Foto: Télam
Necesitado de los votos que le faltan para ganar en primera vuelta este domingo, Daniel Scioli cargó su acto de cierre de campaña en el Luna Park con promesas para gusto de todos y todas.
La principal de ellas, una demanda sentida y reclamada por un sector de la clase obrera en los últimos años: la modificación del mínimo no imponible del impuesto al salario.
"Me comprometo a modificar el impuesto a las Ganancias. Un trabajador o jubilado que gane menos de 30 mil pesos netos de bolsillo no va a pagar este impuesto. Y esta medida se actualizará por ley en porcentaje de la movilidad jubilatoria", dijo Scioli en uno de los pasajes centrales de su discurso.
Vale recordar que durante el segundo mandato de Cristina Fernández de Kirchner hubo cinco paros generales, convocados por las centrales sindicales opositoras, que tuvieron la modificación de este impuesto en el centro de sus demandas.
La promesa de Scioli, ayer, fue dirigida hacia el sector de la clase trabajadora que paga este impuesto, buscando su voto para pasar el 40% necesario para evitar el ballotage.
En menor medida, el anuncio fue también un gesto hacia la burocracia sindical que el día anterior se había reunido en el Hotel Castelar, dando un fuerte paso hacia la reunificación de la CGT (con las ausencias de Antonió Caló y Ricardo Pignanelli). La promesa de modificación del impuesto al salario le facilita a estos sectores alinearse con el futuro gobierno para garantizar la “paz social” que requiere el ajuste, y a cambio obtener sus prebendas. Los sectores más golpeados serán los que lejos están de pagar este impuesto. Por eso el Frente de Izquierda plantea la anulación del impuesto al salario pero también las demandas de toda la clase trabajadora.
La promesa de Scioli es, también, un reconocimiento de las mayores aspiraciones de la clase trabajadora, que se ha fortalecido durante todo el ciclo kirchnerista y ofrecerá resistencia al ajuste que se viene.
Esta tendencia, más temprano que tarde, producirá mayores choques con el futuro gobierno, que tras la demagogia electoral aplicará un ajuste en regla. Los obreros de Cresta Roja marchando ayer por el centro porteño son una postal de lo que se viene.
Por eso, el anuncio de un gabinete lleno de reconocidos represores y ajustadores, es la verdadera preparación de Scioli para lo que viene.
Un discurso para todos y todas
Atento a lo que falta (no del proyecto, sino de los votos), Scioli buscó también su pata radical, su pata peronista disidente, a los ultra K, a los que buscan un giro a los mercados… a todos.
Prometió entonces también en su discurso la construcción de un millón de viviendas y devolver el IVA a jubilados y beneficiarios de planes sociales, como parte de políticas de “redistribución del ingreso”. Subrayó asimismo que “mi compromiso será con los humildes, los trabajadores y la clase media. Convoco a los peronistas, radicales, socialistas, progresistas, independientes e indecisos. A los radicales del campo nacional y popular, porque Raúl Alfonsín, el padre de nuestra democracia, inició muchas de las políticas que nosotros implementamos en estos años. Convoco a los peronistas que se alejaron, porque renovarán su fe”.
También tuvo tiempo para prometer pagarle a los fondos buitres como piden a gritos las clases dominantes, y sin contradicción alguna hacer afirmaciones para el gusto del paladar kirchnerista. “La Argentina va a decidir integrarse cada día más al mundo”, dijo en una declaración inequívoca de negociación con los buitres para volver a tomar deuda. Eso no le impidió decir también que "tomen nota aquéllos que querían ir a pagar a los fondos buitre de cualquier manera, y reconozcan, de una vez por todas, el coraje que tuvieron Néstor y Cristina Kirchner. Recibiremos un país desendeudado, con más soberanía y paz social".
En otro pasaje de su discurso, Scioli destacó la decisión de haber revelado casi íntegramente lo que sería su gabinete.
Más allá de todas las promesas de campaña, eso vale más que mil palabras: es un equipo para la represión, el ajuste y la impunidad.
Presencias, y una ausencia
En el Luna Park estuvo presente todo el arco oficialista, incluidos gobernadores, intendentes, legisladores, dirigentes gremiales y agrupaciones. Antes de Scioli hicieron uso de la palabra el candidato a vicepresidente Carlos Zannini y el candidato a gobernador por la provincia de Buenos Aires, Aníbal Fernández. La única ausencia relevante fue la de Cristina Fernández.
Sin embargo, anticipando lo que viene, un dato saliente es que Scioli se detuvo especialmente a nombrar uno por uno a todos los gobernadores presentes, incluyendo a los de relación tirante con la Casa Rosada. Se viene una profundización del ajuste y la impunidad, a la que el Frente de Izquierda llama a enfrentar. |