Una suprema catástrofe toma por sorpresa y en desventaja al pueblo mexicano. Se trata del huracán Patricia que tocó tierra en la costa del Pacífico este viernes a las 6 de la tarde y que la Comisión Nacional de Agua (CONAGUA) y distintos especialistas ya han catalogado como el más peligroso en la historia del planeta desde que se tiene registro.
Se trata del huracán más poderoso que se conozca en la historia y en todo el mundo porque ha superado los 315 kilómetros por hora (anterior récord). A mediodía del viernes, el huracán avanzaba a una velocidad de 325 kilómetros por hora, de acuerdo con las declaraciones del Comité Nacional de Emergencias del Sistema Nacional de Protección Civil.
El huracán tomó a los mexicanos por imprevisto. Se formó la semana pasada y en apenas un día ya alcanzaba velocidades enormes y había crecido a categoría cinco (la máxima según la escala Saffir-Simpson).
Uno de los últimos fenómenos catastróficos que acogieron a la humanidad sucedió en el 2013 en Filipinas con el tifón Haiyán que dejó más de 6 mil muertos. Sin embargo, el huracán Patricia ha alcanzado vientos a velocidades mayores que ese tifón y sus efectos son incalculables.
En Jalisco, Michoacán y Colima ya se anuncian deslaves en carreteras, desprendimiento de techos, árboles caídos y derrumbes.
Ante ello, el gobierno mexicano -que como ya otras veces hasta último momento no ha anunciado medidas concretas- pidió la evacuación de 10 mil turistas y 50 mil habitantes. Se advierte que la actual fuerza del huracán basta para levantar personas, coches y desviar aviones. Por eso, cientos de familias evacuadas ya se están trasladando a albergues provisionales, que no son suficientes para tal catástrofe.
CONAGUA ha pronosticado que el huracán PATRICIA afectará varios estados de la república- Su trayectoria que comenzó en Jalisco podría cruzar Aguascalientes y Zacatecas hoy 24 de octubre y el domingo a Nuevo León y Coahuila de Zaragoza.
La incapacidad del gobierno mexicano se evidencia
Aunque el huracán sea un fenómeno natural impredecible e incontrolable, sus consecuencias se potenciarán por la falta de planificación, recursos y prevención por parte del estado, a quien la situación de las grandes mayorías trabajadoras -que son siempre los principales damnificados- no le importa. Para los capitalistas y sus gobiernos no es prioridad.
Se pronostica que en estos días caiga casi el 40% del total de lluvia que se registra todo el año en el territorio afectado y que este fenómeno se una con el frente frío número 8. Así, la situación será aún más catastrófica para las clases más oprimidas del país: miles de mujeres, ancianos, niños, animales, trabajadores, campesinos e indígenas verán afectadas sus únicas propiedades, sus fuentes de empleo, trayendo consigo el aumento en la precariedad y subsunción de la vida
Peña Nieto solo atinó a decirle -vía twitter- a los residentes que esperen al huracán y estén atentos y unidos, es decir, llama a tomar precauciones en lo abstracto.
El gobierno carece de capacidad para enfrentar catástrofes porque su política nunca le ha apostado a mejorar las condiciones de vida de los millones de mexicanos. Millones de ellos viven con el salario mínimo y tienen viviendas precarias e informales.
El gobierno de Peña Nieto le está apostando a redensificar ciudades como Guadalajara -que también se verá afectada por el paso del huracán- que aumentará el número de afectados por catástrofes naturales.
Por otra parte, el gobierno está aprovechando esto para lanzar una campaña propagadística e intentar aparecer “preocupado”: pretende así recuperar algo de su credibilidad, o cuando menos, evitar que las consecuencias sociales de Patricia signifiquen un nuevo golpe para su legitimidad.
Es probable que de este suceso salga a relucir la hipocresía y voracidad de los capitales privados que tienden a construir con materiales deficientes y querrán aprovechar, con la complicidad de los gobiernos estatales y federal, para reconstruir a costa de la población que sufra los efectos de “Patricia” pactando con los capitalistas de las constructoras.
Ya en otras ocasiones hemos visto como estos desastres son aprovechados por el estado para sacar a los militares a las calles, y profundizar la militarización con la excusa de “ayudar a la población”.
Sin embargo, no es de la mano del gobierno, los partidos patronales y las fuerzas represivas como los trabajadores y la población damnificada podrá hacer frente a esta situación. Al igual que en el terremoto del 85, serán los trabajadores y las comunidades los que enfrentarán la tragedia y hagan evidente que la fuerza de las clases desposeídas es la única capaz de construir y mejorar lo devastado ante la indiferencia, incapacidad y parálisis del gobierno de Enrique Peña Nieto. |