La Universidad de Zaragoza está convocando ahora mismo elecciones estudiantiles a Junta de Facultad, tratando de que pasen sin pena ni gloria. Tiene sus motivos, y es que en pleno aumento del presupuesto militar más grande de las últimas décadas, crisis de la vivienda, del genocidio en Palestina y de la catástrofe climática de la DANA; las universidades mantienen una estrecha colaboración con el Ejército y con las multinacionales más contaminantes, que desahucian familias de sus casas y que se llenan los bolsillos con la industria de guerra.
De hecho, UNIZAR es la universidad que mayor vinculación mantiene con el Ejército a través del Centro Universitario de la Defensa (CUD), ubicado en la Academia General Militar de Zaragoza, en el que se imparte formación para oficiales. En los últimos años se han firmado nuevos convenios de investigación y colaboración. Acuerdos que están orientados a la investigación militar y a la promoción de valores militaristas. La universidad puesta al servicio del rearme imperialista en curso.
UNIZAR es una universidad hecha por y para las grandes empresas, de hecho presume de ser “la primera universidad española en número de cátedras institucionales y de empresa”. Hablamos de multinacionales como el BBVA o el Banco Santander (con el que el rector Mayoral acaba de renovar un acuerdo de colaboración existente desde 1999) que financian el genocidio en Gaza, que más invierten en armamento y en grandes proyectos extractivistas y contaminantes, que patrocinan a asesinos de activistas climáticas en América Latina y aquí echan a las familias de sus casas. Los “valores democráticos” de UNIZAR se miden por los intereses de los grandes capitalistas.
El régimen de UNIZAR, al igual que el del resto de universidades, es totalmente antidemocrático y estamental. ¿Sabías que el voto y representación de un catedrático vale más de 30 veces el de un alumno? Que no te engañen, las decisiones reales no las toman en Junta de Facultad o Claustro los representantes.
Las decisiones se toman en los Consejos Sociales donde la casta universitaria de rectores y decanos se reúnen con los políticos del régimen y con directivos y representantes de organizaciones empresariales. En el caso de UNIZAR, su Consejo Social está conformado por representantes de la CEOE y CEPYME y empresarios vinculados al negocio inmobiliario, la hostelería o la patronal de las gasolineras. ¿Alguien puede creerse que esta gente represente a los intereses sociales? Pues esos son los que deciden qué se estudia, qué se investiga y cuánto nos cuesta.
¿Qué sentido tiene entonces participar en estas elecciones? ¿Por qué votar a Contracorriente y Pan y Rosas? Nuestra participación en las elecciones no es un fin en sí mismo, sino que tiene el objetivo de expresar una impugnación a la universidad de la casta y las empresas y ponerse al servicio de levantar un gran movimiento estudiantil. La candidatura alternativa de EDU dice defender la educación pública, pero solo se preparan para gestionar la miseria existente. Son la candidatura cómoda para rectores y decanos.
Desde Contracorriente y Pan y Rosas queremos utilizar el Claustro y las Juntas de facultad como altavoz de la pelea fundamental que tiene que dar la juventud contra el modelo de producción capitalista generador del cambio climático, contra el rearme, la crisis de vivienda, el genocidio en Gaza, el imperialismo, la extrema derecha, la precariedad. Peleamos por una universidad gobernada por estudiantes y trabajadores.
En estas elecciones estudiantiles te invitamos a votar contra la universidad de las multinacionales, el rearme imperialista y el genocidio. A votar por Contracorriente y Pan y Rosas, pero también a organizar un gran movimiento estudiantil que luche por poner la universidad al servicio de la clase trabajadora y las mayorías sociales y no de los grandes capitalistas. Luchemos por:
Universidad gratuita, de calidad y universal. Financiada con impuestos a las grandes fortunas y empresas. Para todos los estudiantes, incluyendo los y las migrantes. Becas-salario para los estudiantes de rentas bajas. Expropiación de los Colegios Mayores en manos de órdenes religiosas y organizaciones privadas y puestos a disposición de las necesidades habitacionales de los y las estudiantes.
Contra la LGTBIfobia, el machismo y el acoso. Basta de impunidad y protección a catedráticos y altos cargos. Por la constitución de comisiones de mujeres y disidencias sexuales y de género, independientes de la casta universitaria, para abordar los casos de machismo y lgtbifobia y dar respuestas adecuadas desde una perspectiva de transformación social y restaurativa.
Universidad al servicio de la reconstrucción y apoyo a las afectadas de la DANA. Ayudas y permisos para estudiantes cuyas familias hayan sido afectadas. Donaciones de material y recursos para la reconstrucción. Organización de brigadas de voluntarios con permisos para docentes, trabajadores y estudiantes. Prácticas convalidables en las tareas de limpieza, reconstrucción y asistencia en carreras como arquitectura, geografía, piscología, etc.
Contra el genocidio en Palestina, el rearme imperialista y el discurso militarista. Ruptura de todos los acuerdos con el Ejército y con empresas que invierten en armamento y financian el genocidio palestino, empezando por el BBVA y el Santander. Ruptura de todos los acuerdos con universidades e instituciones israelíes. Programas de solidaridad y acogida a estudiantes refugiados palestinos.
Acabemos con el antidemocrático régimen de la casta universitaria y las grandes empresas. ¡Fuera empresarios de los órganos de decisión! Abolición de los mal llamados Consejos Sociales. Abolición de la figura monárquica del rector. Contra los privilegios de la casta de catedráticos. Por una universidad dirigida por sus estudiantes, docentes y trabajadores con representación acorde a su peso en la comunidad universitaria. Derechos de representación de los y las trabajadoras de servicios externalizados (cafeterías, limpieza, etc.) actualmente apartados.
Por una universidad al servicio de las necesidades del pueblo trabajador. La casta, las empresas, el ejército han puesto a la universidad a favorecer el desarrollo militar y a garantizar beneficios privados a costa del planeta y las personas. Las universidades se encuentran totalmente alejadas de las necesidades de la mayoría social trabajadora. Es hora de cambiar las prioridades y poner la inteligencia colectiva a resolver los grandes problemas: el cambio climático, el problema de la vivienda, la conflictividad internacional, el avance de ideas reaccionarias, la opresión y explotación, etc. Luchemos por una universidad al servicio de la transformación social para, como decían los estudiantes de mayo del 68, pasar de la crítica de la universidad de clases a la crítica de la sociedad de clases. |