Es importante partir por señalar que el mismo ranking es cuestionado por su origen. La FIFA, además, es objeto de críticas a nivel mundial por escándalos de corrupción, la asignación de sedes para los mundiales, las condiciones laborales de los trabajadores, el manejo del fútbol femenino y su enfoque excesivamente mercantilista.

La selección dirigida por Gareca disputó partidos en las Eliminatorias Sudamericanas este año, donde se juega un lugar para el Mundial 2026. Si bien esta es considerada la clasificatoria más difícil por muchos expertos, debido a factores como el sistema de liga (todos contra todos, con partidos de ida y vuelta), la participación de tres potencias mundiales históricas, la equiparación entre los seleccionados menos exitosos y las condiciones geográficas y climáticas, lo cierto es que se ha observado un rendimiento inferior al de años anteriores en los jugadores chilenos.

Respecto a los resultados, aunque la selección logró un triunfo 4-2 contra Venezuela en el último partido, venía de varias derrotas y está lejos de acceder a los cupos directos, a ocho puntos de Paraguay (sexto lugar). Por ahora, el objetivo es aspirar al séptimo puesto, que otorga la opción de repechaje.

Las críticas de los hinchas no solo apuntan a los recientes resultados, sino que están dirigidas a la Asociación Nacional de Fútbol Profesional (ANFP) desde hace tiempo. Por un lado, se cuestiona la mala gestión, debido a la falta de transparencia en lo administrativo y financiero del fútbol en Chile. Las decisiones sobre contratos, patrocinios y la distribución de los recursos generados por los derechos de transmisión de los partidos a menudo no son claras ni para la opinión pública ni para los clubes.

Por otro lado, las críticas se centran en los dirigentes, quienes han sido acusados de falta de profesionalismo y de manejar el fútbol de manera autoritaria. Un ejemplo de ello es el caso de Sergio Jadue, quien estuvo a cargo de la ANFP entre 2011 y 2015. Durante su mandato se destaparon escándalos de corrupción relacionados con la venta de los derechos de televisión y el manejo de los recursos del fútbol, lo que llevó a su renuncia y a un escándalo judicial posterior.

Además, se señala una falta de planificación adecuada para la selección nacional, lo que ha causado períodos de inestabilidad. Esto se refleja en la contratación y despido de entrenadores, así como en la ausencia de una estructura sólida para el desarrollo de los jugadores jóvenes, lo que afecta el rendimiento de la selección a nivel internacional.

Esta semana, las polémicas se reavivaron tras declaraciones de Milad sobre la reciente reforma a la Ley de Sociedades Anónimas Deportivas (SAD), que propone una separación entre la ANFP y la Federación de Fútbol, a lo que él se opone.

¿Cuál es el problema de fondo ante la crisis actual del fútbol? ¿Todo se soluciona con que “se vaya Milad”?

Como ya se mencionó, no es un problema reciente, sino más profundo, relacionado con la influencia empresarial que maneja este importante deporte, bajo una lógica mercantilista, con grandes intereses políticos y económicos que ven al fútbol como un negocio.

Ante esto, surge la necesidad de repensar quiénes deben tomar las decisiones en este ámbito. Una propuesta es que las selecciones y los clubes estén bajo el control de sus trabajadores y de los aficionados organizados democráticamente, y no de las directivas. Así, sus instalaciones y personal podrían servir para fomentar el desarrollo de la juventud y de las comunidades, y no para enriquecer a un puñado de empresarios multimillonarios.

De igual manera, la salida de Milad no garantiza que la corrupción se acabará dentro del fútbol, ya que muchos problemas seguirían presentes mientras el deporte permanezca en manos de empresarios que han sabido hacerse millonarios con el fútbol.