Foto: EFE / Quique García
La Policía Nacional española registró este martes varios domicilios y sedes de empresas relacionadas con las actividades empresariales de los hijos del ex-presidente de Catalunya, Jordi Pujol.
Esta operación se produce apenas unos días después de la detención de los dos últimos tesoreros de Convergencia Democrática de Catalunya (CDC), partido fundado por Jordi Pujol, de 84 años y quien fue presidente de Catalunya durante seis mandatos, desde 1980 a 2003.
Las investigaciones abiertas sobre las actividades económicas de los hijos del ex-presidente de Catalunya por presunta corrupción no son nuevas. Comenzaron en julio de 2014, cuando Jordi Pujol por primera vez confesó lo que siempre había negado tajantemente: la existencia de cuentas en el extranjero.
Hasta esa fecha, cada vez que se hablaba de desvíos de fondos a paraísos fiscales de parte de Pujol o de Artur Mas, los convergentes rebatían con un ataque de defensa: acusarlos significaba atacar a Cataluña y el proceso independentista. Una defensa que tiene larga trayectoria desde que Pujol había sido elegido presidente de la Generalitat, cuando, tras el caso de la Banca Catalana, el reluciente presidente dijo desde el palacio de la Generalitat: “Este ataque no es contra mí, sino contra Cataluña”.
Así también presentó Mas la semana pasada el caso del 3%, como otro nuevo "ataque al proceso" del que él y su partido serían víctimas.
Sin embargo, en aquel julio de 2014 esta defensa se había hecho imposible frente a una crisis del régimen político y cuestionamiento al partido gobernante que tuvo en su principal ciudad, Barcelona, un 15M potente en las calles que gritaba "No nos representan". Tres años después, la confesión de Pujol lo obligó a abandonar sus cargos como presidente fundador y de honor de Convergència Democràtica y de la federación con Unió Democràtica. También tuvo que aceptar la revocación de su pensión, el cierre de la oficina que tenía atribuida y el título de Molt Honorable.
Para Artur Mas la caída del Pujol se le volvió en contra inevitablemente. El President había sido parte de los Gobiernos de Pujol y su candidatura a la presidencia de la Generalitat se la debe a él y a su familia. Mas había compartido todas las reuniones decisivas de Convergència y de CiU en la última década, siendo además consejero de Hacienda. Pujol no sólo tiene toda una historia en la política catalana, también es quien ha estado en todos los momentos decisivos de CDC y en todas las decisiones que afectan al proceso soberanista.
El clan Pujol y los convergentes hablan de una especie "conspiración" de la derecha anti-independentista digitada desde Ministerio del Interior. Probablemente sea cierto, pero en tal caso la conspiración se limita a cómo y cuándo se destapan estas tramas. El caso Pujol era conocido por todo el establishment político desde hace años.
No obstante, estas operaciones expresan la profunda crisis del Régimen que destapan las peleas entre diferentes facciones burguesas y alas políticas que existen sobre un asunto clave para el Régimen político: la cuestión catalana.
Y si algo indica la trama Pujol, así como la nueva trama "del 3%", es la estrecha connivencia de CiU con los partidos, instituciones y mecanismos de corrupción política propios del Régimen del ‘78, que no se dan sólo en Catalunya.
Desde hace tiempo se vienen destapando casos que trastocan a todas las instituciones del Régimen, desde la Monarquía con el caso Urdangarín, pasando por los dos grandes partidos del Régimen (PP y PSOE), hasta llegar a los sindicatos. La lista de mega casos de corrupción también es larga para Rajoy y el PP: la trama Gürtel, Bárcenas, Matas, Carlos Fabra, de Francisco Camps, de Cotino. Hasta la Confederación Española de Organizaciones Empresariales (CEOE) tuvo su "destape" con el caso Díaz Ferrán, uno más de los empresarios corruptos.
Los Pujol, empresarios y políticos de la trama del 3% presos y registrados, son imágenes fieles de un Régimen en crisis que ya no puede ocultar sus aristas más degradantes. |