Laura Liff
| Dirigente del PTS e integrante de la Comisión Política
En este artículo, junto a la nota complementaria “2024: ¿qué pasó con la resistencia a Milei?”, intentaremos hacer un primer racconto del año del gobierno de Milei desde el punto de vista de los ataques y las respuestas de los trabajadores y las trabajadoras. Lo haremos en debate con quienes buscan invisibilizar esa incipiente resistencia analizando tanto sus potencialidades como sus límites.
El plan de Milei no podrá imponerse sin una derrota estratégica de la clase trabajadora y el pueblo, porque su objetivo es rediseñar profundamente el país al servicio de los grandes empresarios y las multinacionales, con una mayor “reprimarización” y extractivismo, libertad absoluta para el capital financiero, un golpe histórico a las organizaciones de los trabajadores y las trabajadoras, mayor fragmentación social, destrucción de la salud y la educación públicas, entre otros objetivos. Un proyecto organizado en función del pago de la fraudulenta deuda externa y del aumento de la ganancia capitalista.
Esta nota tiene un objetivo central: dar cuenta de los hechos de la lucha de clases del año que pasó en función de esta pelea de largo aliento. Mostrar esta “conflictividad” que se encuentra velada es parte de la lucha política, ya que se intenta ocultar la fuerza desplegada y conocerla es parte de la toma de conciencia de quienes luchan. Al mismo tiempo buscamos colaborar en la reflexión entre el activismo y también al interior de nuestra organización para prepararnos para lo que se viene. En próximas notas intentaremos desarrollar algunas conclusiones, relacionadas con la estrategia y el programa por el cual luchar, para el fortalecimiento de agrupaciones clasistas para las batallas por delante.
La resistencia
El 2024 llevó a más de un analista a plantear la sorpresa por la poca resistencia frente al “ajuste más grande de la historia de la humanidad”.
Entre muchos otros, José Natanson (Director de El Dipló) hace punta y afirma en un reportaje televisivo que “Milei aplicó este ajuste de proporciones bíblicas como él dice y no voló una mosca. Lo más importante que hubo, fue una marcha universitaria fuerte y una segunda marcha universitaria no tan fuerte”. Según él, “la sociedad estaba harta, incluso harta de protestar”. Lejos de esta visión tomamos los hechos tal cual fueron para mostrar que este año existieron oportunidades de parar la ofensiva del gobierno y una multiplicidad de procesos de resistencia a los ataques de Milei, a pesar del rol desmovilizador y fragmentador que cumplió el peronismo y las direcciones sindicales.
Si bien la ofensiva estuvo claramente del lado del gobierno, ese recuento de luchas y sus variadas formas son parte de una relación de fuerzas que incluye una significativa oposición a sus medidas entre sectores más amplios y que se expresó en el eco solidario que tuvieron en gran parte de la sociedad muchas de esas luchas como las de salud y docentes. Siendo también significativo el apoyo visto en algunos conflictos como el del transporte, que afecta a millones de personas. Se trata de un punto de apoyo insoslayable para preparar la resistencia.
Antes de pasar a las claves de este año, es importante señalar que al menos en dos momentos fue determinante la ubicación de las direcciones del movimiento de masas para explicar los “logros” de Milei o, visto desde el otro lado, los motivos por los cuales no se logró darle derrotas que podrían haber abierto una nueva situación. Una es la votación de la Ley Bases. Como sabemos, la CGT la dejó pasar negándose a llevar adelante una lucha seria. No convocó a movilizar el día de la votación en Diputados y un sector abrió una negociación con el gobierno, mientras algunos parlamentarios del peronismo dieron una ayuda fundamental en el recinto. Otra, la pelea contra el veto al aumento del presupuesto universitario, donde las burocracias y autoridades se negaron a llamar a la tercera marcha nacional que hubiera sido multitudinaria también y se hubiera expresado una vanguardia estudiantil que tomaba las universidades en todo el país. Se puede considerar también la inacción de las centrales frente al infame veto al aumento mínimo aprobado para los y las jubiladas.
