ilegal y obsoleta que tiene más de 70 años de antigüedad. Claudio lo denunciaba “A pesar de la ley y los fallos de la justicia, ni el Gobierno de la Ciudad, ni la empresa, han retirado este material cancerígeno que sigue afectando, sigue lamentablemente matando trabajadores y hay un riesgo inminente para los usuarios”. Recordemos que esta denuncia ya tiene años y el asbesto se cobró la vida de 3 trabajadores y más de 60 infectados.
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A partir de la denuncia realizada por los trabajadores, varios usuarios se acercaron a dar su propio testimonio de infestación por sarna. Las redes sociales son una ventana donde usuarios demuestran a diario las condiciones de las estaciones, mientras deben pagar una tarifa impagable, que solo redunda en mayores ganancias para Emova, otorgadas por el Jefe de Gobierno porteño y no para un servicio público de calidad.
La falta de mantenimiento y de personal da cuenta de la desinversión promovida por la concesionaria, mientras el Gobierno les habilito un aumento de más del 500% en el pasaje. “Es una bomba de tiempo. Estamos al borde de una catástrofe, por lo menos en la línea B. Por eso estamos exigiendo declarar la emergencia sanitaria de la línea” afirmaba Claudio, mientras los trabajadores se encuentran en estado de alerta y no descartan tomar medidas de fuerza, porque la salud de trabajadores y usuarios es un límite. |