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19 de enero de 2025 Twitter Faceboock

Profesores
Profesora es despedida por decir que el SIMCE no es obligatorio
Nuestra Clase

En el marco de las críticas al SIMCE y las represalias post paro docente, reproducimos en La Izquierda Diario Chile el testimonio de una profesora que denuncia discriminación de parte de un conocido establecimiento de Ñuñoa por emitir su opinión frente a la evaluación.

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Mi nombre es Paula, Licenciada en Lengua y Literatura Hispánica de la Universidad de Chile, egresé en agosto de Pedagogía en Educación Media de la misma casa de estudios. Relataré lo más brevemente posible la situación violenta que viví el día martes 20 de octubre en mi lugar de trabajo.

El día 23 de Septiembre de este año empecé a trabajar haciendo un reemplazo como profesora de lenguaje en el liceo Manuel Montt-Pedro de Valdivia de Ñuñoa.
El día martes 20 de octubre del presente, realizaba mi clase con un segundo medio cuando un estudiante dice que no quiere rendir el SIMCE, a lo que yo respondo que no es obligatorio darlo. Les expliqué los fundamentos por los cuales este tipo de pruebas estandarizadas no son un real aporte a la educación chilena y además les dije que el carácter voluntario estaba estipulado por la ley.

Esta situación se produjo en el bloque entre las 9:30 y las 11:15 am. En el bloque siguiente me encontraba haciendo clases con otro curso, cuando llega el Jefe de UTP y me indica que la Directora y él tienen que hablar conmigo, me saca de clases y me lleva a la oficina.

Empiezan a hablar y la directora me explica que recibieron comentarios en torno a que yo había dicho que el SIMCE no era obligatorio y que, poco menos, había incitado a los estudiantes a no rendir dicha prueba, a lo que respondo que efectivamente dije que no era obligatorio, pero que jamás incité a ninguno de ellos a nada.

Estuvimos hablando largo rato, y la conversación empezó a tener un tono violento. Me dijeron que no me había puesto “la camiseta por el colegio”, me preguntaron si realmente sabía las consecuencias que podía tener para el colegio y “para los niños” mi acción, aludiendo a que ellos necesitan que den esa prueba porque si no no reciben los beneficios para que “los niños”, que vienen de contextos vulnerables, puedan tener una mejor educación, ya que probablemente estar en ese colegio sea la última oportunidad de ellos para salir adelante. Me dijeron también que no había pensado en las y los colegas que trabajan todo el año para poder rendir un buen SIMCE, que había pasado a llevar su trabajo y que había sido egoísta al decir algo así en clases, ya que ellos se esfuerzan durante todo el año para que los estudiantes asistan a clases, sobre todo a rendir esta prueba, basándose en que el índice de inasistencia en el colegio es alto.

Les dije que no estaba de acuerdo con lo que planteaban, que jamás incité a nadie a nada, y que lo que había dicho es una realidad, una verdad; en ese momento el jefe de UTP me rebate diciendo que sí es obligatorio que asistan al colegio, a lo que yo le respondo que una cosa es la asistencia y otra es la obligatoriedad de la prueba SIMCE.

Cuestionaron mi forma de reaccionar, volvieron a preguntarme si estaba consciente de las consecuencias que podría traer esto “a los niños” y a las y los colegas que trabajan en el liceo, porque cada una y cada uno de ellos podría perder su trabajo si al colegio le iba mal en la prueba, a lo que volví a responder que sí estaba consciente de las consecuencias que podrían tener mis dichos.

Les expliqué que yo no estaba en absoluto de acuerdo con dichas pruebas (por los argumentos que conocemos) y que lo único que ellos hacían con eso es mantener las lógicas que sólo fomentan la comparación, la clasificación de los liceos, y por ende, de sus estudiantes, que finalmente le son funcionales al sistema para mantener la división social entre pobres y acomodados.

El jefe de UTP, refiriéndose a mi dice: “tu no pensaste en x persona, ni en x persona, ni en mi cuando dijiste eso, y discúlpame que te lo diga, pero tu forma de actuar es como la de Hitler, porque pusiste la ideología antes que las personas”. Le dije que no estaba de acuerdo y que era una lectura, errónea, de lo que había hecho.
Le expliqué además que como lo que había dicho era una verdad, y que además efectivamente esta prueba trae más perjuicios que beneficios, había un movimiento social grande, con amplias simpatías en la población en general, y que está por una educación diferente, que no segregue, que no discrimine; a lo que ellos responden que “son un grupo de anarquistas”.