La pregunta es obligada: ¿Qué hubiera pasado si estas peleas se daban con todas las fuerzas desplegadas?
Para pensar la respuesta, hagamos un repaso “cuantitativo” y “cualitativo” de lo que pasó.
Los golpes más duros
No se puede subestimar los golpes que buscó dar la derecha y los que logró. El ataque significó una caída salarial de importantes proporciones, aunque no fue para todos y todas igual. Los salarios registrados cayeron en este año un promedio del 12%. Un 7% perdieron los privados mientras un 22% fue la pérdida para los estatales. Para los privados, según el MATE (Mirador de la Actualidad del Trabajo y la Economía) representa una pérdida acumulada de $1.099.769 por trabajador en el año, para los estatales $3.314.736 en promedio, “en lo que va del mandato de Milei generó una transferencia de $27,3 billones, de los cuales 19,2 salieron del bolsillo de los asalariados de forma directa”.
Para los jubilados fue un recorte brutal, en los haberes y medicamentos. Un recorte que, según informa MATE, oscila entre un 20% y un 25% en relación al 2023 donde, en promedio, cada jubilado/a perdió casi 2 millones de pesos en este año de gobierno libertario.
Por fuera de esto, los beneficiarios del (ex) Potenciar Trabajo vieron congelados sus ingresos desvalorizándose un 60%.
El ingreso de los informales cayó un 13% según la Fundación Fundar.
La pobreza llegó al 54% y si bien ahora está bajando mantiene niveles altísimos (utilizando el método de medición del indec que subestima el verdadero valor de la canasta básica).
Se destruyeron 200.000 puestos de trabajo y los que se crearon fueron más precarios: monotributo y cuentapropismo. El parate en la Obra Pública producto del recorte del gasto, impactó sobre el empleo de los trabajadores de la construcción, además de lo que significa para la calidad de vida de la población en general. Hay lugares donde los golpes fueron duros como en muchas dependencias del Estado donde el propio gobierno dijo que se habían perdido 36.000 puestos de trabajo en el 2024 incluyendo Administración Pública, Empresas y Fuerzas de seguridad, además de los que está llevando adelante ahora. También en VW, Avon y muchas otras que no salieron a luz porque la propia burocracia peronista las ocultó. Lo mismo en otros lugares que tienen otro valor, como las fábricas del neumático, en especial Bridgestone, GPS o el propio Hospital Posadas, ya que allí se dieron golpes a sectores combativos. Las organizaciones sociales fueron atacadas, perseguidas y sus ingresos congelados limitando su poder de movilización.
Milei logró la aprobación de la Ley Bases, luego de haber perdido la Ley Ómnibus que encontró una dura resistencia en las calles y en el Congreso. Con la Ley Bases, aunque se redujo a la mitad los ataques contenidos en la Ley Ómnibus, producto de la negociación traidora de la burocracia sindical y los gobernadores, mantuvo un ataque de conjunto en diversos terrenos entre ellos, en relación al movimiento obrero. Se cambiaron aspectos que hacen a los derechos del activismo para luchar contra los despidos discriminatorios y hay puntos que atacan conquistas históricas y profundizan la flexibilización. Recordemos que el escandaloso caso Kueider demostró que su principal triunfo político fue una ley corrupta.
Dentro de los logros del gobierno está cierto “control de la calle”, aunque como veremos esto tuvo sus límites frente a las grandes movilizaciones y cuando intentó avanzar en un régimen policial con detenciones arbitrarias y encarcelamiento.
No se trata únicamente de la pérdida de conquistas y derechos del pueblo trabajador, ni de las derrotas sufridas en diversos lugares, sino también del intento, por parte del gobierno, de proyectar una imagen de fortaleza que en realidad depende sustancialmente de la colaboración recibida.
La resistencia de la que no se habla
Como decíamos, los ataques son conocidos. Fueron difundidos por los grandes medios e incluso por el peronismo que buscó justificar su actitud en la supuesta fortaleza absoluta del enemigo; incluso en algunos casos, dando a entender que había una suerte de aceptación de los ataques o una muy baja predisposición a enfrentarlos. Por eso los ataques se conocen pero no está dimensionada la resistencia.
