Como parte de la gira mundial “The Future Past Tour 2024”, la Doncella de Hierro tuvo su paso por el país con dos grandes presentaciones en los estadios de Huracán y Movistar Arena. Acá te contamos los detalles de lo vivido en el estadio de Parque Patricios.
El amanecer llenó de interrogantes a los fans. Con cada gota que caía sobre Buenos Aires los fans se preguntaban si irían al estadio con piloto o con la chaqueta de cuero. Pero el Metal es inoxidable y no se arruga. Para colmo salió el sol y los fanáticos de la banda Británica parecían sentirse como en el vuelo del Ícaro al ver que el sol calentaba los corazones y anunciaba una tarde épica.
En las inmediaciones del Estadio Tomás Adolfo Ducó, cómo si fuera un día de partido donde jugaba el Globo, las parrillas humeantes y los vendedores de cerveza abundaban por todas partes. Los coloridos puestos de mechandinsing tenían gran variedad de precios y modelos para llevarse un recuerdo del tremendo fechón.
La fila inmortal para entrar al Palacio Ducó era vivida con grandes niveles de emoción. Para cuándo éste cronista logró ingresar al estadio ya sonaba Malón y la banda soporte nos recibía con el temazo “30.000 plegarias”. Contra mis expectativas no se cantó desde el público “Nunca más”, ni el clásico “El que no salta votó a Milei”. Pero la banda legendaria del Metal argentino seguía adelante con su repertorio bien cargado de denuncia y crítica social y sonaron temazos tales como “Castigador por herencia”, “Gatillo fácil” y “Síntoma de la infección”. Con el estadio ya casi colmado Malón se despidió con un clásico de Hermética: “Vientos de poder” y hasta el que estaba guardando energías para lo que prometía la noche se sumó al pogo inevitable.
La tarde daba paso a la negra noche y ni rastro quedaron de las nubes del amanecer, salvo una donde asomaba el rostro de Eddie, al mejor estilo de “Brave new world”.
Con “Doctor doctor” de UFO sonó la introducción de la introducción, mientras el reloj se acercaba sigilosamente a las 21hs. Luego el estadio fue la antesala del infierno dado que ahora sí venía la introducción posta con el tema que musicalizó al viejo programa de los domingos por las noches “Fútbol de primera” y “Blade runner” de Vangelis le puso la pimienta necesaria para que todo se detone con los Iron Maiden arriba del escenario haciendo sonar “Caught somewhere in time” del disco “Somewhere in time” (de 1986, año de Argentina campeón). A esa altura el pogo estaba compuesto por fans no sólo de Argentina, sino también de países hermanos. Un chileno le dice a otro “¡Qué bueno está todo esto Weon!” (“Weon” sería como el equivalente al “Culiao” en cordobés), a metros un metalero hacía flamear la bandera de Uruguay y otro ya tenía preparada la tricolor de Bolivia, bien atada al cuello mientras coreaba completamente emocionado. Ese pogo fue un punto de encuentro verdaderamente internacional, tal como es el espíritu de una banda legendaria que supo recorrer todo el planeta como lo es Iron Maiden desde 1976.
En la lista de temas hubo varias canciones de “Somewhere in time”, que estremecieron a las 45 mil almas que coparon el Ducó. Atrás quedó la amenaza del diluvio y la espera que empezó desde abril cuando se agotaron las entradas en cuestión de minutos.
En un momento el vocalista Bruce Dickinson dijo que la primera vez que vinieron fue en 1996 y tocaron en el Estadio Obras Sanitarias. Pero fue un pifie, dado que el primer show de Iron Maiden fue en 1992 y fué en la cancha de Ferro cuando presentaron el iconico “Fear of the dark”. Pero bueno, si Maradona erró un penal o si Steve Vai la pifió en vivo alguna vez, cualquiera tiene permitido hacerlo. Ese comentario del vocalista, dió lugar a “The time machine” del último álbum de estudio “Senjutsu” (2021) que tiene Eddie en la portada vestido de Samurai.
Todo el repertorio fue una invitación a jugar con la locura y la banda alimentó el delirio con “Can I Play With Madness” y luego “The prisoner”.
El séptimo hijo del séptimo hijo tuvo dos apariciones sobre el escenario, Eddie The Head, la mascota que aparece en todas las portadas de la vasta discografía de Iron Maiden. Una primera aparición con la fisionomía futurista, rememorando el álbum “Somewhere in time” dónde intercambió disparos con Dickinson en un tiroteo donde el vocalista finalmente le disparó un cañonazo para continuar cantando. La siguiente aparición fue en el tema que le da el nombre a la banda y al primer disco homónimo “Iron Maiden” que fue interpretado en la voz por Paul Di’anno, recientemente fallecido. Está vez el Eddie apareció en escena vestido de Samurai, y con los ojos rojos y siempre buscando roña, descargó la furia en un combate que cruzó espada y Stratocaster con el violero Janick Gears. Round que ganó el violero por supuesto.
Sonó “The trooper” y me daba la duda de si Dickinson haría flamear la bandera inglesa pero no fue así. Atrás quedó el recuerdo y el mal trago de aquel picante 2001, año bisagra para la historia del país porque lentamente se iba cocinando el malestar social que terminó con el estallido de la rebelión en diciembre de aquél año. Pero en Parque Patricios sólo la ilustración del single correspondiente acompañó el decorado.
El decorado fue bellísimo y a puro telón de forma tal que en el fondo del escenario veíamos la sucesión temática de los mil y un Eddie’s.
Fue una noche donde Dickinson dijo una verdad evidente: que la de Argentina es la “Mejor fucking audiencia”. Tuvimos que haberle contestado que ya lo sabíamos pero no hubo tiempo porque había que seguir celebrando el encuentro a lo gigante. En un momento hizo que miraba la hora porque simplemente la gente no para de aclamar a la banda y se lo notó sinceramente emocionado. Hasta hubo promesas, no sobre el bidet eh, y Dickinson dijo que la banda volvería exactamente en dos años en la próxima gira mundial del 2025-2026 cuando la banda empiece a festejar sus primeros 50 años en escena. Dicho esto, la palabra “leyenda” e “historia” deberían ser adjuntadas como archivo junto al nombre de Iron Maiden.
Que promedian los 70 años y están 10 puntos físicamente no hay dudas. Lo del domingo a la noche fue un concierto que nuevamente confirma, por si alguien tenía dudas, la vigencia de una banda que siempre estará disponible para llevar su magistral música, a cualquier lugar del mundo y sobre todo “A tiempo en algún lugar”.