De esos temas hablamos en la columna sobre noticias internacionales del programa de radio El Círculo Rojo, que se emite todos los jueves de 22 a 24 hs por Radio Con Vos.
Pasó el primer año del gobierno de Javier Milei, y una de las cosas más comentadas fueron las repercusiones internacionales del presidente de extrema derecha.
Muy marcado por su discurso conservador, votaciones insólitas en organismos internacionales, cortocircuitos de todo tipo en Cancillería y varias contradicciones.
¿Qué dejó este primer año de Milei?
Lo más destacado fue su lealtad declarada a Israel y a Estados Unidos. Y en particular a Benjamin Netanyahu y Donald Trump.
En relación a Israel, rompió la tradición Argentina de reconocer el derecho de Palestina a tener un Estado Independiente en las votaciones de las Naciones Unidas. Además, de su deseo manifiesto el de mudar la embajada argentina de Tel Aviv a Jerusalén.
Poco le importa al gobierno argentino el genocidio que está llevando adelante Israel en la Franja de Gaza con más de 44000 asesinados por el Ejército israelí. Ni hechos brutales como que mil ciento cuarenta familias han sido completamente aniquiladas y quizá la cifra más horrorosa es la de 710 muertos que eran bebés menores de un año.
Un año de papelones, peleas y marchas atrás
Más allá de sus discursos, lo que quedó muy marcado fueron los idas y vuelta en la política exterior de Milei.
Empezando por la propia Cancillería donde, a fines de octubre, Milei despidió a su ahora ex ministra, Diana Mondino, por el voto a favor de levantar el embargo de Estados Unidos contra Cuba.
Votaciones en soledad en la ONU relacionadas con los derechos de la mujer y de los pueblos indígenas, y su retiro de la cumbre del clima Cop29.
También está el “fanatismo” de Milei por Donald Trump. Lo vimos haciendo un show frente a millonarios y políticos ultraconservadores, mientras trata que mediante Elon Musk que lo inviten a la ceremonia de asunción el 20 de enero próximo.
En otro plano Milei dio giros de 180 grados. Es el caso de su relación con China, a la que consideraba en campaña una “dictadura comunista”, con la que no tendría ningún tipo de relación.
Pero la dependencia argentina del intercambio de monedas que nutre las arcas del Banco Central, que se conoce como swap; la opinión de Beijing que pesa en las negociaciones con el Fondo Monetario Internacional y las inversiones chinas en el país, hicieron que el presidente argentino termine guardando todos las acusaciones previas para mantener la relación con el gigante asiático.
Entre todas estás idas y vueltas, cambios de opiniones y votaciones que muestran lo más reaccionario del gobierno argentino, hay algo que no cambio. Con la presidencia de Javier Milei, el país está cada vez más atado a los designios del gran capital internacional y sojuzgado por la deuda externa.