En primer lugar, podemos tomar los datos de institutos que miden la “conflictividad laboral y social”. La Universidad Torcuato Di Tella, que lleva una serie histórica, alertó a mediados de año sobre “el regreso de la conflictividad”. En su estudio señaló que “el primer trimestre de 2024 muestra un cambio de tendencia con un notable crecimiento del ICL (Índice de Conflictividad Laboral). El pico se dio en enero de 2024. A su vez, dicho valor registrado en enero de 2024 es 309,7% mayor que el promedio del periodo diciembre de 2019 a noviembre de 2023”. Esa tendencia “alcista” se mantuvo durante todo el año. El Observatorio de Trabajo y Derechos Humanos de la Facultad de Ciencias Sociales (UBA), contabiliza 652 conflictos laborales y sociales entre enero y mayo de 2024, y luego de un descenso vuelve a subir entre septiembre y fin de año superando las 1200 protestas.
Además de estas estadísticas, hay muchos hechos que hemos reflejado este año y es importante no solo contabilizarlos sino ponderarlos. Partimos de que hubo dos paros generales fuertes, uno con movilización. Dos marchas universitarias. Una de más de un millón de personas frente a lo que se consideraba la posibilidad de un cierre de las universidades. Luego una segunda también histórica pero menos multitudinaria. El centro esta vez se encontraba en el salario de los y las docentes y no docentes universitarios y tanto las direcciones de los principales sindicatos de esos sectores como las del movimiento estudiantil no se jugaron a hacer lo posible para que tenga la misma masividad con una gran campaña para convencer de la necesidad de movilizarse por esas demandas. Los rectores y las autoridades, también “le soltaron la mano” a los docentes y no docentes. Así y todo, luego del veto se desata un proceso de tomas y de autoorganización estudiantil en todo el país.Tomados estos hechos es evidente que cada vez que se llamó a una acción masiva, el pueblo trabajador o los y las estudiantes no faltaron a la cita.
Dicho esto, destacamos algunas “claves” ponderando los sucesivos hechos de resistencia al gobierno:
a) El potencial hegemónico de las luchas de docentes, salud y jubilados
Durante el año hay un importante protagonismo, con peleas con gran apoyo popular, de docentes y salud. En el caso de la docencia Neuquina, una huelga de 8 semanas con un apoyo activo donde desde la directiva y las masivas asambleas de ATEN capital y otras seccionales se levantó la demanda por los refrigerios para lxs estudiantes y las condiciones edilicias, ganando apoyo en la comunidad. Esta política fue impulsada especialmente por la Agrupación Negra (PTS + independientes).
La docencia misionera realizó varias semanas de acampes, asambleas, cortes de rutas, se unió a lxs trabajadores de salud, organizaciones sociales y comunidades, estudiantes y recibió el apoyo del pueblo. El cuestionamiento docente a la política del gobierno fue aprovechado por un motín policial, y causó una crisis en la provincia. En Tucumán marcharon de manera autoconvocada 500 docentes. Entre estos procesos se incluye el paro en PBA llamado por la oposición “multicolor” donde pararon los distritos “celestes” que apoyan a Kicillof.
La docencia universitaria no fue ajena a esta tendencia. Además de la confluencia entre docentes, no docentes y estudiantes, lograron la adhesión de otros sectores educativos, de la cultura y otros gremios, que explican las masivas marchas de un millón de personas en abril y 500 mil en octubre.
En el Bonaparte, Garrahan y Posadas, se estableció un lazo con los pacientes y el barrio. Hubo movilizaciones comunes de hospitales y se lograron asambleas comunes en el Bonaparte donde confluyeron trabajadores de distintos sindicatos y no afiliados.
Las provincias “afectadas” por paros en docentes y salud fueron Buenos Aires, Ciudad de Buenos Aires, Neuquén, Río Negro, Misiones, Santa Cruz, Chubut, Córdoba, Jujuy, Tucumán, Santa Fe y Chaco, a lo que hay que agregar provincias donde el conflicto fue fundamentalmente docente, entre ellas Entre Ríos, Tierra del Fuego, La Rioja y San Juan.
