Marcelo “Pipí” López es testigo clave en la causa que investiga el asesinato de Ismael Lucena a manos de policías de civil. El 10 de noviembre de 2011, Pipí estaba junto al “Negrito” y sobrevivió a la feroz golpiza que les propinaron los agentes Mondino Bessero y Antonio Monserrat. Volvían de casa de una amiga y sólo por portación de visera y caminar por las calles del Barrio El Gráfico, fueron perseguidos a los tiros y recibieron una paliza de los uniformados que terminó con la vida de Ismael, de 25 años.
Cuando están por cumplirse 4 años de este hecho aún el juicio no tiene fecha y los implicados se encuentran en libertad. Desde el comienzo las familias y testigos fueron víctimas de una serie de persecuciones y amenazas. Una de ellas, tuvo como objetivo nada menos que al hijo de Pipí, de 16 años, que fue abordado por desconocidos en diversas oportunidades inquiriendo por su padre en tono amenazante. El pasado jueves 22 pasaron de las amenazas verbales a la agresión física: 4 desconocidos descendieron de un auto, interceptaron al joven y sin mediar palabra lo insultaron y le partieron la cabeza de un culatazo. El adolescente tuvo que ser asistido en el Hospital Padilla recibiendo puntos de sutura, aunque fuera de peligro. Fue también un culatazo el golpe que le quitó la vida al joven Ismael.
López, que fue candidato en las elecciones por el FIT, manifestó que “realmente nos preocupa mucho este tipo de situaciones que se repiten, yo miraba a mi hijo golpeado en la cabeza, con una pistola, me hizo revivir lo que le hicieron a Ismael. El mismo golpe, de repente en la misma guardia de Hospital, pero esta vez con mi hijo”.
“La situación es muy grave, porque el juicio aún no tiene fecha y los acusados, que viven en la misma zona, están sueltos y tememos que se vuelvan a repetir este tipo de agresiones y amenazas. Uno de todas maneras seguirá con las denuncias, la organización y no vamos a parar hasta que los asesinos de Ismael estén presos” afirmó. |