Mirna Gómez, su compañera, cuenta que “a Andrés lo secuestraron de mi casa en el año 90. Lo llevaron por un robo de bicicleta. A los 5 años se quebró un policía y contó toda la verdad. A él lo torturaron como en la época de la dictadura, con picana, la cabeza tapada por una bolsa, y lo mataron. Después llevaron el cuerpo a un campo en Gral. Belgrano, a la “Estancia El Roble”, ahí lo descuartizaron y lo quemaron.”
El caso de Andrés es un símbolo de la continuidad de las prácticas represivas de la dictadura con las que la Policía siguió actuando y que hoy sigue asesinando por gatillo fácil a un pibe cada 28 horas en los barrios.
Actualmente en la causa hay dos policías condenados con sentencia firme a cadena perpetua por torturas seguidas de muerte. El coautor del crimen, Luis Raúl Ponce, que estuvo prófugo durante 20 años hoy está procesado y está requerido por delitos de lesa humanidad por su actuación durante la dictadura.
Fue mencionado por Jorge Julio López en su testimonio de 2006. Uno de los principales responsables, el policía Pablo Martín Gerez sigue prófugo mientras los familiares continúan exigiéndoles a los ministros Alak, Casal y Granados que intercedan para detener a este asesino. Además esta es una causa testigo de las complicidades políticas, policiales y judiciales, con el ex juez Amilcar Vara (fallecido antes de ser procesado) mencionado como partícipe en las torturas que sufrió Andrés.
Acompañada por familiares de víctimas de gatillo fácil y con la solidaridad de músicos y organizaciones sociales y de derechos humanos que se acercaron al lugar, Mirna sostuvo, “Yo sigo luchando por la causa de Andrés y no voy a bajar los brazos nunca para que se haga justicia por él, para que los responsables no queden impunes y por todas las víctimas del gatillo fácil a lo largo del país.
Siempre decimos ‘Nunca más’ pero acá seguimos en la lucha, porque todavía queda juzgar a 5 policías implicados en la causa y porque siguen desapareciendo muchos chicos y chicas.” |