Un factor moral de la resistencia es la persistencia heroica de la pelea de las y los jubilados cada miércoles en el Congreso. Soportando represiones por parte de la policía a la que responden con valentía.
b) Paros del transporte con apoyo popular
En muchas ciudades hubo medidas de gremios de transporte. La novedad no fue sólo la extensión geográfica sino que muchas veces contaron con apoyo popular pese a las campañas del gobierno y la propia política de la burocracia. Esto se debe a la certeza de los “pasajeros” de que ellos y los choferes tienen un enemigo común. De ahí la sorpresa de las entrevistas en terminales de colectivos y aeropuertos, cuando los “damnificados” “rehenes” salían en apoyo de sus “secuestradores”. Hubo paros de colectivos en AMBA, Jujuy, Córdoba, Corrientes, Chaco, Entre Ríos, entre otras.
En el caso de Aerolíneas Argentinas, la histórica bandera contra la privatización sigue viva en amplios sectores, lo que hizo que, a pesar de la campaña sucia del gobierno, los medios no pudieran evitar las expresiones de apoyo de los pasajeros a pesar de los inconvenientes que tuvieran.
c) Otros lugares estratégicos
El transporte es un lugar estratégico por sus efectos en la economía de conjunto. Además de los paros de colectivos y aviones, hay que agregar las medidas en ferrocarriles (La Fraternidad), Marítimos y Controladores Aéreos. Pero junto con ellos, hay que destacar otros lugares de importancia donde se dieron conflictos como los aceiteros que paralizaron los puertos y la exportación de granos. A distintos niveles sectores de la Rama Siderúrgica de la UOM donde se destacó Acindar pero involucró también a Siderar y Siderca. En Fate donde se dieron asambleas donde los trabajadores rechazaron un cambio en el sistema de turnos luego de soportar despidos y retiros voluntarios. Agreguemos a este mapa el paro de Praxair, proveedor de oxígeno a grandes industrias, o las medidas de trabajadoras de AFIP y Aduana frente a los despidos.
d) Paros en lugares que llevaban años sin pelear
Esto sucedió, entre otros, en los Ingenios de Tucumán por 48 hs; en el Sindicato Azucarero de Ledesma, luego de 7 años sin medidas de fuerza; las 96 horas de paro de los ceramistas en 35 plantas de todo el país (y en particular el conflicto de Fanelli); los conflictos en AFIP, Aduana, ANSES y otras dependencias; y decenas de municipalidades que tuvieron conflictos duros. La ocupación de Textilcom; el proceso de lucha con vigilia en la puerta de la Alimenticia Gonzalo contra el cierre en Mendoza; Metalúrgicos de IMPSA que siguen en conflicto frente al proceso de vaciamiento y privatización, y los Petroleros de los Pozos de YPF de aquella misma provincia suspendidos por el Plan Andes de traspaso de área, entre otros ejemplos.