Después de eso me dijeron que si era tan consecuente en mi pensamiento y acción, que por qué había estudiado pedagogía sabiendo que tendría que trabajar en colegios regulados por el MINEDUC y que tendrían que rendir estas pruebas, que para eso mejor me hubiera ido a cualquier otro colegio que no pase por manos de dicho Ministerio; y también que si era tan consecuente, si me parecía que “después de haber causado esto, deberías esperar que nosotros te despidamos”, a lo que yo le respondo preguntándole: “¿Qué me está queriendo decir?, ¿Qué firme mi renuncia?”, pero no respondió claramente.

En un momento llamaron a la jefa de departamento de lenguaje, quien no tenía idea de lo que estaba sucediendo ni del motivo de esta reunión (ya que esto había sido durante la mañana) y le tomó por sorpresa. Le dijeron todo ‘lo que había hecho’ y que claramente yo no había pensado en ella y en su trabajo al haber dicho eso.

Me trataron además de mentirosa, porque al momento de presentarme a la entrevista “no les dije que estaba en contra del SIMCE”, y que ellos pensaban que mi intención era boicotear el trabajo de todas las colegas y los colegas del establecimiento.
Obviamente les dije que mi intención nunca fue boicotear el trabajo de nadie, y que en ese caso estaba dispuesta a ir a hablar con las y los estudiantes para dejarles claro que nunca fue esa mi intención, que en ese sentido estaba dispuesta a reparar el daño hacia las y los colegas que se esforzaban en su trabajo, pero que claramente no llegué al liceo pensando en dañar o perjudicar a nadie, sino que simplemente había dicho que el SIMCE no era obligatorio.

Para entender mejor este punto, tengo que explicar que el liceo realiza ensayos SIMCE durante todo el año, con nota al libro, que además les hacen actividades a los Segundos Medios para motivarlos a rendir una buena prueba, entre otras prácticas con fines motivacionales.

La Directora y el Jefe de UTP indicaron que mi reacción era infantil, que “les daba lata tener que retarme”, ante eso respondí que no tenía por qué ser así, si estábamos hablando de igual a igual, porque somos colegas. Plantearon también que sabían que no importaba lo que me dijeran porque “me entraría por una oreja y saldría por la otra”, aludiendo a que no cambiaría mi forma de pensar, pero tratándome también como a una niña.

Les expliqué que comprendía la molestia, pero que seguía sin estar de acuerdo con lo que me planteaban, y que por lo que me estaban diciendo entendía que ya no me querían trabajando con ellos.

La directora en un momento me mira y dice que si ella estuviera en mi situación, con la media embarrada que dejé (refiriéndose a que probablemente muchos estudiantes no quieran rendir la prueba después de eso) no recibiría ni un peso de la institución, a lo que simplemente no respondí, me pareció un exceso.

Finalmente expusieron que desde ese momento ya no era parte del liceo y que no podía tener ningún tipo de contacto con las y los estudiantes, que me entregarían el pago correspondiente a los días trabajados y que ella, como directora, tenía que trabajar con gente en la que puede confiar y que claramente en mi no confía.
También plantearon que era lamentable lo que había hecho, ya que tenían proyecciones en el liceo conmigo, pero que después de esto no podían hacer otra cosa.

Después la directora me informó que mandarían una carta de amonestación a la inspección del trabajo “por malas prácticas pedagógicas”, a lo que respondí que yo no trabajaba con lógicas punitivas y que me conflictuaba que mandaran esa carta con ese motivo, siendo que no creo que esta haya sido una mala práctica pedagógica.
Finalmente estudiantes me encuentran en el patio y me cuentan que llegó una profesora a hablar con ellos, y que esta persona les dijo que yo había renunciado, pero claramente esto no fue así; a los estudiantes se les entregó información falsa.

Podría extenderme más y seguir detallando la situación, lo que dijeron, cómo me trataron, pero creo que con esto queda clara su forma de trabajo y de trato a una profesora, atentando contra la libre expresión y deformando opiniones legítimas que poseemos los profesores.

Escribí este relato básicamente porque creo que es necesario que este tipo de situaciones se hagan visibles. El motivo de mi despido no fue más que haberles dicho a las y los estudiantes de un segundo medio que el SIMCE no era obligatorio.

 
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