Hace diez años ocurrió la tragedia de Cromagñon, desde entonces se criminaliza el rock, la cultura es “sospechosa”, la juventud es estigmatizada en los medios masivos de comunicación, los espectáculos en vivo son sinónimo de problemas. En este contexto, fueron creciendo los espacios alternativos por la necesidad de encontrar un lugar donde expresar producciones artísticas y culturales. Hoy estos espacios están en el centro de la mira del Estado.
En los últimos tres meses, el Gobierno del PRO clausuró más de 25 centros culturales independientes de Buenos Aires. Entre ellos se encuentran el “Teatro Mandril” en San Cristóbal, “El café de los patriotas” en La Paternal, “Vuela el pez” y “La casa de Teresa”, en Villa Crespo, “Víctor Jara” y “Compadres del horizonte” en Parque Patricios. La mayoría de las clausuras se basan en “motivos técnicos” o “faltas menores” y la rapidez en que estas logran resolverse hace pensar que no se trata de problemas estructurales claves. Además, cada clausura implica una sanción desde 6 mil pesos para levantarla, propio de una política recaudatoria impuesta desde el Estado. Esas sanciones son la causa de cierres definitivos de muchos de estos espacios. El problema de estas clausuras no es por negligencia, sino porque actualmente existe un vacío legal. Al no contar con una norma que permita habilitar estos espacios de acuerdo a su identidad, resulta difícil cumplir con el marco legal que se les exige.
“La cultura no se clausura”
Frente a esta política macrista que intenta monopolizar la cultura, más de 5 mil personas se movilizaron en distintos lugares de la ciudad, bajo la consigna “la cultura no se clausura”, en defensa de los espacios culturales autogestivos.
A pesar de estos obstáculos, que atentan contra la producción independiente, la cultura autogestiva está adquiriendo cada vez más visibilidad. Un ejemplo de esto fue el Festival de Cultura Autogestionada (FCA) que se llevó a cabo en más de 60 espacios culturales y artísticos de la Ciudad desde el 21 hasta el 28 de Septiembre. Según los organizadores, “FCA es un festival impulsado por productores, artistas y espacios de la Ciudad de Buenos Aires que entienden la gestión cultural como un vehículo de expresión artística, una fuente de trabajo y una herramienta con capacidad de modificar socialmente el entorno.” El festival incluyó espectáculos musicales, muestras de arte, proyecciones audiovisuales y performances, entre otras disciplinas.
Organizados con lógicas que cuestionan una metodología de producción individualista y lucrativa, este colectivo de trabajadores, productores y artistas independientes propone una alternativa que choca contra un modelo de gestión cultural subordinada al mercado y sus necesidades.
La convocatoria fue abierta a todo aquel que quisiera participar, promoviendo el cruce, circulación y encuentro de personas y nuevos contenidos culturales. Algunos de los artistas que formaron parte fueron “Él mató a un policía motorizado”, “Violentango”, “Camarones del aljibe”, “Chel”, “Dúo Quetrén”, “Morbo y Mambo”, entre otros.
Cabe destacar que es necesario reflexionar y debatir en qué situación estamos de la producción cultural, considerando a ésta no sólo en sus formas de expresión artística sino también de acción social, ligada al derecho de los trabajadores y el pueblo con menos recursos por el acceso y la participación de la misma. |