e)Triunfos parciales
De las derrotas ya hemos hablado y también de las batallas no dadas que permitieron la baja de los salarios y los despidos. Pero también existieron en el 2024, triunfos parciales. Nos referimos a los aceiteros que lograron aumentos salariales con luchas duras. La docencia de Misiones que, luego de un mes de lucha, también consiguió un aumento de sus ingresos. La docencia neuquina consiguió aumentos de partidas para refrigerios y puso un freno al intento del gobierno de quitarles las licencias por maternidad y violencia de género a las docentes suplentes con la mal llamada “Ley de presentismo". El Hospital Bonaparte no se cerró por la toma del lugar por parte de lxs trabajadorxs y la solidaridad recibida. Los trabajadores de los Ingenios de Tucumán obtuvieron aumentos de salario, también Municipales de Córdoba y Godoy Cruz de Mendoza, Judiciales de la misma provincia y Transporte de Córdoba y de Catamarca, entre otras ciudades. Hubo reincorporaciones masivas en el INTI y de una parte de los despedidos en el Posadas. También reincorporaciones de choferes en Tucumán, parcialmente en Petroquímica de Río Tercero (que se estarían concretando en los próximos días) y totales en Praxair, todas las cuales se lograron tras fuertes paros, aunque sigue la intención patronal de generar despidos. Textilcom de Catamarca donde las obreras tuvieron la fábrica ocupada y con movilizaciones, que literalmente siguieron al gobernador Jalil hasta cuando salía a comer y lograron que este tenga que conseguir una nueva patronal, la reactivación de la fábrica y la vuelta atrás de los despidos. Hoy siguen peleando por sus derechos. En la provincia de Córdoba el gobierno dio marcha atrás con la suspensión del Boleto Educativo Gratuito luego de múltiples acciones estudiantiles espontáneas en toda la provincia. En el Hospital Garrahan se consiguió un bono de $500.000 que generó el pedido de renuncia del gobierno a la dirección del hospital. Fracasó el intento de desafuero de Claudio Dellecarbonara, del Secretariado del SUBTE luego de un paro contundente de las 6 líneas. Son reinstalados delegados de base en Jumbo Pilar.
También hubo resistencias y triunfos en peleas democráticas, en el marco de los avances del gobierno en el control represivo de la calle que fue enfrentado con importantes movilizaciones, como contra la Ley Ómnibus que contribuyeron a la derrota de esa ley. Luego, en las movilizaciones contra la Ley Bases fueron encarcelados 36 manifestantes que fueron liberadas gracias a una enorme campaña unitaria, una gran parte a los pocos días. Habían sido acusados de terrorismo y planificar un “golpe de estado”. Myriam Bregman, jugó un papel destacado junto con un amplísimo arco de organizaciones y dirigentes históricos de DDHH, partidos, sindicatos y personalidades en esta pelea que incluyó declaraciones a nivel nacional e internacional y movilizaciones. Es parte de los límites que se le impuso a la política represiva.
Por los hechos represivos en una marcha a la Legislatura de Santa Fe contra la Reforma Previsional detuvieron a cinco dirigentes gremiales, tres de ellos docentes. El hecho generó un fuerte repudio, una movilización y una histórica acción solidaria del gremio aceitero, que paró varias plantas por la libertad de los presos políticos. Bullrich buscó militarizar los aeropuertos para carnerear la huelga de Intercargo, lo que fue rechazado por los gremios.
Hay lugares centrales donde no hubo triunfos pero donde el gobierno encontró un límite pese a desplegar campañas feroces como en aeronáuticos con varios paros y donde, pese a los golpes recibidos, la privatización no pasó y se rompió el congelamiento salarial. A pesar de la campaña de demonización diaria de los trabajadores, no pudieron despedir ni un sólo trabajador de Aerolíneas (sí a compañeros de Intercargo) e incluso tuvieron que reincorporar a los pilotos despedidos. Jugó un rol la campaña persistente de los despedidos de GPS por su reincorporación que levantaron la defensa de Aerolíneas. Lo mismo se puede decir de Acindar donde luego de una lucha con fuerte apoyo popular y corte de ruta, lograron que no queden congelados los salarios de los efectivos, pese al despido de tercerizados y contratados.
f) Resurgen formas democráticas de organización para la lucha
Para poner algunos ejemplos. Surgen los autoconvocados en la docencia misionera. La organización en Asambleas e Interfacultades y formas de organización democrática extendida en las universidades de todo el país cuando se producen las tomas. La ocupación del Bonaparte dió lugar a asambleas de base donde confluyeron afiliados de distintos gremios y no afiliados, en unidad con los pacientes y la comunidad. A otro nivel, las Asambleas Populares o Barriales en el AMBA; un nuevo Movimiento de Jubilados; la Asamblea por Necesidad y Urgencia de Mendoza; “Unidos por la Cultura" con movimientos en el AMBA, Rosario y otras ciudades, Choferes autoconvocados del AMBA que marcharon a la UTA; en Neuquén los Autoconvocados de Salud y un proceso de lucha y autoorganización en la lucha docente; el Frente de Trabajadores de la Educación en Lucha y los Autoconvocados de Salud en Jujuy; la organización desde abajo y en las calles en el Garrahan que durante 5 meses de lucha y 10 paros, con la Asamblea de base permitió unir a todo el equipo de salud y la Posta de Salud con profesionales y estudiantes de Medicina que actuaron socorriendo a los heridos en cada manifestación.
g) Tendencias antiburocráticas en elecciones sindicales
El activismo de ADEP ganó las elecciones en Jujuy y lucha por su reconocimiento manteniendo un acampe en la puerta del sindicato. Lo mismo el Sindicato de Danza. Se recuperó también la Junta Interna del Conicet de Córdoba. En esa provincia, se retuvo el Cuerpo de Delegados combativo de WEG (UOM). Es recuperado Adosac de Santa Cruz. Pocos meses antes del triunfo de Milei triunfó una lista con peso de la izquierda en UEPC Capital, que luego continuó este año con la elección de delegados del gremio. En Neuquén las elecciones de Consejeros para ISSN también mostraron un avance de la izquierda, casi en paridad de votos con la burocracia en toda la provincia. También se mostró la fuerza de la izquierda y de sectores independientes en las elecciones de las tres fábricas más grandes de la Alimentación y en el ARS.
Esto estuvo ligado al incipiente resurgimiento de una vanguardia o sectores avanzados que estuvo al frente de las peleas y la experiencia con el gobierno y el peronismo; en estas elecciones pero también en las luchas más duras y los nuevos fenómenos que contamos. Esto es importante porque no tenemos que medirnos solo por la cantidad de luchas sino por si estas muestran que se empiezan a poner en pie los “sujetos” que pueden prefigurar la base de lo que puede ser una gran fuerza social y política de la resistencia.
h) Respuestas masivas por los derechos y contra la impunidad
La movilización por los derechos de la mujeres el 8 de marzo contra un gobierno anti derechos y misógino y la pelea contra la represión y la impunidad el 24 de marzo, acicateada por el negacionismo del gobierno que ahora se expresa en el ataque a símbolos de la lucha contra la impunidad como los despidos en la ESMA, donde podemos ver la pelea de las y los trabajadores de los "Sitios de la memoria" que ya tuvieron otros conflictos en el año.
i) La primera “pueblada” en Orán
Frente al asesinado de Fernando Gómez por parte de la Gendarmería en medio del “Operativo Güemes” impulsado por Bullrich. Un hecho sintomático frente a un crimen de estado. Aquí el pueblo demostró con mayor claridad la necesidad y el derecho a defenderse de los ataques del estado, cuestión indispensable y a desarrollar en esta etapa donde la represión busca imponerse frente a cada movilización, comenzando por la campaña unitaria para que este crimen no quede impune.
De todos estos procesos fueron quedando sectores avanzados, muchos organizados y nuevas instituciones que son un haber para lo que se viene.
Perspectivas de la resistencia
Como se puede ver, “voló más que una mosca” y como dijimos estamos en los inicios de esta “guerra”, con amplios sectores del pueblo trabajador que votaron a Milei y otros que mantuvieron su apoyo al “mal menor” creyendo que iba a significar un freno a los planes de la derecha y que hoy están desilusionados, como se puede ver en encuestas difundidas en medios nacionales en las que un el 67% de los votantes de Unión por la Patria dice que "son muy pocas las movilizaciones en contra de Milei, debería haber muchas más".
Nadie lo puede negar: resistencia hubo y se expresó en múltiples acciones a lo largo del país. Pero esa resistencia no fue la necesaria para darle golpes duros al plan del gobierno como se podrían haber logrado. Había fuerzas para eso si se las convocaba. Si la resistencia no se desplegó a un nivel superior se debe en primer lugar a la responsabilidad del peronismo y la burocracia sindical que no hicieron ningún esfuerzo por movilizar a 44% que se opone deliberadamente al gobierno. A diferencia de los parlamentarios de la izquierda, que apoyan a los jubilados cada miércoles y en cada conflicto, el bloque de casi 100 Diputados peronistas brilla por su ausencia como tal. Para no hablar de los que “la panquequearon”.
Existió resistencia, pero fue más dispersa y débil de lo necesario. Por eso el gobierno pudo dar una serie de golpes y derrotas. Algunas parciales, por empresa o lugar, otras más generales como las leyes que pudo votar, pero la relación de fuerzas de conjunto no está definida teniendo en cuenta los objetivos mucho más ambiciosos del gobierno. Se logró poner límites a los objetivos del gobierno, que a pesar de eso intenta por todos los medios imponer la idea de que cuenta con una fortaleza propia que hace muy difícil enfrentarlo, cuando esto, en realidad, tiene una parte de su explicación en los colaboracionistas y transeros de todo tipo.
Más allá de los tiempos y ritmos que los objetivos electorales y las contradicciones económicas le impongan al gobierno, este año que empieza seguirán atacando para avanzar en el saqueo y la explotación.
Las experiencias de 2024 tienen que ser un punto de apoyo para una resistencia que necesariamente tiene que pegar un salto, endurecerse y coordinarse. Esto es fundamental porque el gobierno y las patronales concentran sus ataques de forma más dura y porque la dispersión y fragmentación que imponen las conducciones impiden fortalecer cada pelea y la resistencia de conjunto. Tenemos que buscar en estas peleas, darles la mayor fuerza posible, unirlas con otros sectores y enfrentar a la burocracia para que este año podamos derrotar su política de división. Pelear en común y buscar que vaya madurando cada vez más una vanguardia que se endurezca y saque conclusiones de cada pelea, más allá de cada batalla parcial, es parte de seguir organizando y desarrollando la resistencia.
No hay otra manera de enfrentar a un gobierno de este tipo y también darle un golpe serio a la política traidora de la burocracia que sostiene a Milei.
La pelea política y en el terreno electoral también marcará la tónica del 2025. El activismo y quienes vieron con simpatía cada batalla y cómo actuaron las distintas organizaciones políticas tendrán que intervenir en esa disputa política también. El Frente de Izquierda y los Trabajadores Unidad, no sólo peleó dentro del Congreso y las legislaturas siendo el único bloque que mantuvo su unidad opositora, sino que además puso el cuerpo e impulsó cada movilización. Esto de parte de toda la militancia y de todos los parlamentarios como Nicolás del Caño, Myriam Bregman, Alejandro Vilca, Christian Castillo y el resto de los y las diputadas del FITU, lo cual se replicó en varias provincias. Es la única fuerza política que además plantea un programa alternativo que se opone al extractivismo, la precarización y el pago de la deuda fraudulenta en que se basa Milei. Disputar la conciencia política al peronismo, hoy nacionalmente encabezada por CFK, será una tarea de primer orden partiendo que ya hay amplios sectores que votaron a Massa y ven cómo actúan (o se borran) los dirigentes peronistas en contraposición a la izquierda que siempre está. Esto es parte de la lucha por derrotar el plan de Milei.
Sin embargo el escenario de conjunto habrá que verlo en función de la propia dinámica económica, así como de cómo actuará el gobierno de Trump y qué consecuencias tendrá su asunción para el país.
Por otro lado se deberán ver qué procesos de vanguardia se darán y si estos abren o no la posibilidad de romper la postración que imponen las burocracias. También el rol que tendrá el movimiento estudiantil que comenzó a emerger como actor en todo el país y otros sectores. Por eso mismo en futuras notas seguiremos la reflexión sobre la estrategia y el programa de los clasistas hacia las organizaciones de los y las trabajadoras en esta etapa, así como el rol de las agrupaciones clasistas para enfrentar lo que se viene.
En lo inmediato, convocamos a organizarse con la izquierda consecuente, rompiendo con las fuerzas políticas colaboracionistas, a la vez que impulsamos sin ningún sectarismo todo agrupamiento de los sectores combativos que, en los sindicatos, organizaciones estudiantiles, sociales y barriales, se propongan impulsar la resistencia de la clase trabajadora y la juventud, en la perspectiva de preparar la contraofensiva.